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No puedo creerlo Félix decía Tiana.

Yo tampoco, y aquí entre los dos susurró me duele un poco sentarme todavía.

¡Félix! chillo Tiana no era necesario saber eso.

Perdón levantó las manos es en serio.

Bueno ya, ya perdimos la primera hora y sinceramente el día está de flojera, ¿quieres ir por un helado?

Vamos dijo Félix mientras sonreía.

Los días pasaban rápidamente, al igual que las semanas, hasta que llegó el día en que Félix se tenía que ir.

No puedo creer que te vayas ya decía Marc, quien estaba haciendo un buen esfuerzo para no llorar.

Yo tampoco puedo creerlo suspiró pero irás a verme, ¿no?

¡Claro que si! se apresuró a decir ahí me tendrás por un largo tiempo.

¿Me lo prometes?

Te lo prometo lo abrazo.

Se encontraban en el aeropuerto, Félix estaba a unos cuantos minutos de salir y sus ojos ya empezaban a ponerse llorosos.

Te voy a extrañar tanto las lágrimas comenzaban a salir.

Yo a ti también dijo Marc, mientras lo volvía a abrazar, esta vez más fuerte ahora tu prometeme algo ¿si? Félix asintió no encuentres a alguien mejor que yo.

No hay nadie mejor que tú le contestó Félix.

Me da miedo que en cualquier momento puedas cambiarme trato de seguir conteniendo sus lágrimas, pero no pudo.

¿Crees que a mi no me da miedo? lo tomó de las mejillas no va a pasar nada de eso bebé, confía en mi.

Lo hago, pero no podré vivir tranquilo sabiendo que cualquier tonto podría estar coqueteando contigo.

Calma le sonrió no te preocupes.

Si tú lo dices le regresó la sonrisa.

Vuelo 356 con destino a San Francisco, favor de abordar por la puerta A12.

Creo que ya es hora dijo Félix, mientras suspiraba y mas lágrimas salían de sus ojos.

Te quiero Félix dijo Marc, antes de darle el beso de despedida.

Yo te quiero más le contestó al final del beso.

Por último Félix se despidió con un abrazo de sus padres y Lea, para después, sin siquiera mirar atrás pasó la puerta para después subir a su avión, le esperaban 8 horas de viaje.

En cuanto Félix llegó a San Francisco, pidió un taxi para que lo llevará a la Universidad, la cual se encontraba hasta el otro punto de la ciudad.
Al llegar a la Universidad Félix quedó maravillado, se veía mucho mejor que en fotos y era enorme. Tanto que fácil podía perderse.

Buenos días saludo, llamando la atención de la secretaria en el edificio principal mi nombre es Félix Alexander Beckett.

La secretaria busco a Félix en su computadora.

Mhm emitió su dormitorio se encuentra en el edificio E, habitación número 156 se paró y dio la vuelta, para abrir un cajón y sacar unas llaves y una hoja le entregó sus llaves y su horario.

Muchas gracias dijo para después dar media vuelta e irse en busca de su dormitorio.

Camino por lo largo de la Universidad, edificio A, B, C, D y E, entró en este y se dirigió al elevador. La secretaria le había dado el edificio y número de habitación pero no el piso. Presionó un botón al azar, piso 3.
En el piso 3 se encontraban las habitaciones del 80 a 110, intentó con el 4, las habitaciones de la 110 a 140, seguro era el siguiente.

Cuando llegó al quinto piso busco la habitación, y en efecto, ahí estaba. Abrió la puerta y se sorprendió al ver a Tristan ahí.

Félix, ¿qué haces aquí? preguntó, asombrado.

¿Qué es lo que tú haces aquí? respondió con otra pregunta.

Pues es obvio, que pregunta tan absurda, lo siento se disculpó.

No sabía que vendrías a la misma Universidad, ¿Por qué nunca me dijiste?

No siquiera hablábamos Félix.

Cierto torció la boca.

En fin, me da gusto iniciar la Universidad con alguien que conozco.

A mi también le sonrió.

Espero nos volvamos muy buenos amigos...

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