Capítulo 10

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1 de abril de 2017.

A veces me pongo a pensar en todas las cosas que Dios permite, para bien o para mal son cosas que pasan por una razón, una razón que tal vez no entiendas en el momento pero tal vez luego sí.

Ahora tal vez comprendo un poco más todo lo que ha estado pasando últimamente,

todos estos sentimientos encontrados hacia Ramón, el redescubrir nuevas cosas de mí,

de él,

del evangelio como tal,

descubrir cómo a veces Dios permite las cosas por algo.

Solo debemos aceptarlas y vivirlas en el presente.

Tal vez sean cosas que se quedarán para siempre con nosotros,

otras que simplemente se quedarán por un tiempo,

otras solo deben enseñarnos algo.

«a veces no comprendo el poder que tiene mi mente hasta que analizo este tipo de cosas», medité en silencio.

Creí que esa era mi nueva lección del día para mí misma.

En mi momento de mayor inspiración, en el cual quería tomar mi cuaderno de escritos y escribir algo, vi cómo el teléfono vibraba con demasía.

¿Quién está interrumpiendo mi momento de inspiración?

Tomé el celular para ver quién era y sí, era Ramón.

—Hola, fea. ¡Te estaba llamando! —gritó tan fuerte que tuve que apartar mi celular de mi oído.

—Interrumpiste mi proceso de inspiración —respondí intentando estabilizarme—. ¿Qué pasa?

—Quería invitarte a comer un helado —susurró—. Es que, me gustaría hablarte de algo importante.

—¿Me dejarás con la incógnita?

—Sí, ¿qué día nos podemos reunir?

—Mañana ya que no tengo clases, ¿te parece bien?

—Sí, perfecto.

—Bien, entonces hasta mañana...

—En nuestra cita —me interrumpió—. Bai.

Me colgó más rápido de lo que pude asimilar.

¿Qué querrá decirme?

Decidí no pensar mucho en ello porque después me pondría a hacer teorías, me conocía muy bien.


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Llegó el día y aunque estaba algo nerviosa, quería salir con él y saber qué era lo tan importante que él tenía que decirme.

Le escribí para ver a qué hora saldríamos y me dijo "ahora".

Que incluso estaba ya afuera de la casa esperándome.

Salí con los nervios de punta a ver si era cierto y sí.

Al ver mi reflejo por la ventana me saludó.

—Te espero.

—Dame unos minutos, ya me estoy preparando.

—Dale.

Terminé de arreglarme el cabello ondulado y decidí que era mejor tenerlo recogido.

Al hacerlo tomé mi pequeña cartera, busqué las llaves y salí.

Esa Chica Normal. [Novela Cristiana]✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora