15 de diciembre de 2017.
Por unos días estuve leyendo e investigando mucho acerca de la vida de Job, cómo un hombre tan leal, firme, persistente, un hombre que amaba a Dios y lo hacía con todo su corazón, tuvo que sufrir de lepra (o llagas) simplemente porque Dios se quería glorificar, Dios quería demostrar su poder y en ese proceso también demostrarle su poder a Job. Demostrar las cosas que él puede hacer, cómo Dios puede glorificarse.
Job se sentía abandonado por Dios y dudó, dudó de su poder y misericordia, lo que Job no sabía era lo que venía después, cómo Dios se iba a glorificar por ello.
Leí un capítulo de la historia de Job, donde Dios le responde a Job en la tormenta, es el capítulo 38 para ser exactos, y al leerlo sentí una punzada en el corazón, sentí una sensación de culpa al leer ese capítulo porque pensaba en el porqué dudaba de Dios, el porqué en ese momento lo estaba cuestionando continuamente y entendí que era porque no lo estaba escuchando.
No estaba escuchando esa confianza o fe "esa que es como un granito de mostaza, pero que mueve montañas", no estaba escuchando lo que Dios me decía y es confía.
—Confía en que todo va a estar bien, mi niña.
En la iglesia Dios me habló por medio de un predicador y me dijo esas palabras exactas, palabras que colaron en mí y me quebrantaron, me quebrantaron hasta lo más profundo de mi ser.
Había sido la única de mi casa que decidió ir a la iglesia, aunque no estaba en ánimos tenía que hacerlo —deberes ministeriales— .
Ramón no pudo ir, sus sesiones de quimioterapia habían empezado y había sido algo difícil para él mantenerse de pie, ese día había sido su segunda sesión y la primera fue tan fuerte que se le empezó a caer el cabello al instante. Pero había sido admirable ver cómo él había estado aceptando todo el proceso, aunque yo sabía lo difícil que estaba siendo todo eso para él, sin dudas lo hacía lo mejor que podía.
Volviendo a lo dicho anteriormente, el culto estaba extremadamente normal, lo único que había como algo nuevo —y no era sorpresa para mí— era que habían invitado a un predicador esa noche.
Cuando él terminó de predicar decidió hacer una oración por la iglesia en general.
A medida de que él comenzó a orar por la iglesia, sentí unas inmensas ganas de llorar y no tenía intención de detenerlo, mas en ese momento el predicador preguntó lo siguiente:
—¿Quién es Ana?, ¿ella se congrega aquí verdad? —le preguntó a los pastores, los cuales estaban cerca de él, ellos respondieron con un sí—. Si Ana está aquí en este momento, le pido que pase por aquí, Dios quiere decirle algo en este momento.
Pasé en ese momento al púlpito, aún sorprendida por el hecho de que él me llamara por mi nombre sin conocerme, al llegar al púlpito el predicador me miró con cautela.
—Cierra los ojos, adora a Dios y escucha lo que Él tiene para decirte, guerrera. Dios ha visto todo lo que estás pasando y él sabe que dudas de la obra que Él puede hacer —sentí en ese momento cómo el corazón me latía muy rápido—, pero Él te dice que no dudes, no dudes, estate tranquila, verás a Dios moverse a favor tuyo y de los tuyos, solo confía, y no, no dejes de orar por más oscuro que se vea. Hoy Dios quiere decirte que confíes, porque todo va a estar bien. Eres su niña, la perla de sus ojos. Él no te dejará sola.
Los meses siguientes fueron de días difíciles, días de aceptación, de cambio.
Pero había ido notando cómo Dios podía moverse hasta en el silbo apacible.
En los momentos donde tal vez menos lo sentimos, ahí Él está.
Él solo espera que volvamos a verlo.
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Esa Chica Normal. [Novela Cristiana]✔️
Espiritual- La prueba a la que eres expuesto habla de tu nivel de resistencia y tu nivel de resistencia, habla del material del cual estamos hechos en Dios. Esta es la historia de una chica llamada Ana, es una chica cristiana, rota por su pasado. En la iglesi...