Capítulo 5

56 3 0
                                    

Era demasiado temprano por la mañana. Gabrielle no sabía cuánto tiempo llevaba recargada contra la cubierta observando el horizonte, perdida entra las turbulentas olas y el salado olor que predominaba.

No era un día con demasiada actividad en el barco. Nadie se encontraba dirigiendo el timón, Swan se suponía que debía vigilar desde la cofa, pero se había quedado dormido desde hacía un buen rato, el capitán estaba durmiendo y Gabrielle no sabía en dónde estaban los demás. Lo único que sabía era que ese probablemente sería el único momento libre que tendría en el día antes de que alguien viniera a darle alguna tarea que hacer. Y sin embargo no se sentía como un descanso para su cabeza que aún tenía un pequeño malestar.

— ¿Qué haces perdiendo el tiempo? — dijo Abadie a sus espaldas y Gabrielle supo que su descanso había terminado, quizá demasiado pronto. — tenemos que preparar todo para la fiesta de la noche.

— Nadie me dijo de una fiesta, no podía saberlo— Gabrielle se despegó de la cubierta de madera. Ya no le importaba cuidar sus modales y a nadie parecía importarle en lo absoluto— ¿Qué se celebra o porqué tendremos una fiesta?

— Con un demonio, ¿Nunca pones atención a lo que decimos? — Abadie hizo una mueca de desagrado, dejando al descubierto uno de sus dientes de plata. — Hoy hay luna llena, día de festejo para los piratas, nada más que explicar ¿Bien? No me arruines el día que tengo que estar feliz hasta el anochecer.

Sin nada más que decir, Gabrielle siguió a un malhumoradamente feliz Abadie intentando recordar sin éxito cuando fue que ellos mencionaron algo de la luna llena sin tener mucho éxito. Se dijo que tenía que poner más atención cuando hablaban.

Y de un momento a otro, el día calmado y sin ajetreos de Gabrielle se volvió sumamente movido y lleno de trabajo que hacer. Pero eso ya no resultaba tan agotador para ella como antes.

En sus manos ya habían comenzado a formarse algunos pequeños callos debido al trabajo al que nunca fue obligada hacer hasta ahora.

Y no fue hasta el anochecer que los piratas que habían estado descansado todo el día mientras Abadie, Baltashar y ella habían trabajado para tenerlo todo listo, salieron para reunirse en el comedor del barco.

— ¡Adoro el pescado! ¿Ustedes no? — No fue difícil para nadie darse cuenta de que Scavenger había tomado un poco de más. Sujetaba el filete de pescado que había en su plato por la cola y lo admiraba con el brillo reluciendo en sus ojos. — Es el animal que nos mantiene con vida, con vida y felices de poner tenerlo en nuestros malditos platos.

— Abadie, eres un dios y te amamos mucho canalla sin vergüenza— dijo Baltashar, también por completo fuera de si.

— ¡Un brindis por Abadie nuestro enano favorito y el mejor cocinero que podríamos tener! — Exclamó Gautier demasiado sonriente.

— ¡Aye! — Exclamaron todos a excepción de Gabrielle y Enzo.

— ¿Saben que sería fabuloso? — comentó Hassan, en su rostro había una expresión que era lo más cercano a felicidad que Gabrielle había visto en él y todos se callaron para dirigir su atención hacia él— Creme Brulé.

— ¡Oh claro! Claro- que- sí — Dijo el capitán cerrando los ojos con satisfacción.

— ¿Para cuándo nos haces Creme Brulé? — preguntó Enzo con una sarcástica sonrisa de medio Lado. Gabrielle recordó lo que le habían dicho de Enzo; que cuando bebía era alguien completamente diferente. Pero él no había tomado ni una sola gota de alcohol.

— No soy repostero— se limitó a decir Abadie antes de darle otro trago a su bebida restándole importancia al comentario.

— ¿Saben quién más amaba el Creme Brulé? — Dijo el capitán repentinamente serio. — a Scott.

Alta MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora