Segundo.

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La conferencia era aburrida, simplemente solo eso. Daban la bienvenida a las nuevas compañeras de trabajo, todas eran iguales. De pelo largo, castaño o negro, estatura mediana y ojos café. Parecían réplicas, cada una pasaba en frente, decía su nombre y se sentaba.

Después del accidente de Perrie, decidió que era mejor no contarle a nadie. Si pasara algo a un grado mayor, no tenía otra opción que decirlo. Respiro profundamente, la sala de conferencias era igual a todas, blanca, con una mesa gigante del mismo color, y una televisión donde se proyectaba todo.

Eran 10, faltaban 3. Pasó una chica de ojos miel, cabello castaño, su nombre era Jesy Nelson. Era diferente que las otras, tenía un busto más grande que todas en la habitación. Pasaron a la última, que Perrie no le presto atención por mirar a la nombrada, también se veía algo mayor.

—Mi nombre es Jade Thirlwall, un gusto.

Las palabras que mencionó la castaña distrajeron a Perrie de sus pensamientos, volteo bruscamente a verla. Abrió un poco la boca, era la mujer más hermosa que había visto en su vida. Ella igual la miraba, parecía que las dos habían tenido el mismo pensamiento. La castaña la miraba sin ninguna expresión, pero su mano se movió solo un poco, la rubia trago saliva ¿qué le ocurría? había leído un libro que mencionaba que si te sentías atraído/a por alguien de tu mismo sexo, lo reportaras inmediatamente. También vio que decían que la homosexualidad era algo muy normal siglos atrás, pero que ahora era horripilante.

—Ahora que todas se presentaron, podemos continuar explicándoles el proyecto.

Las dos desviaron su mirada, se concentraron inmediatamente. Pasaron 2 horas, tenían solo un descanso para comer, se dirigió al gran comedor. Todas hicieron una fila, Perrie aún trataba de ignorar lo que había pasado, no podía describir lo que había sentido, sintió una pulsada en su corazón, algo recorrió todo su cuerpo, pero se sintió bien, se sintió cálida. Un carraspeo la interrumpió, volteo a ver rápidamente, se encontraba la castaña, trasmitiendo...¿cómo podría llamarlo? sentía tranquilidad al verla, la veía...¿cómo se llama eso?

—Hola. Es Jade. —No podía decir que se veía sería, pero su rostro no demostraba ningún movimiento.

—Perrie Edwards...—Y de nuevo esa sensación, lo que recorrió su cuerpo haciéndola sentir bien y cálida volvía a aparecer. No podía quejarse, por qué no sabía ni siquiera que era eso. —¿Cuál era tu antigua área? —¿Qué estaba haciendo? ¿Se dice balbucear?

—Administración. Una buena área, pero me pareció llamativa tu área... —Las dos avanzaron en la fila, Jade seguía mirándola fijamente, Perrie notó que su pupila se iba agrandando poco a poco.

—No lo es tanto. ¿Cuál es tu edad? Te ves muy joven... —Las dos se sirvieron, Jade siguió mirándola, Perrie trataba de ignorarlo. Las dos avanzaron hasta una mesa, Perrie a sus 22 años era la mas joven de su área.

—Tengo 27 años. —Se supone que no debía hacerlo, sin saber cómo, soltó un jadeo que solo escucharon ella y Jade. La castaña, pareció no sorprenderse con eso, el comienzo de su boca empezó a formar una sonrisa, que rápidamente paro. Volvió a hacer su rostro inexpresivo, Perrie sabía que estaba arruinada, ahora se iba a meter al proceso que si no pasaba, moriría. Sentimientos, expresiones, empezaban a aparecer poco a poco. ¿Al menos, era buena para disimular? —Es interesante que no sea la única que sufre eso, un gusto hablar contigo, Perrie.

La castaña dirigió una última mirada a Perrie, antes de encaminarse a la salida. Perrie la siguió con la mirada, ¿qué era todo eso? Se empezaba a asustar, cuestionó si era buena idea decirlo a alguien de confianza, retiro esa idea.

Un lío de emociones, a penas estaba apareciendo, y suerte en detener eso.

notre amour | Jerrie. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora