Marinette miraba la revista recién impresa en la cual aparecía de la mano de Adrien, observó cómo el chico sonreía, observó su propia sonrisa, Tikki, su cachorra se movía de un lado al otro, rasgada con sus pequeñas uñas la pierna de su dueña, movía su cabeza de izquierda a derecha, salió de la habitación al no ser bien correspondida. La diseñadora suspiró al notar su móvil vibrar. Se recostó nuevamente cubriendo ambos oídos con un almohadón, cerró los ojos con fuerza, era su día libre, nada haría que saliera de la cama antes de las 11:00. Estaba ciertamente agotada por la sección de fotos, las fotógrafa tomó unas 50 fotos, aunque sólo ocuparon 10. Tocó sus labios al recordar el beso que se dieron, para ella fue asombroso, no recordaba lo buen besador que el Agreste era. Los minutos pasaban, su teléfono de casa también comenzó a sonar.
—Cheng, más te vale una buena explicación, recuerdo ser tu mejor amiga, y aunque sé que todo esto es falso, me hubiera gustado saber cómo te pidieron matrimonio, estoy decepcionada —rodó los ojos, escuchó el llanto fingido de su mejor amiga, suspiró, el tono fue cortado por un 《pip》.
—no quiero hablar con nadie —susurró acomodándose mejor entre las sábanas, cerró nuevamente sus ojos —es mi día libre.
Otra vez el teléfono de su hogar sonó desesperadamente, decidida le lanzó el cojín más cercano, esté al caer se desconecto, su departamento estaba en silencio, escuchaba como su cachorra parecía buscar comida, recordó que la noche pasada le habia un dejado un plato lleno de croquetas y unas galletas en forma de hueso, su agua y sus juguetes a la vista, por el momento no tenía que preocuparse por ese pequeño asunto. Poco a poco, volvió a caer en los brazos de Morfeo.
—eres tan linda —hablo Adrien acariciando a Tikki, la mascota de la azabache aceptaba los mimos gustosa, había soltado un par de ladridos al momento que el chico entró, pero no lo suficiente alto para despertar a su dueña, le dio un par de palmaditas suaves en la cabeza, cerró la puerta examinando el lugar, era un desastre asombroso, esbozó una sonrisa, miró la hora y se puso en acción.
Tikki lo miraba sentada en el suelo, mordía constantemente su peluche de catarina, no apartaba la vista del rubio, que trataba de recoger el desastre de su dueña, observó la bolsa que había dejado sobre la mesa, desprendía un delicioso olor a pan. Se acercó sin soltar su peluche, Adrien seguía recogiendo, lo mejor sería un poco de música, pero sabiendo que la chica estaba durmiendo. Metió la mayoría de cosas en la habitación de huésped de la azabache, otras las dejo con sumo cuidado en la habitación de su prometida.
Al acabar orgulloso preparó la mesa, sacó un par de platos y los colocó perfectamente en la mesa, sacó el pan que ya estaba algo frío, acomodo cada pieza en un plato redondo, sacó la fruta que compró para ella. Dejó a lo que él llamaría la obra de arte, entró a la cocina de la azabache prendiendo la estufa para calentar un poco de café, busco los ingredientes para un desayuno digno para Marinette. Conocía los malos ámbitos de la Dupain que tenía cada fin de semana, con el de prometido no dejaría que sufriera ninguno de ellos.
Al terminar sirvió dos tazas, dos platos y los preparó para que tuvieran una buena representación, le susurró a Tikki que guardará silencio y no hiciera nada, le dio un trozo de croissant. Caminó con sigilo por el pasillo del hogar de la azabache, entró nuevamente a su habitación, se agachó para acariciar su mejilla, sonrió. Marinette parecía un ángel al dormir, apartó un mechón de pelo rebelde, beso su frente e inmediatamente los ojos de la fémina se abrieron, lo primero que hizo fue soltarle un golpe, Adrien cayó al cielo, conocía a esa chica, siempre que algo la tomaba por sorpresa soltaba golpes, se quejó.
—¡Adrien! —gritó después de tallarse los ojos, la mejilla de Adrien estaba roja, si justamente en ese lugar soltó el golpe, salió de la cama observando la herida, el chico mantenía la mano en su mejilla.
—sigue siendo tan agresiva mujer, nunca cambiaras, yo vine como buen prometido a servirte el desayuno, y tú me golpeas.
—perdón —se disculpó —si ya me conoces, nunca debes de hacer esto...
—nota mental, no se cómo será al estar casados, acostumbrate Dupain.
—lo intentaré —sus mejillas se tornaron rojas, entrelazo sus manos colocándolas en su espalda, bajo la mirada, buscó sus pantuflas y siguiendo al chico que caminaba con lentitud.
—sabes, mi padre se emocionó ciertamente por la noticia, no lo esperaba y está "orgulloso de mi".
—Adrien, eres un buen hombre, tu padre por obviedad está orgulloso de ti.
—si tu lo dices, pero básicamente se lo creyó.
—engañas a tu padre, eso no se hace.
—el me engaño toda mi vida respecto a Santa claus —hablo bajando la mirada.
—todos nuestros padres nos engañaron Agreste, no te sientas único y detergente.
—yo me comencé a sentir único, estaba muy equivocado pero —se hizo a un lado para dejarla ver su desayuno perfecto —¡ta da!
—oh Adrien —esbozó una sonrisa —gracias.
—es lo menos que puedo hacer por mi prometida, debo de admitirlo, suena bien: prometida, prometida. Puede ser la palabra o porque te lo digo a ti.
—pareces un adolescente enamorado —musitó apartando la mirada, sus mejillas se tornaron carmesí; odiaba cuando Adrien cambiaba repentinamente ese tono de voz, le provocaba que su corazón se derritiera.
—la verdad —rascó su nuca —tuve que confesar nuestro malévolo plan, dijo que era muy ingenioso y perfecto para la compañía ¿Ya te dije que solo piensa en ella?
—muchas veces —apretó su mano en forma de decir "yo te apoyo".
—es desesperante —le sonrió con ternura e agradecimiento —pero ahora parece un matrimonio arreglado.
—por nosotros mismos —completo.
—eso, me gusta el plan, es un buen plan, pero... Ahora se ilusiono demasiado, considera dejarme la empresa oficialmente una vez estemos casados, no sé cansó de decirme lo feliz que estaba, en realidad no lo había visto sonreír sin forzarse demasiado —acarició su mano, era tan suave.
—¡Adrien! —lo llamó emocionada —eso es una buena noticia, ha sido tu sueño secreto.
—lo sé —amplió su sonrisa —todo gracias a ti —beso su nariz, nuevamente las mejillas de la fémina se tornaron carmesí —aunque no quiere chismes, ya sabes —Marinette asintió, soltó una leve risa recordando lo publicado años atrás, Adrien sabiendo a que se debía su risa, no evitó unirse a la risa —tu plan es asombroso.
—aun dudo que las cosas sean tan fáciles...
—nada es sencillo en esta vida bichito, pero no podemos hacer nada, solo desayunar, yo lo prepare básicamente.
—ya veo porque soñaba con café.
—los sueños con café son los mejores.
—absolutamente.

ESTÁS LEYENDO
De Una Mentira.
Fanfiction×Pausada× ¿Quién pensaría que el codiciado modelo heredero que una de las mejores marcas de moda se comprometería con su mejor amiga? ¿Quién creía que les había entrado amor de la nada? Pero... ¿Por qué lo mencionan después de años? Marinette Dupa...