¿Por qué?

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—Tikki —llamó a su mascota, la pequeña alzó su mirada de su juguete, su dueña mantenía la mirada en su televisor —me quedare sola toda la vida —su mascota movió su cabeza hacia la derecha, parecía comprenderla por completo —Adrien esta conmigo solo porque básicamente yo se lo pedí, todo es algo estupido, pero, temo cancelar todo, más cuando medio París lo sabe, más ya que Alya está en lo correcto —dilucido, abrazo sus piernas con algo de fuerza —el nunca me va a amar, solo me ve como una amiga qué cliché ¿No? —se mordió el labio inferior —una forma para escapar del compromiso. 

Ahogó sus sollozos con sus manos, la pequeña Papillon subió al sillón, restregó su nariz en el brazo de su ama, lloró un poco tratando de llamar su atención. Conocía perfectamente a la mujer que la adoptó hace ya varios años, le había prometido algo: protegerla como Marinette hizo con ella. Marinette abrazo a su amiga perruna, sonrió mientras acariciaba sus orejas. 

—todo estará bien Tikki —susurró, ella misma se estaba hartando de toda esa confusión, su cabeza le daba  vueltas cada que pensaba su próximo matrimonio, el miedo se propinaba en su mente, cada que lo pensaba sentía que su pecho se comprimía, cosa que pasaba cada vez que no sabía que hacer. Dejó sus piernas para recargarse en el respaldo del sillón. 

Cambió de canal, observó como su mascota se recostaba en su regazo, siguió acariciando sus orejas; había pedido el día libre, no tenía los ánimos suficientes, los últimos días la tenían ahogada. 

Su "matrimonio" no era forzado, ellos lo había aceptado, Adrien parecía ilusionado, claro se libraría de tanto. Su relación sería como de dos mejores amigos, en su luna de miel irían a algunos lugares para divertirse,  Adrien escogió ir a un tobogán fluorescente,  se enamoró de él por un video, en cambio ella escogió un castillo inflable, el Agreste literalmente bailó por una decisión; escogieron un par de lugares más, una aventura por día, dos semanas llenas de diversión. 

El rubio lloriqueo que quería que fueran a un lugar especial, la playa más hermosa que según él visitó, con ello terminaría "su luna de miel". 

Su puerta se abrió lentamente, una cabellera rubia se asomó por  espacio entre la puerta y su marco, hizo una mueca al verla en la sala del departamento. Marinette entreabrió la boca para hablar, la cerró dirigiendo su mirada de nuevo a la pantalla.

—fuera Agreste.

—que modales, y que forma de tratar a tu prometido. 

—estoy molesta.

—¿Qué hice?

—no lo sé, tal ya que prometiste no volver a copiar mi llave, tengo como 20 copias gracias a ti, se llama robo, nunca te di mi consentimiento para hacerlo, estás allanando mi casa, no te lo perdonaré por ello ni mucho menos por el cargo que me estás generando en mi renta.

—yo lo pago.

—¿Cómo le haces?

—solo le digo: me da una llave para el departamento de Marinette, me volvió a dejar fuera —explicó entendiendo a que se refería —me dice que tendrá un costo, pero me la da sin más.

—ya le dije unas millones de veces que no te de otra llave. 

—no importa tu objeción mujer, mi guapura es mi puerta para todo, parte no sé si lo recuerdas, pero soy tu prometido.

—claro Agreste, ahora intento de barbie sin gracia, fuera, estoy de descanso. 

—yo también —entró en la morada —no estoy vestido formal —señaló su vestuario —yo haré la comida.

—Adrien no es que dude de ti, pero ¿Al menos sabes como se corta una zanahoria?

—me siento ofendido, pero se que se corta con movimientos de la muñeca con un objeto filoso, aparte estuve viendo videos toda la noche, me he dado cuenta de que estoy engordando —alzó un poco su camisa —¿Ves esto? —preguntó señalando su estómago —es grasa extrema. 

De Una Mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora