¿Hijos?

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—Marinette Dupain-Cheng —la voz del rubio la exaltó provocando que dejara caer los trozos de tela que cargaba, el Agreste le ayudo a recoger su material de trabajo mientras mantenía una sonrisa —deja eso, te veo en cinco minutos en el estacionamiento.

—pero tengo que terminar esto —señaló el dibujo en su cuaderno confundida por su repentina actitud.

—puedes hacerlo después, yo te ayudare con todo lo que desees.

—eso dices y te quedas dormido en el suelo —recitó para después reír.

—eso fue culpa de lo que sea que coloco Allegra en mi bebida.

—si como no —retomó su camino.

—por favor Marinette es algo extremadamente importante —la siguió, se detuvo al instante que ella se giró con una ceja enarcada.

—si de nuevo dices que quieres que vaya a la dulceria que no te dejan entrar por ser un depravado dulcesual te daré una patada en lo que se llama cara.

—eso es una falta de respeto.

—pase la mayor vergüenza de mi vida, la mujer amenazandome con que si te veía entrar ahí te dejaría sin hijos.

—uno ya no puede entrar a su una dulcería disfrazado de Pikachu —suspiró notando la mirada de la diseñadora —bien monstruo amarillo —corrigió, su contraria asintió —comprar de todos los dulces y gruñirle a algunos niños porque quieren algún último dulce, el cual es tuyo desde que lo viste, bailar al recibir tus dulces porque te botan de dulcesual.

—eres tan extraño.

—soy amante de los dulces y croissant.

—tu amas la comida en general —volvió a reír.

—es parte de mi, sin ella no viviría.

—tu exageras.

—lo sé, no es como si fuera una necesidad humana —sonrió.

—¿A dónde quieres ir?

—gracias que lo mencionaste ahora quiero dulce —la azabache negó con la cabeza

—te voy a patear —advirtió —¿No puedes comprar dulces como una persona normal?

—¿Persona normal? ¿Qué es eso? ¿Se come?

—Adrien tengo trabajo —gruñó desesperada.

—bien dame eso —extendió sus manos, la mujer dudo unos segundos para finalmente dejar todo el material en sus manos, el rubio se dirigió a su propia oficina la cual era la más cercana lanzando los rollos de colores al suelo, sin darle tiempo de quejarse cerró la puerta ocultando la llave.

—te detesto —musitó.

—yo también te amo —rodó los ojos, sin percatarse de que la de ojos azules tenía sus facciones levemente congeladas. Sin pensarlo la guío hasta el ascensor —vamos a una juguetería —exclamó.

—no compraremos legos para que armes tu propia casa.

—sigues interrumpiendo mis sueños mujer —reclamó simulando molestia.

—sigues siendo irresponsable —atacó —tengo trabajo Adrien, está vez si es importante.

—yo Adrien Agreste alías Chat Noir prometo que durante el resto de mi día después de ir a la juguetería yo te ayudare a completar lo que sea que hacías aunque me pinche tanto el dedo que muera desangrado —colocó una mano en su corazón y la otra a la altura de su frente —así me duerma a las 6 de la mañana y tenga que cargarte hasta aquí, darte mi croissant mañanero y prepararte un chocolate con bombones.

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⏰ Última actualización: Nov 15, 2017 ⏰

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