A mudarnos.

322 38 17
                                    

Marinette recogía la última caja de sus pertenencias, Tikki observó su desolado departamento, ladró un par de veces y después comenzando a morder su juguete, la diseñadora suspiro, salió de su departamento topándose con el rubio quien sonreía, le entregó la caja para después entregársela, regreso por su mascota, era un paso demasiado grande, antes de cerrar la puerta suspiro ahogando la melancolía por dejar su hogar de más de 4 años, acarició las orejas de Tikki convenciéndose de que estaría bien, suspiro cerrando la puerta, observo como la puerta de su vecina se abría y se cerraba con rapidez.

"vecinas fisgonas" pensó para sí, bajo por el ascensor, el Agreste ya estaba dispuesto a conducir, Marinette tomó las llaves de su auto, obligó a Tikki a entrar a los asientos traseros, sin más ambos se pusieron en marcha, Marinette se cuestionaba gravemente si sus decisiones eran las mejores, esbozo una mueca, el primera semáforo rojo causó que se detuviera, observó a su alrededor, su mascota trataba de conciliar el sueño, sonrió.
Continuó su trayecto, mordió su labio inferior, todo iba demasiado rápido, tanto que el miedo incrementaba para ella, pensaba que alguno de los dos reflexionaría, pero no, ambos conducían a su nuevo hogar. Adrien parecía animado, ella se angustiaba cada que su teléfono sonaba, ahora al vivir con el posiblemente temiera escuchar su voz, aparcó frente a la pequeña casa que compraron, la puerta de cristal negro, las escaleras, el color turquesa, el pequeño jardín, y el gato de Adrien recostado en el césped.

—Plagg —llamó una vez bajó del vehículo, caminó hacia el mínimo acariciando detrás de sus orejas negras —¿Quién era el gatito más hermoso del mundo? —recibió como respuesta un ronroneo.

—yo soy el gato más hermoso que existe.

—no es cierto —cargó al felino negro haciendo un mohín con los labios —Plagg es más hermoso que tú.

—mentiras mujer.

—en el me inspire para crear al Chat Noir, no puedes decir nada.

—no tengo argumentos para competir contra eso.

—nunca podrás.

—no quiero que sigas dañando mi orgullo, así que ¿Entramos My lady?

—claro —sus mejillas se tiñeron de rojo al escuchar aquel apodo, aunque tenía bastante sentido, dejó al gato negro en el suelo tomando la mano tendida por Adrien, este saco las llaves de su bolsillo y la insertó en la cerradura, giró la llave sin apartar la mirada del rostro de la diseñadora.

—bienvenida a su nuevo hogar joven Dupain —empujó la puerta, la azabache abrió la boca, su forma de diseño era bastante elegante pero exquisita, la dejo entrar mientras el regresaba por las pertenencias de la franco-china, abrió la puerta del automóvil de su prometida de mentira, Tikki escapó inmediatamente corriendo hacia su dueña, tomó algunas cajas comenzando a subir por las escaleras, no sin antes asegurarse de que Marinette recorriera el primer piso.

—Tikki es hermoso —mencionó cubriendo su boca, quería ponerse a lloriquear de la emoción, eras mejor de lo que siempre soñó —me encanta, me encanta, ¡Me encanta! —expresó observando el librero con miles de cómics, se acercó con lentitud, su sonrisa se amplió al ver al cómic diseñado por ambos, Ladybug y Chat Noir en la portada, ella con su yoyo, el con su bara de metal, en la parte posterior a la portada se encontraba escrito con sus letras "creado originalmente por la fantabulosa Marinette Dupain-Cheng y el increíble, asombroso, maravilloso *léase con tono de presentador de programa* ¡Adrien Agreste! ¡Mari, Adrien, son tan geniales que deberían de ser reyes!", Soltó una carcajada, realmente amo esa parte escrita por el rubio —fue un trabajo de varias semana, fue difícil escribirlo, así que al final decidí agregarle mi toque y decir lo geniales que somos —eran las palabras que repetía cada que lo mencionaba, por supuesto también venía acompañada de una pose de diva.

—no lo arrugues —exclamó Adrien entrando al salón —se que tenemos una caja de ellos, pero esa es la única versión que tendremos que tú escribiste una dedicatoria y firmaste borracha.

—viejos recuerdos, por cosas como esas, no debería de tomar frente a ti.

—tenemos confianza entre nosotros.

—es lo que importa —dejo el comic en su lugar —deberíamos continuarlo, pero ahora con artistas.

—ni lo pienses, yo soy el creador de ese bebé.

—¿Recuerdas que somos ambos?

—fuí yo, nadie se le comparara a mis hermosos dibujos.

—Adrien, tus dibujos son los de un niño de 3 años, son palitos con colores.

—arte que no sabes apreciar.

—la verdad, no sé si alguien puede hacerlo —soltó una pequeña risa cubriendo su boca, Adrien sonrió dejando las cajas en el suelo.

—me dueles —trató de juntar sus cejas, le saco la lengua de forma infantil —¿Quieres acomodar?

—yo escojo la música Adrien.

—lo siento, pero esa es mi área —pusó su pose de diva colocando sus manos detrás de su espalda.

—oye chaparrito, me toca hacerlo.

—¿Me estás diciendo chaparrito Hobbit?

—si, ahora yo, elijo la multimedia de este día.

—no, Plagg, defiéndeme —buscó con la mirada al felino, el mencionado entró al hogar, restregó su cabeza en la pierna de la fémina —traicionado por mi propio gato, ingrato.

—todo el mundo me ama más a mi que a ti.

—dire que si para que no te sientas mal —salió del hogar mientras la azabache buscaba el estéreo, Adrien se había esforzado de verdad, mudarse juntos era un gran paso —subió las escaleras dirigiéndose a la habitación que le pertenecería, al abrir la puerta esperaba un dormitorio de color gris, una cama sin funda. El color de la pared era rojo con motas negras esparcidas por toda su extensión, un pequeño mueble caoba, un televisor sobre este, su cama con una sábana durazno, las primeras cajas de sus pertenencias en el suelo.

—te ofrezco un trato, yo llevo traigo todas tus cosas, tú haces la cena.

—¿Puedo pedir pizza?

—entonces haces el postre.

—trato hecho —tendió su mano, el rubio la tomó.

.

.

.

—dime Marinette ¿Qué clase de talento tienes? —cuestionó mientras la observaba preparar el postre de la noche —¿Existe algo que no sepas hacer?

—lo que no sé hacer tu si, como el modelar, soy un asco en el modelaje.

—te caíste en tu primera pasarela —soltó una pequeña risa, la Dupain tomó la cuchara de chocolate decidiendose en lanzarselo, el rubio la miró incrédulo, tomó un poco del relleno del pastel, lo probó colocando su mano en su barbilla.

—quería pedirte tu opinión, pero no quería hacerlo de una forma cliché, ¿Qué te parece?

—delicioso, eres la mejor repostera después de tus padres.

—es familiar, los Dupain somos excelentes en esto —apretó los labios —Adrien, ¿Por qué me escogiste a mi? 

—¿En qué sentido?

—comprometerte conmigo, tienes a miles de chicas detrás de ti, somos amigos, yo lo decía de broma, pero que a partir de hoy vivamos en el mismo lugar dice mucho.

—ya te respondiste a ti misma Marinette, somos amigos, mejores amigos a decir verdad, nadie me conoce como tú, nadie me ha apoyado más que tú, así que por eso, nos casaremos, tal vez no es real, pero será algo nuevo, recibiré el primer premio de mi vida gracias a esto.

—solo nosotros nos libramos de compromisos de esta forma tan exótica.

—así somos, aparte ¿Qué otra chica en este mundo compartiría mi amor por los súper héroes al nivel de crear un dúo.

______________________________________ 



De Una Mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora