vestido.

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—en realidad me sorprendió ver la noticia a través de una revista —miró a su hijo con desaprobación —sabía que eran amigos, pero no que tuvieran ese tipo de relación —bebió de su té —pero cuando Adrien me explicó el porqué, me pareció asombroso, más porque ustedes lo planearon, creo que esto es perfecto, sinceramente, tan inefable. 

Adrien miró a Marinette, la azabache evitaba el contacto visual, tomaba pequeñas posiciones de su pastel. Escuchaba a su jefe hablar, se veía y sonaba... ¿Contento?. Marinette  trataba de deducir  que emocion dominaba en quien sería su suegro. 

—la verdad, se que es una mentira, pero con un par de fotos lograron que medio París hablara de ustedes. 

—básicamente ese era nuestro propósito.

—Marinette, debo creer que mi hijo ya te informo de lo que quiero.  

 —claro —respondió con una media sonrisa —no provocaremos ningún chisme. 

—me alegra escuchar eso, aparte que me gustaría diseñar tu vestido.

—solamente si me deja ayudarle —exclamó con emoción, Adrien también lo hizo,

—por supuesto. 

—adrien será nuestro modelo —el rubio fingió atragantarse con su bebida, en realidad ya esperaba esa preposición —también tenemos que diseñar su traje.

—yo quería utilizar el de Chat Noir... demonios, amaba ese smoking —hablo simulando tristeza, embozo un puchero. 

—Agreste, eso es de hace años, es mi boda y ocuparas algo decente, guardalo para Halloween.

—claro madre —rodó los ojos. 

 Gabriel sonrió, desde su punto de vista, harían una buena pareja, su estafa que ni él hubiera pensado, podría tener resultados positivos, le dio otro sorbo a su té, la pareja frente a sus ojos, inició una discusión acerca de porque el vestido de la diseñadora no podía ser basada en un superhéroe. Algo que él sabía era que ambos compartían cierta afición por cómics, películas y héroes.

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—debería trabajar, no diseñar vestidos de novias. 

—es para la nueva colección —susurró colocando un nuevo alfiler.

—no sé por qué yo debo ser el maniqui humano, se que el vestido me queda D-I-V-I-N-O, pero no es necesario —se quejó tratando de no moverse. 

—eres Adrien, es tu deber. 

—muéstrame un documento que lo diga. 

—no tengo un documento como tal, tengo una foto —trató de pasar el hilo por el orificio de la aguja.

—¿Qué foto? —interrogó confundido. 

—fiesta de la universidad, tomaste demasiado, al nivel que te subiste a un mueble buscando a Nemo, cierto... te creías Iron Man ¿Lo recuerdas?

—esa noche fue una locura... —soltó una risa —no entiendo porque tienes una foto. 

—Adrien, te pusiste una cortina como vestido y me obligaste a pintarte los labios —lo miró con seriedad —creí que eras Gay. 

—no recuerdo eso, tú mejor que nadie sabe que no es posible. 

—nada es imposible, ahora cierra la boca, me desconcentras. 

—según tengo entendido, el novio no puede ver a la novia con el vestido, es de mala suerte —comentó haciendo caso omiso al pedido de la fémina. 

De Una Mentira.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora