Capítulo 8: Una tarde accidentada

14 4 0
                                    

Ya paso un mes del viaje express, un mes en el que no había pasado casi nada,sin contar el cumple de Winter.
-Trajiste el termolar con el jugo?- pregunta Carme, con la que comparto el mismo taller.
-Si. Vos trajiste el mate con la yerba y el hielo?- pregunto sin apartar la vista del celular mientras le contestaba a Sol.
-Por supuesto.
-Como esta la perra sarnosa y la perra rabiosa?- esa sutil forma de saludar de Winter llega al corazón.
-Zorra de cuarta- puede que parezca que nos odiamos, pero es así nuestra forma de demostrarnos cariño y de saludarnos.
-Sarnosa y rabiosa? En serio, Win? Te tenía diferente- reprochó Carmela.
-No se me ocurrió nada.
-Sol llega, como de costumbre, cinco minutos tarde- digo para cambiar de tema porque el grupo de chicos que estaban al lado nuestro se reían de nuestros comentarios.
-Es joda que le tomas hasta los minutos que llega tarde?
-No. Win, sabes que yo soy como la mamá de este grupo, todavía no se que es lo que te sorprende.
-Sos acosadora- aplica Carmela.
-Ustedes piensan que a mi me dijeron todos los datos de Mati? Niñas, yo fui la que se metió en el perfil de Facebook de el por medio de sus compañeros que yo tengo de amigos, fui yo quien averiguo hasta su fecha de cumpleaños. Así que si, soy una acosadora, una empleada del FBI del edificio de investigación. Soy una genia.
-Me estas asustando. Por cierto, cuando es su cumple?- pregunto Carme con interés.
-22 de febrero.
-Tiene hermanos?
-Hasta donde averigüe, tiene una sola hermana, esta creo que tiene novio y además parece modelo de lo linda que es.
-El FBI te tiene que contratar.
Estaba por decir algo cuando sonó la campana y tuvimos que ir a formar.
Una vez que el preceptor nos tomó la asistencia, pudimos ir hasta el taller, en donde me mandaron a martillar con Maria la prensa que estabamos haciendo.
Vamos en busca de los martillos con Maria, cuando se nos acerca Carmela.
-Me parece que vamos a hacer el mismo trabajo.
-Bueno, pero primero vamos a tener que ir a buscar dos martillos. Mari, vos quédate con el que esta en el armario que Carme y yo vamos a buscar más.
Una vez ya con los martillos nos pusimos a trabajar las tres.
Esto me estaba cansando. Cada vez que golpeaba la pieza se me movía.
Me canse, la voy a sostener mientras la golpeó, así no hago cagada.
-La puta madre- maldije después de golpearme el dedo.
-Nair, esta el profesor cerca.-me regañaba Maria.
Hice oídos sordos y fui corriendo hasta la canilla más cercana. Esto no se veía bien. Me golpee millones de veces el dedo, pero nunca se me puso morado en menos de un minuto.
Seguía con el dedo debajo del agua, pero me seguía doliendo.
-Que paso?- pregunto Leonela. Perfecto, alguien más quiere estar al lado mio mientras el aguanto las ganas de maldecir como nunca?
-Me martille el dedo.
-Que inteligente. Lo bueno es que seguramente esta por llegar Mati, y te va a ver en este momento incómodo mientras estás transpiras como cerdo y odias a medio mundo- lo habia olvidado, pero igual gracias por esa ayuda, Leonela, haceme acordar para la próxima, cuando te golpees que te diga cosas similares.
-No jodas con eso ahora.
-Nair, vamos con el preceptor a que te cure ese dedo. Las chicas le avisan al profesor- ordenó Carmela.
-Bueno vamos- era mi última opción, pero me dolía demasiado.
Llamamos a la puerta y apareció Peco, el preceptor.
-Adelante.
-Peco, Nair tuvo un accidente.
Examinó mi dedo como si fuera un doctor, cuando ni cerca es de serlo.
¿Es normal sentir que todo se mueve alrededor tuyo? No lo creo.
-Creo que estoy mareada - aviso antes de que pase algo más.
-Sentate. Vamos a llamar a un familiar o tutor para que te lleve al sanatorio. Voy a hacer los papeles del seguro escolar. ¿A que número se puede llamar?
-Al de mi mamá o al de mi casa- perdón familia, seguramente están durmiendo, pero su adorable y única hija es tan distraída que se rompió el dedo.
Le doy el numero de mi mamá y sale del lugar.
En esos minutos que Peco se fue, entraron prácticamente todos los profesores de la institución.
De a poco me iba sintiendo mejor, era como si el alma me volviera al cuerpo.
-Carme anda vos que yo me quedo con ella un rato- era Maria con el profesor- Cómo estás?
-Mejor, me había bajado la presión, pero ahora estoy mejor.
-El trabajo yo lo voy a seguir haciendo por hoy- me explico el profesor.
-Está bien.
-Para cuando vuelvas espero que vengas con todos los dedos, ya que hay algunos médicos que por nada ya te quieren arrancar un dedo.
Me rio por su comentario, definitivamente estoy mejor que hacer unos minutos, ya que antes no podía ni hablar que ya me mareaba.
-Yo me voy a ayudar a Peco. Señorita Maria, usted se queda con su compañera?
-Por supuesto.
Una vez que se retiró el profesor me dispongo a hablar con Maria.
-Te puedo contar algo?
-No, no me cuentes nada, Nair- respondió sarcásticamente.
-Se me cruzaron tantas ideas locas mientras estaba esperando, lo primero que se me ocurrio es que no me vea Mati, después espiaba por la ventana para ver si venía, también maldije a cada profesor que pasaba por acá, y después cuando el profe dijo lo del dedo me acorde al amigo de mi abuelo al que le falta el dedo.
-Estas loca.
-Si vos no me lo decias no me daba cuenta- digo sarcásticamente. -¿Cuanto te apuesto a que mi mamá se va a reír de lo que me paso?
-Nair, cómo se va reír?
Se abre la puerta y entra Peco, escoltado por mi mamá y el profesor.
-¿Cómo hiciste, Nair?- dijo casi riéndose mi mamá.
-Si yo supiera que hice.
-Bueno ya sabe señora como hay que hacer. Que tengan suerte.- saludo Peco.
Fui en busca de la mochila y nos fuimos al sanatorio.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 07, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Nada de cliché Donde viven las historias. Descúbrelo ahora