IX.- CARTA DE MINA HARKER A LUCY WESTENRA

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  Budapest, 24 de agosto"Mi queridísima Lucy:"Sé que estarás muy ansiosa de saber todo lo que ha sucedido desde que nos separamos en laestación del ferrocarril en Whitby. Bien, querida, llegué sin contratiempos a Hull, y tomé el barco paraHamburgo, y luego allí el tren. Siento que apenas puedo recordar lo que pasó durante el viaje, exceptoque sabía que iba de camino hacia Jonathan, y que, como seguramente tendría que servir de enfermera,lo mejor era que durmiera lo que pudiera... Encontré a mi amado muy delgado, pálido y débil. Toda lafuerza ha escapado de sus queridos ojos, y aquella tranquila dignidad que te he dicho siempre mostrabaen su rostro, ha desaparecido. Sólo es una sombra de lo que era, y no recuerda nada de lo que le hasucedido en los últimos tiempos. Por lo menos, eso desea que yo crea, y por lo tanto nunca se lopreguntaré. Ha tenido una experiencia terrible, y temo que su pobre cerebro pagará las consecuencias sitrata de recordar. La hermana Agatha, que es una magnífica monja y una enfermera nata, me dice quedesvariaba sobre cosas horribles mientras tenía la cabeza trastornada. Quise que ella me dijese de quése trataba, pero sólo se persignó y me dijo que nunca diría nada; que los desvaríos de los enfermos eransecretos de Dios, y que si una enfermera a través de su vocación los llegaba a escuchar, debía respetarsus votos. Es un alma dulce, buena; y al día siguiente, cuando vio que yo estaba muy afligida, ella misma Drácula Bram Stoker60suscitó de nuevo el tema, y después de decir que jamás mencionaría sobre lo que desvariaba mi pobreenfermo, agregó: 'Le puedo decir esto, querida: que no era acerca de nada malo que él mismo hubierahecho; y usted, que será su esposa, no tiene nada por qué preocuparse. No la ha olvidado a usted ni loque le debe. Sus temores eran acerca de cosas grandes y terribles, sobre las que ningún mortal debehablar. Yo creo que la dulce hermana pensó que yo podría estar celosa, con el temor de que mi amadose hubiera enamorado de otra mujer.¡La idea de que yo pudiera estar celosa de Jonathan!. Y sin embargo, mi querida Lucy, déjamesusurrarte que cuando supe que no era otra mujer la causa de todos los males, sentí una corriente dealegría por todo el cuerpo. Estoy sentada ahora al lado de su cama, desde donde le puedo ver la caramientras duerme. ¡Está despertando...!"Al despertar me pidió su abrigo, ya que quería sacar algo de su bolsillo; le pregunté a lahermana Agatha si podía hacerlo, y ella trajo todas sus cosas. Vi que entre ellas estaba su libreta deapuntes, e iba a pedirle que me dejara verla (pues yo sabía que en ella podría encontrar alguna pista desu mal), pero supongo que debe haber visto mi deseo en mis ojos, pues me dijo que me fuese a laventana un momento, ya que deseaba estar solo un rato. Luego me llamó y me dijo muy solemnemente:"Willhelmina (supe que deseaba hablarme con toda seriedad, pues nunca me había dicho minombre desde que me pidió que nos casáramos), tu conoces, querida, mis ideas sobre la confianza quetiene que haber entre marido y mujer: no debe haber entre ellos ningún secreto, ningún escondrijo. Hesufrido una gran impresión, y cuando trato de pensar en lo que fue, siento que mi cabeza da vueltas, y nosé si todo fue real o si fueron los sueños de un loco. Tú sabes que he tenido una fiebre cerebral, y queeso es estar loco. El secreto esta aquí, y yo no deseo saberlo. Quiero comenzar mi vida de nuevo en estemomento, con nuestro matrimonio. (Pues, mi querida Lucy, hemos decidido casarnos tan pronto como searreglen las formalidades.) ¿Deseas, Willhelmina, compartir mi ignorancia? Aquí está el libro. Tómalo yguárdalo, léelo si quieres, pero nunca menciones ante mí lo que contiene; a menos, claro está, que algúnsolemne deber caiga sobre mí y me obligue a regresar a las amargas horas registradas aquí, dormido odespierto, cuerdo o loco."Y al decir aquello se reclinó agotado, y yo puse el libro debajo de su almohada y lo besé. Le hepedido a la hermana Agatha que suplique a la superiora que nuestra boda pueda efectuarse esta tarde, yestoy esperando su respuesta..."Ha regresado y me ha dicho que ya han ido a buscar al capellán de la iglesia de la MisiónInglesa. Nos casaremos dentro de una hora, o tan pronto como despierte Jonathan..."Lucy, llegó la hora y se fue. Me siento muy solemne, pero muy, muy contenta. Jonathandespertó poco después de la hora, y todo estaba preparado; él se sentó en la cama, rodeado dealmohadas. Respondió 'sí, la acepto' con firmeza y fuerza. Yo apenas podía hablar; mi corazón estabatan lleno, que incluso esas palabras parecían ahogarme.Las hermanas fueron todas finísimas. Nunca, nunca las olvidaré, ni las graves y dulcesresponsabilidades que han recaído sobre mí. Debo hablarte de mi regalo de bodas...Cuando el capellán y las hermanas me hubieron dejado a solas con mi esposo, ¡oh, Lucy!, ¡es laprimera vez que he escrito las palabras 'mi esposo'!, cuando me hubieron dejado a solas con mi espososaqué el libro de debajo de su almohada, lo envolví en un papel blanco, lo até con un pequeño listón azulpálido que llevaba alrededor de mi cuello y lo sellé sobre el nudo con lacre, usando como sello mi anillode bodas.Entonces lo besé y se lo mostré a mi marido; le dije que así lo guardaría, y que sería una señalexterior y visible para nosotros durante toda nuestra vida de que confiábamos el uno en el otro; quenunca lo abriría, a menos que fuera por su propio bien o por cumplir un deber ineludible. Entonces éltomó mi mano entre las suyas, y, ¡oh, Lucy, fue la primera vez que él tomó las manos de su mujer!, y dijoque eran las cosas más bonitas en todo el ancho mundo, y que si fuera necesario pasaría otra vez portodo lo pasado para merecerlas. El pobrecito ha de haber querido decir por parte del pasado, perotodavía no puede pensar sobre el tiempo, y no me sorprendería que en un principio mezclara no sólo losmeses, sino también los años.Gentileza de El Trauko http://go.to/trauko61"Bien, querida, ¿qué más puedo decir? Sólo puedo decirte que soy la mujer más feliz de todoeste ancho mundo, y que yo no tenía nada que darle excepto a mí misma, mi vida y mi confianza, y quecon estas cosas fue mi amor y mi deber por todos los días de mi vida. Y, querida, cuando me besó, y meatrajo hacia él con sus pobres débiles manos, fue como una plegaria muy solemne entre nosotros dos..."Lucy, querida, ¿sabes por qué te digo todo esto? No sólo porque es tan dulce para mí, sinotambién porque tú has sido, y eres mi más querida amiga. Fue mi privilegio ser tu amiga y guía cuando túsaliste del aula de la escuela para prepararte en el mundo de la vida. Quiero verte ahora, y con los ojosde una esposa muy feliz, a lo que me ha conducido el deber, para que en tu propia vida de matrimonio tútambién puedas ser tan feliz como yo. Mi querida, que Dios Todopoderoso haga que tu vida sea todo loque promete ser: un largo día de brillante sol, sin vientos adversos, sin olvidar el deber, sin desconfianza.No debo desearte que no tengas penas, pues eso nunca puede ser; pero si te deseo que siempre seastan feliz como lo soy yo ahora. Adiós, querida.Pondré esta carta inmediatamente en el correo, y quizá te escriba muy pronto otra vez.Debo terminar ya, pues Jonathan está despertando. ¡Debo atender a mi marido!"Quien siempre te quiere,MINA HARKER"Carta de Lucy Westenra a Mina HarkerWhitby, 30 de agosto"Mi queridísima Mina:"Océanos de amor y millones de besos, y que pronto estés en tu propio hogar con tu marido. Megustaría que regresaran pronto para que pudieran pasar cierto tiempo aquí con nosotros. El fuerte airerestablecería pronto a Jonathan; lo ha logrado conmigo.Tengo un apetito voraz, estoy llena de vida y duermo bien. Les agradará saber que ya no caminodormida. Creo que no me he movido de la cama durante una semana, esto es, una vez que me acuestopor la noche. Arthur dice que me estoy poniendo gorda. A propósito, se me olvidó decirte que Arthur estáaquí. Damos grandes paseos, cabalgamos, remamos, jugamos al tenis y pescamos juntos; lo quiero másque nunca.Me dice, que me quiere más: pero lo dudo, porque al principio me dijo que no me podía querermás de lo que me quería ya. Pero estas son tonterías. Ahí está, llamándome, así es que nada más porhoy.LUCY"P. D. —Mamá te envía recuerdos. Parece estar bastante mejor la pobrecita.""P. D. otra vez. Nos casaremos el 28 de septiembre."Del diario del doctor Seward20 de agosto. El caso de Renfield se hace cada vez más interesante. Por ahora hemos podidoestablecer que hay períodos de descenso en su pasión. Durante una semana después de su primerataque se mantuvo en perpetua violencia. Luego, una noche, justamente al alzarse la luna, se tranquilizó,y estuvo murmurando para sí mismo: "Ahora puedo esperar; ahora puedo esperar." El asistente me vinoa llamar, por lo que corrí rápidamente abajo para echarle una mirada. Todavía estaba con la camisa defuerza y en el cuarto de seguridad; pero la expresión congestionada había desaparecido de su rostro, ysus ojos tenían algo de su antigua súplica; casi podría decir de su "rastrera" suavidad. Quedé satisfechocon su condición actual y di órdenes para que lo soltaran. Mis ayudantes vacilaron, pero finalmentellevaron a cabo mis deseos sin protestar. Una cosa extraña fue que el paciente tuvo suficiente buen Drácula Bram Stoker62ánimo como para ver su desconfianza, pues, acercándoseme, me dijo en un susurro, al mismo tiempoque los miraba a ellos furtivamente:—¡Creen que puedo hacerle daño! ¡Imagínese, yo hacerle daño a usted! ¡Imbéciles!Era un tanto consolador, para mis sentimientos, encontrarme disociado incluso en el cerebro deeste pobre loco de los otros; pero de todas maneras, no comprendo sus pensamientos. ¿Debo aceptarque tengo algo en común con él, por lo que siendo como somos, como fuéramos, debemos unirnos? ¿Otiene que obtener de mí un bien tan estupendo que mi salud le es necesaria? Tendré que averiguarlomás tarde. Hoy en la noche no hablará. Ni el ofrecimiento de un gatito, o incluso de un gato grande, escapaz de tentarlo. Sólo dice: "No me importan nada los gatos. Ahora tengo más en qué pensar, y puedoesperar; puedo espe rar."Después de un rato, lo dejé. El ayudante me dice que estuvo tranquilo hasta un rato antes delamanecer y que, entonces, comenzó a dar muestras de nerviosismo.Finalmente se puso violento, hasta que, por último, cayó en una especie de paroxismo que loagotó de tal manera que, finalmente, se desvaneció en una especie de coma.... Tres noches seguidas ha sucedido lo mismo: violento todo el día y tranquilo desde la salida dela luna hasta la salida del sol. Realmente desearía descubrir alguna pista de la causa. Casi pareceríacomo si hubiera alguna influencia que viniera y se fuera. ¡Vaya idea! Esta noche vamos a enfrentar en unjuego a los cerebros sanos contra los cerebros enfermos. Una vez se escapó sin nuestra ayuda. Estanoche se escapará con ella. Le daremos la oportunidad, y los hombres estarán preparados para seguirloen caso de que sea necesario...23 de agosto. "Siempre sucede lo inesperado." Cómo conocía bien a la vida Disraeli. Cuandonuestro pájaro encontró abierta la jaula, no quiso volar, de tal manera que todos nuestros sutilespreparativos no sirvieron de nada. En todo caso, hemos probado una cosa: que los períodos detranquilidad duran un tiempo razonable. En lo futuro estaremos en capacidad de aflojarle un poco lasrestricciones durante unas cuantas horas cada día. Le he dado instrucciones a mi asistente nocturno paraque sólo lo encierre en el cuarto de seguridad, una vez que ya se haya calmado, hasta una hora antes deque suba el sol. El pobre cuerpo del enfermo va a gozar de este beneficio, aunque su mente no puedaapreciarlo. ¡Alto! ¡Lo inesperado! Me llaman: el paciente se ha escapado otra vez.Más tarde. Otra noche de aventuras. Renfield esperó astutamente hasta que el asistente estabaentrando en el cuarto para inspeccionar. Entonces, salió corriendo a su lado y voló por el corredor. Yoenvié órdenes a los asistentes para que lo siguieran. Otra vez se fue directamente a los terrenos de lacasa desierta, y lo encontramos en el mismo lugar, reclinado contra la vieja puerta de la capilla. Cuandome vio se puso furioso, y si los asistentes no lo hubiesen sujetado a tiempo, hubiera tratado de matarme.Mientras lo estábamos deteniendo sucedió una cosa extraña. Repentinamente, redobló sus esfuerzos, yluego, tan repentinamente, recobró la calma. Yo miré instintivamente a mi alrededor, pero no pude vernada. Luego capté el ojo del paciente y lo seguí, pero no pude descubrir nada mientras miraba al cieloiluminado por la luna, excepto un gran murciélago, que iba aleteando en su silenciosa y fantasmaltravesía hacia el oeste. Los murciélagos generalmente giran en círculos indecisos, pero éste parecía irdirectamente, como si supiera adónde se dirigía o como si tuviera sus propias intenciones. El paciente secalmó más, y al cabo de un rato, dijo:—No necesitan amarrarme; los seguiré tranquilo.Sin ningún otro contratiempo, regresamos a la casa. Siento que hay algo amenazante en sucalma, y no olvidaré esta noche...Del diario de Lucy WestenraHillingham, 24 de agosto. Debo imitar a Mina y escribir las cosas en un libro. Así, cuando nosveamos podremos tener largas charlas. Me pregunto cuándo será. Desearía que estuviera otra vezconmigo aquí, pues me siento tan infeliz. Anoche me pareció que estaba soñando otra vez como en Gentileza de El Trauko http://go.to/trauko63Whitby. Tal vez es el cambio de clima, o el hecho de que estoy otra vez en casa. Todo es oscuro yhorroroso para mí, pues no puedo recordar nada; pero estoy llena de un vago temor, y me siento débil yexhausta. Cuando Arthur vino a comer se miró bastante preocupado al verme, y yo no tuve los ánimospara tratar de parecer alegre. Me pregunto si tal vez pudiera dormir esta noche en el cuarto de mamá.Inventaré una excusa y trataré...25 de agosto. Otra mala noche. Mi madre no pareció caer en mi propuesta. Ella misma no pareceestar tan bien, y no cabe duda de que se preocupa mucho por mí. Traté de mantenerme despierta, ydurante un tiempo lo conseguí; pero cuando el reloj dio las doce, me despertó de un sopor, por lo quedebo haber estado durmiéndome. Había una especie de aletazos y rasguños en la ventana, pero no lesdi importancia, y como no recuerdo qué sucedió después, supongo que debo haberme quedado dormida.Más pesadillas. ¡Cómo desearía poder recordarlas! Esta mañana me sentí terriblemente débil.Mi rostro está sumamente pálido, y me duele la garganta. Algo debe andar mal en mis pulmones,pues me parece que nunca aspiro suficiente aire. Trataré de mostrarme alegre cuando llegue Arthur,porque de otra manera yo sé que sufrirá mucho viéndome así.Carta de Arthur Holmwood al doctor SewardHotel Albemarle, 31 de agosto"Mi querido Jack:"Quiero que me hagas un favor. Lucy está enferma; esto es, no tiene ninguna enfermedadespecial, pero su aspecto es enfermizo y está empeorando cada día. Le he preguntado si hay algunacausa; no me atrevo a preguntarle a su madre, pues perturbar la mente de la pobre señora acerca de suhija sería fatal, debido a que su propia salud anda muy mal. La señora Westenra me ha confiado que sudestino ya está sellado (enfermedad del corazón), aunque la pobre Lucy todavía no lo sabe. Estoy segurode que algo está ejerciendo influencia en la mente de mi amada novia. Cuando pienso en ella casi medistraigo; el mirarla me produce siempre un sobresalto. Le dije que te pediría a ti que la vieras, y aunqueal principio puso algunas dificultades, yo sé por qué, viejo amigo, finalmente dio su consentimiento. Seráuna tarea dolorosa para ti, lo sé, viejo, pero es por su bien, y yo no debo dudar en pedírtelo ni tú enactuar. Puedes venir a almorzar a Hillingham mañana a las dos, para que la señora Westenra nosospeche nada, y después de la comida Lucy va a buscar una oportunidad para estar a solas contigo. Yovendré a la hora del té, y podemos irnos juntos; estoy lleno de ansiedad, y quisiera hablar a solas contigotan pronto como la hayas visto. ¡No faltes!ARTHURTelegrama de Arthur Holmwood a Seward1 de septiembreMe llaman para ver a mi padre, que ha empeorado. Escribo. Escríbeme detalladamente porcorreo nocturno a Ring. Telefonea si es necesario.Carta del doctor Seward a Arthur Holmwood2 de septiembre"Mi querido y viejo amigo:"Respecto a la salud de la señorita Westenra me apresuro a decirte inmediatamente que en miopinión no hay ningún trastorno funcional ni enfermedad que yo conozca. Al mismo tiempo, de ningunamanera puedo considerarme satisfecho de su semblante; está totalmente diferente a lo que era la últimavez que la vi. Por supuesto, debes tener presente que no tuve oportunidad de hacer un examenDrácula Bram Stoker64minucioso tal como hubiera deseado; nuestra misma amistad plantea aquí una pequeña dificultad que nisiquiera la ciencia médica ni la costumbre pueden sobrepasar. Lo mejor será que te diga exactamente loque sucedió, dejándote en libertad para que saques, dentro de ciertas medidas, tus propias conclusiones.Luego te diré lo que he hecho y lo que me propongo hacer."Encontré a la señorita Westenra con bastantes buenos ánimos. Su madre estaba presente, y enpocos segundos me percaté de que estaba tratando por todos los medios de engañar a su madre, yevitarle de esa manera ansiedades. No tengo ninguna duda de que adivina, en caso de que no lo sepa,que hay necesidad de tener cautela. Comimos solos, y como nos esforzamos por parecer alegres,obtuvimos, como una especie de recompensa por nuestros esfuerzos, cierta alegría real, entre nosotros.Entonces, la señora Westenra se retiró a descansar, y Lucy se quedó conmigo. Fuimos a su boudoir, yhasta que llegamos ahí su reserva no se modificó, pues los sirvientes iban y venían.Sin embargo, tan pronto como se cerró la puert a, la máscara cayó de su rostro y se hundió en unsillón dando un gran suspiro y escondiendo sus ojos con la mano.Cuando yo vi que su animosidad había fallado, me aproveché inmediatamente de su reacciónpara hacer un diagnóstico. Me dijo muy dulcemente:"No puedo decirle a usted cuánto detesto tener que hablarle acerca de mi persona."Yo le recordé que las confidencias de un doctor eran sagradas, pero que tú estabasverdaderamente muy ansioso por ella. Ella captó inmediatamente el significado de mis palabras, y arreglótodo el asunto con un par de palabras."Dígale a Arthur cualquier cosa que usted crea conveniente. ¡Yo no me preocupo por mí misma,sino por él!"Por lo tanto, tengo libertad de hablar."Fácilmente pude darme cuenta de que le hace falta un poco de sangre, pero no pude ver lossíntomas típicos de la anemia, y por una casualidad tuve de hecho la oportunidad de probar la cualidadde su sangre, pues al abrir una ventana que estaba remachada, un cordón se rompió y ella se cortóligeramente la mano con el vidrio quebrado. En sí mismo fue un hecho insignificante, pero me dio unaoportunidad evidente, de tal manera que yo me apoderé de unas pocas gotas de sangre, y las heanalizado. El análisis cualitativo muestra que existen condiciones normales, y además, puedo inferir,señalan la existencia de un vigoroso estado de salud. En otros asuntos físicos quedé plenamenteconvencido de que no hay necesidad de temer; pero como en alguna parte debe haber una causa, hellegado a la conclusión de que debe ser algo mental. Ella se queja de tener a veces dificultades alrespirar, y de tener sueños pesados, letárgicos, con pesadillas que la asustan, pero de las cuales no sepuede acordar. Dice que cuando niña solía caminar dormida, y que estando en Whitby la costumbreregresó, y que una vez salió caminando en la noche y fue hasta East Cliff, donde la encontró la señoritaMurray; pero me asegura que últimamente esta costumbre ha vuelto a desaparecer. He quedado condudas, por lo que he hecho lo mejor que sé: le he escrito a mi viejo amigo y maestro, el profesor vanHelsing, de Ámsterdam, que es una de las personas que más conocimientos tiene sobre enfermedadesraras en el mundo. Le he pedido que venga, y como tú me dijiste que todas estas cosas estarían a tucargo, te he mencionado a ti y tus relaciones con la señorita Westenra. Esto, mi viejo amigo, es enobsequio de tus deseos, pues yo me siento demasiado orgulloso y demasiado feliz de poder hacer lo quepueda por ella. Yo sé que Van Helsing hará cualquier cosa por mí por una razón personal, así es que noimporta por qué motivos venga, debemos aceptar sus deseos. Es un hombre aparentemente muyarbitrado, pero esto es porque él sabe de lo que habla más que ninguna otra persona. Es un filósofo y unmetafísico, y uno de los científicos más avanzados de nuestra época; y tiene, supongo, una menteabsolutamente abierta. Esto, con unos nervios de acero, un temperamento frío, una resoluciónindomable, un autocontrol y una tolerancia exaltada de virtudes y bendiciones, y el más amable de losmás sinceros corazones que laten, forman su equipo para la noble tarea que está realizando por lahumanidad, trabajo tanto en la teoría como en la práctica, pues su visión es tan amplia como lo es susimpatía. Te cuento esto para que tú puedas saber por qué tengo tanta confianza en él. Le he pedido quevenga inmediatamente. Gentileza de El Trauko http://go.to/trauko65Mañana veré otra vez a la señorita Westenra. Nos veremos en la ciudad, de manera que yo noalarme a su madre con mi visita."Tu amigo,JOHN SEWARD"Carta de Abraham Helsing, Doctor en Medicina, Filosofía y Letras, etc., al doctor Seward3 de septiembre"Mi buen amigo:"Cuando he recibido su carta ya estoy de camino hacia usted. Por buena fortuna puedo partir deinmediato, sin mal para ninguno de aquellos que han confiado en mí.Fueran otras las circunstancias, sería perjudicial para esos que han confiado en mí, pues yo voyadonde mi amigo cuando él me llama para ayudar a aquellos a quienes tiene cariño. Dígale a su amigoque cuando aquella vez usted chupó de mi herida tan rápidamente el veneno de la gangrena de aquelcuchillo que nuestro otro amigo, tan nervioso, dejó deslizar, hizo usted más por él cuando él quiere miayuda y usted la solicita, que todo lo que puede hacer su gran fortuna. Pero es un doble placer hacerlopor él, su amigo; y hacia usted voy. Tenga ya dispuesto, y por favor así arreglado, que podamos ver a lajoven dama no tan tarde mañana mismo, pues es probable que yo tenga que regresar aquí esa noche.Pero si hay necesidad, regresaré otra vez tres días después, y estaré más tiempo si es preciso. Hastaentonces, mi buen amigo John, adiós.VAN HELSING "Carta del doctor Seward al honorable Arthur Holmwood3 de septiembre"Querido Art:"Vino Van Helsing y se fue. Fue conmigo a Hillingham, y encontré que, por discreción de Lucy, sumadre había salido invitada a comer, de tal manera que quedamos solos con ella. Van Helsing hizo unexamen muy minucioso de la paciente.Quedó en comunicármelo a mí, y yo te aconsejaré a ti, pues por supuesto yo no estuve presente.Está, lo temo, muy preocupado, pero me dijo que debía reflexionar. Cuando yo le dije de nuestra amistady cómo tú me habías confiado el asunto, él dijo: 'Debe usted decirle todo lo que piensa. Dígale lo quepienso yo, si usted puede adivinar, y usted adivinará. No; no estoy bromeando. Esta no es broma, sinovida y muerte; quizá más.' Le pregunté qué quería decir con aquello, pues estaba muy serio. Esto sucediócuando ya habíamos regresado a la ciudad, y estaba tomando una taza de té antes de iniciar su regresoa Ámsterdam. No me dio ninguna pista más. No debes estar enojado conmigo, Art, porque su mismareticencia significa que todo su cerebro está trabajando por el bien de ella. Puedes estar seguro de que, asu debido tiempo, hablará con toda claridad. Así es que yo le dije que escribiría simplemente un registrode nuestra visita, justamente como si estuviese haciendo un artículo descriptivo especial para el DailyTelegraph. Pareció no tomar nota de ello, y sólo comentó que el hollín de Londres no era tan malo comosolía ser cuando él era estudiante aquí. Yo recibiré su informe mañana, si tiene tiempo para hacerlo. Entodo caso, recibiré una carta."Bien, ahora, a la visita. Lucy estaba más alegre que el día que la vi por primera vez, y desdeluego parecía estar mucho mejor. Había perdido algo de aquella mirada fantasmal que tanto te inquieta, ysu respiración era normal. Fue muy dulce con el profesor (siempre lo es), y trató de que se sintieratranquilo; sin embargo, yo pude ver que la pobre muchacha estaba hacien do un gran esfuerzo. Creo queVan Helsing también lo notó, pues bajo sus espesas cejas vi aquella rápida mirada que tan bien conozco.Entonces, comenzó a charlar de todas las cosas posibles menos de nosotros y lasenfermedades, y lo hizo con tanto ingenio que yo pude ver cómo la pretendida animación de Lucy se Drácula Bram Stoker66convertía en realidad. Entonces, sin que se notara el cambio, mi maestro llevó la conversaciónsuavemente al motivo de su visita, y dijo calmadamente:"Mi querida joven, tengo este gran placer porque usted es encantadora. Eso es mucho, querida,aunque estuviera aquí ese a quien no veo. Me dijeron que estaba usted desanimada, y que tenía unapalidez fantasmal. A ellos les digo: ¡bah! (y tronó los dedos, agregando a continuación): Pero usted y yoles vamos a demostrar cuán equivocados están. Cómo puede él (dijo, y me señaló con la misma mirada ygesto con el que me había sacado de su clase en cierta ocasión, o mejor dicho, después de esa ocasión),¿cómo puede él saber nada acerca de jóvenes? Él tiene sus locos con quienes juega, y a quienesdevuelve la felicidad, juntamente con la felicidad de aquellos que lo quieren. Es bastante lo que hace, y,¡oh!, pero hay recompensas, en el mismo hecho de poder restaurar esa felicidad. ¡Más de jovencitas! Notiene mujer ni hija, y los jóvenes no confían en los jóvenes, sino en los viejos como yo, que han conocidoya tantos dolores y las causas de ellos. Así es, querido, que lo enviaremos a que se fume un cigarro en eljardín, mientras usted y yo tenemos una pequeña cha rla confidencial."Acepté la sugestión y salí del cuarto, hasta que al cabo de un rato el profesor salió por laventana y me pidió que entrara. Parecía preocupado, pero dijo: "He efectuado un minucioso examen,pero no hay ninguna causa funcional.Estoy de acuerdo con usted en que ha habido mucha pérdida de sangre; ha habido, pero no lahay. Además, el estado general de la joven no muestra ningún síntoma de anemia.Le he pedido que me envíe a su sirvienta para que yo pueda hacerle un par de preguntas, de talmanera que no quede oportunidad de perder algo. Yo sé muy bien lo que dirá. Y sin embargo, hay unacausa; siempre hay una causa para todo. Debo regresar a casa y pensar. Usted debe enviarme eltelegrama todos los días; y si hay motivo, vendré otra vez. La enfermedad, pues no estar del todo bien esenfermedad, me interesa y también me interesa ella, la dulce jovencita. Me encanta, y por ella, si no porusted, o por enfermedad, vendré."Y como te digo, no quiso decir más, ni cuando estuvimos solos. Así es, Art, que ya sabes todo loque yo sé. Mantendré una estricta vigilancia. Espero que tu pobre padre siga mejor. Debe ser una cosaterrible para ti, mi querido viejo, estar situado en una posición tal entre dos personas que son tan queridaspara ti. Yo conozco tu idea del deber para con tu padre, y haces bien en ser fiel a ella; pero si haynecesidad, te enviaré un mensaje para que vengas de inmediato a donde Lucy; de tal manera que no teacongojes de más, a menos que recibas noticias mías."Del diario del doctor Seward4 de septiembre. Mi paciente zoófago siempre me mantiene interesado. Sólo ha tenido un ataque,y eso fue ayer a una hora inusitada. Poco antes del mediodía comenzó a mostrarse inquieto. El asistentereconoció los síntomas y pidió de inmediato ayuda.Afortunadamente, los hombres llegaron corriendo, y apenas a tiempo, pues al dar el mediodía sevolvió tan furioso que tuvieron que usar toda su fuerza para sujetarlo. Sin embargo, como a los cincominutos comenzó a tranquilizarse paulatinamente, hasta que finalmente se hundió en una especie demelancolía, estado en el cual ha permanecido hasta ahora. El asistente me dice que sus gritos, durante elparoxismo, fueron realmente escalofriantes; cuando entré, me encontré con las manos llenas, atendiendoa algunos de los otros pacientes que estaban asustados por su comportamiento. De hecho, puedoentender bastante bien el efecto, pues el ruido de sus gritos me perturbó incluso a mí, aunque yo meencontraba alejado, a cierta distancia. Ahora acabamos de cenar en el asilo, y sin embargo, todavía mipaciente está sentado en una esquina murmurando, con una mirada sombría, amenazadora y angustiosa.Su rostro más bien parece indicar, en vez de mostrar algo directamente. No puedo acabar decomprenderlo.Más tarde. Otro cambio en mi paciente. A las cinco de la tarde lo fui a ver y lo encontré casi tanalegre como solía estar antes. Estaba capturando moscas y comiéndoselas, y mantenía registro de suscapturas haciendo unas rayas con las uñas en el borde de la puerta entre los canales del relleno. Cuandome vio, se dirigió a mí y pidió disculpas por su mala conducta, y me suplicó de una manera muy humilde yatenta que le permitiera regresar otra vez a su cuarto y que le diera su libreta. Pensé que convenía Gentileza de El Trauko http://go.to/trauko67complacerlo; de tal manera que está de regreso en su cuarto con la ventana abierta. Ha regado el azúcarde su té por el antepecho de la ventana, y está entregado otra vez a su colección de moscas. Demomento no se las está comiendo, sino que las está poniendo en una caja, igual que antes, y ya estáexaminando los rincones de su cuarto para encontrar arañas. Traté de hacerle hablar sobre lo sucedidoen los últimos días, pues cualquier pista sobre sus pensamientos me sería muy útil, pero él no quisoentrar en conversación. Durante unos momentos puso una expresión bastante triste, y dijo con apagadavoz, como si más bien hablara consigo mismo en vez de hablar conmigo:—¡Todo ha terminado! ¡Todo ha terminado! Me ha abandonado. ¡No tengo esperanza, a menosde que yo mismo lo haga!Luego, repentinamente, volviéndose a mí de manera resuelta, me dijo:—Doctor, ¿sería usted tan amable de darme un poquito más de azúcar? Creo que me haría muybien.—¿Y las moscas? —le pregunté.—¡Sí! A las moscas les gusta también, y a mí me gustan las moscas; por lo tanto, a mí me gusta.¡Y pensar que hay gente tan ignorante que piensa que un loco no tiene argumentos! Le di dobleración de azúcar y lo dejé feliz, como supongo que puede ser feliz un hombre en este mundo. Desearíapoder penetrar en su mente.Medianoche. Otro cambio en él. Había ido yo a visitar a la señorita Westenra, a quien encontrémucho mejor, y acababa de regresar; estaba parado en nuestro propio portón mirando la puesta del sol,cuando escuché que el loco gritaba. Como su cuarto está en este lado de la casa, pude oírlo mejor queen la mañana. Fue una sorpresa muy fuerte para mí, y con desagrado aparté la vista de la maravillosabelleza humeante del sol poniente sobre Londres, con sus fantásticas luces y sus sombras tintáceas, ytodos los maravillosos matices que se ven en las sucias nubes tanto como en el agua sucia, para darmecuenta de la triste austeridad de mi propio frío edificio de piedra, con su riqueza de miserias respirantes, ymi propio corazón desolado que la soporta. Llegué junto al paciente en el momento en que el sol seestaba hundiendo, y desde su ventana vi desaparecer el disco rojo. Al hundirse, el paciente empezó acalmarse, y al desaparecer por completo se deslizó de las manos que lo sostenían, como una masainerte, cayendo al suelo. Sin embargo, es maravilloso el poder intelectual recuperativo que tienen loslunáticos, pues al cabo de unos minutos se puso en pie bastante calmado y miró en torno suyo. Hice unaseña a los asistentes para que no lo sujetaran, pues estaba ansioso de ver lo que iba a hacer. Fuedirectamente hacia la ventana y limpió los restos del azúcar; luego tomó su caja de moscas y la vacióafuera, arrojando posteriormente la caja; después cerró la ventana y, atravesando el cuarto, se sentó ensu propia cama. Todo esto me sorprendió, por lo que le pregunté:—¿Ya no va a seguir cazando más moscas?—No —me respondió él—, ¡estoy cansado de tanta basura!Desde luego es un formidable e interesante caso de estudio. Desearía poder tener una ligeravisión de su mente, o de las causas de su repentina pasión. Alto: puede haber, después de todo, unapista, si podemos averiguar por qué hoy sus paroxismos se produjeron a mediodía y no al ocultarse elsol. ¿Sería posible que hubiera malignas influencias del sol en períodos que afectan ciertas naturalezas,así como la luna afecta a otros? Lo veremos.Telegrama de Seward, en Londres, a van Helsing, en Ámsterdam4 de septiembre.Paciente todavía mejor hoy.Telegrama de Seward, en Londres, a van Helsing, en Ámsterdam5 de septiembre.Drácula Bram Stoker68Paciente muy mejorada. Buen apetito; duerme bien; buen humor; color regresa.Telegrama de Seward, en Londres, a van Helsing, en Ámsterdam6 de septiembre.Terrible cambio para mal. Venga enseguida; no pierda una hora. No enviaré telegrama aHolmwood hasta verle a usted  

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