Fresas

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Chaeyoung caminaba pensativa por los pasillos desiertos de la escuela, su mirada ausente y su andar automático la hacían ver como una especie de zombie pero ¿qué importaba?, no había nadie que la viera.

Sus pensamientos eran un lió y no veía la hora en que aquella maraña desapareciera, todo era como un laberinto sumamente difícil y torturoso, ya que aquellos pensamientos siempre la conducían a lo mismo.

Imágenes de dos caras que bien conocía reinaban en su cabeza, sí, conocía sus caras, pero no podía distinguir muy bien que significaban para ella. Se preguntó por primera vez si era posible gustar de dos personas a la vez, es una pregunta que traía muchos problemas ahora que la vivía en carne propia, estaba segura que tenía que aclararse antes de volver a hablar con aquellas dos personas, consideraba importante siempre ser clara pues algo que no toleraba era la incomodidad, ahí la tienen caminando sin rumbo bajo el típico y significante comportamiento en el ser humano, introspección, pero eso no sería suficiente, ella lo sabe, lo sabes tú y todos los que nos hemos encontrado en este laberinto mental, el estímulo externo adecuado es el detonante de la certidumbre que siempre buscamos.

Unos diez metros atrás dejo de caminar sola, por supuesto no noto a los dos chicos que la seguían de cerca y con sigilo, aunque murmuraban un poco alto, ella ni se inmuto.

Para su sorpresa los chicos no serían los únicos que se la toparan, una de las caras que ocupaba su mente la buscaba ansiosa por pasar unos minutos con ella, si tenía suerte dibujar una sonrisa en su rostro y así ganar unos minutos más.

La chica la miraba fascinada, su andar despistado y su rostro pensativo, tuvo la extraña certeza de jamás haber visto algo tan lindo en su vida, apretó con seguridad el paquete que traía en sus manos y camino decidida detrás de ella dejando que siguiera perdida en su mundo unos pasos más.

-Chae –llamo con dulce voz acercándose por su espalda lo más que pudo para quedar a centímetros de su oído, rápidamente envolvió la cintura de Chaeyoung con su mano libre.

La contraria se sorprendió, un poco tensa y brusca se separó encarando a la chica, se arrepintió a los pocos segundos, reprendiéndose por estar tanto a la defensiva.

-¡Somi! Perdóname, es solo que me sorprendiste –le decía muy arrepentida, la nombrada solo rió negando

-Está bien, creo que debí ser un poco más sutil, te he estado buscando desde hace un buen rato ya –su semblante estaba pensativo, su cabeza ladeada ligeramente, Chaeyoung noto el paquete en la mano de Somi y miro con curiosidad

-Esto es para ti –se lo acerco sonriendo, Chae sintió sus piernas gelatina ante esa sonrisa, su corazón se aceleró, le tomo segundos saber cómo reaccionar y cuando se dio cuenta del retraso se sonrojo tomando el cuadrito envuelto cuidadosamente con un moño muy bonito de listón.

-¿Es hoy mi cumpleaños y no me he enterado? –quiso bromear tontamente, por supuesto Somi no se perdería la oportunidad de reír de alguna de sus bromas aunque siempre era natural

-Tus admiradores siempre te dan regalos, quería competir un poco con ellos

-Esos admiradores los soñaste –contesto riendo un poco mientras negaba

-Eres popular hasta en mis sueños... o ¿debería decir pesadillas? –mientras hablaba fingía que tenía una larga barba que acariciaba, otra sonrisa más de Chaeyoung resulto, sonrió con ella- Vamos ábrelo quiero ver tu reacción –señalo el pequeño regalo, Chae deshizo el moño con cuidado como si no quisiera que perdiera su forma, el pequeño mantelito cayo dejando a la vista un tupper que abrió con entusiasmo, fresas... eran sus favoritas, actualmente muy caras y difíciles de conseguir pues no estaban en temporada, sin embargo ahí estaban, con un aspecto sano y sabroso, inmediatamente salivo. Volvió su cara de asombro, adoración y agradecimiento a la chica

MUSA (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora