¿Esperanza?

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Solo me podía preocupar por una cosa, Nayeon, quería evitar que se enterara que era mi Musa, pero me era insoportable que me ignorara también, así que me gano mi necesidad por su cercanía y compre algunos de sus dulces favoritos para hacerla que me dirigiera la palabra de nuevo.

Cuando la encontré caminando por los pasillos de la escuela por la mañana, a paso tranquilo tan hermosa, perfecta, poética y más temprano que los demás estudiantes como siempre, mi corazón volvió a reproducir su ritmo caótico como sabía hacerlo cuando la sentía cerca, me paré unos segundos para ganar valor respirando profundamente y no huir como una cobarde.

La alcance a pasos apresurados y la abrace por la espalda con miedo a que me rechazara, ella se quedó inmóvil, aunque sin rigidez alguna. Me separe lentamente y ella se volteó con una expresión de molestia y los brazos cruzados seguramente esperando que hablara.

-Nayeonie, no te molestes por una tontería, por favor –dije endulzando mi voz lo más que pude- nunca quise que ese escrito causara problemas, de haber sabido ni lo escribo

-Mina, no digas eso, fue hermoso –aún molesta me elogia, yo solo me derretía más

-Gracias –dije sonriendo levemente- le traje un tributo –saque de mi bolsillo los dulces que tanto le gustaban, su expresión dibujo el debate interno que estaba teniendo por tomarlos o no y le puse las cosas más difíciles poniendo mi cara de perrito suplicante, bufó y me arrebató los dulces de la mano

-Ni siquiera sé porqué estoy tan molesta, es solo que estos últimos días han sido muy confusos –admitió, pero yo no entendí muy bien lo que quiso decir- Me porte muy infantil, lo sé... Mina, perdóname –dijo volviendo a su tono juguetón, solo pude sonreír grande

-No hay nada que perdonar

-Bien, perdóname entonces lo que diré, pero no lo puedo ignorar y sabes que no soy buena ocultando mis pensamientos, si me dices quien fue tu musa yo puedo ayudarte, pienso que es una gran oportunidad de que te confieses, tus palabras fueron geniales no hay manera de que no considere intentar algo contigo –dijo mirándome curiosa, como si quisiera leer mis reacciones a cada instante, a mí me dolía que la persona que quería me sugiriera eso, incluso que quisiera brindar su ayuda... me paralice y silencio fue todo lo que obtuvo, no supe qué decir, pero ella ya me conocía en poco tiempo y conocía esta reacción, suspiro resignada

-Mina –me llamó muy suavemente- ¿me dedicarías un poema? –mis ojos se cristalizaron ante su petición, había algo en su tono que acarició mi alma dejándome vulnerable- quisiera sentir lo que es... ser tu musa

Dos chicas se levantaron de golpe en sus respectivas camas, en sus respectivas casas de la misma ciudad, 8:45 am, sus ojos se posaron en el reloj, la luz que ya se colaba en sus habitaciones esto hizo más fácil la tarea para ambas de darse cuenta de que sólo había sido un sueño.

Solo necesitaban ser un poco más valientes para que esa conversación sucediera y otro poco más para que terminara de la manera que ambas querían, pero eran dos personas diferentes y cada una contaba con sus impedimentos e inseguridades, mientras Mina se quedó reflexionando sobre esto un poco más, Nayeon sacudió la cabeza como tratando de sacarlo de sus pensamientos y se dispuso a levantarse de una vez para desayunar. Aunque no la malinterpreten, Nayeon pensaba en Mina, siempre, no se lo admitía así misma pero el sueño también plantó raíces en su mente,es  sólo que lo dejó para después.

MUSA (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora