Cita, propuesta.

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Después de los acontecimientos de aquella mañana y esa tarde creías que nada más malo te podía pasar... O no... No es que fuera malo en realidad, era sólo que esta persona gritaba ser extravagante a donde sea que fuera... Esto tampoco debía ser un problema para ti... Al menos no hasta que en medio de tu disculpa por haberlo tomado como una broma le habías pedido una cita... O algo así.
Lo recordabas, mientras mirabas tu reflejo en el espejo de un auto recuerdas que tú ni siquiera debías estar allí, había sido sólo un impulso y no creías que él fuera a aceptar, sin embargo y en contra de toda probabilidad él había aceptado... El gran, sublime y poderoso Gundham Tanaka había aceptado tener una cita contigo.

Tu día había iniciado de lo más normal, siendo ese un domingo lo tenias libre y te habías alistado como siempre, era medio día y habías quedado con aquel que respondía bajo el título de "Dark Overlord" para algo así que era como una "cita". Aunque en realidad ambos habían llegado a eso debido a que tú, entre disculpas le habías pedido una forma de remediar el daño causado... Y al final lo único que había salido de tus labios era un "¡Lo siento! Mira... Te invitaré un café ¿De acuerdo?"

¿Por qué habías hecho eso? Ni siquiera tenía sentido... Él ya estaba aparentemente bien y aunque no dejaba de llamarte "hechicera" parecía ya iba a alejarse y tu verano podría seguir como desde un principio debía haber sido... Pero no... Tal vez por lo nerviosa que estabas o por que el tipo en verdad daba miedo con sus actitudes y apariencia habías terminado por pedirle que se reunieran ese domingo.

Mientras caminabas no podías dejar de pensar en si él iría o no... No por que te importara en realidad, sino por que... ¿Y qué más daba si te importaba? Ya bastante habías tenido con la escena que entre los dos habían armado aquella tarde, ya no importaba... Además, ya sabiendo que el tipo no se trataba de una broma de volvía mucho más interesante... Cualquiera era curioso, tú no eras la excepción.
El sol del medio día era fuerte contra tu rostro mientras por un momento lo único que escuchabas y en lo único que te podías concentrar era el sonido de tus zapatos y en el buscar la cafetería en la cual lo habías citado, una que era alejada a tu trabajo, eso de manera obvia. Además, el que tus amigos te vieran era una posibilidad que no podías aceptar... No eran malas personas... Pero tampoco eran las mejores... Y Gundham era... Bueno... Gundham era Gundham.

La ropa que habías elegido podía ser un acierto o un desacierto, fuera lo que fuera tú te sentías cómoda con ella y no era como si hubieses vestido así para impresionarlo a él...
... Y eso era todo... Mirando tu reloj por última vez te dabas cuenta de que habías llegado justo a tiempo, ni tarde, ni temprano. Justo a tiempo para la primera cita. (¡Demonios! ¿Qué? ¿Ahora tú también le llamarías así?)
Empujaste la puerta de la cafetería y cruzaste esta, esperando no verle allí sentado, pues de algunos habías escuchado que si el chico (fuera cual fuera el caso) llegaba primero era porque él estaba en verdad interesado en ti. Tú no necesitabas a un tipo así como él interesado en ti... ¿Qué se supone que iba a hacer para conquistarte? ¿Mandar a sus hámsteres a darte una carta de amor? ¿Lanzar un hechizo contra ti? ... Ja... Que incluso pensar en eso era ridículo... Quizás un poco divertido.
Al abrir la puerta te topaste con otra de esas cosas inesperadas... Él estaba allí, con las manos juntas enfrente de su pecho y las palmas hacia arriba, al parecer sujetando a sus cuatro hámsteres y teniendo algún tipo de conversación con ellos... Eso era adorable... Ver a un tipo que parecía tan duro y temible haciendo algo como eso.

-... Hola... - Después de caminar los pasos que te alejaban de la mesa del fondo, que al parecer era la que él había elegido le saludaste -¿Interrumpo algo?-
A pesar de que tu voz era suave el se había sorprendido un poco, levantando su mirada de ojos bicolor para mirarte a ti, acto seguido dejando que los cuatro hámsteres subieran por sus brazos y se perdieran en alguna parte de la bufanda de aquel muchacho.
-... Sueños etéreos, hechicera...- fue la única respuesta por su parte, cruzando los brazos por delante de su pecho, ocultando el rostro dentro de su bufanda morada y encogiéndose de hombros. ¿Qué tan buena había sido la idea de ir con él?
-¿Sueños et...?- estuviste a punto de preguntar, recordando de inmediato lo que había pasado cuando habías sentido intriga por otra de sus palabras la tarde en que lo habías "invitado a salir"-... Ya veo... Lamento llegar tarde... - en lugar de cualquier otra cosa dijiste, jalando la silla hacia atrás para sentarte sobre esta.
-No lo hace, hechicera... Ángeles han cantado su presencia en este tiempo exacto, premoniciones sobre su llegada yo he tenido.-
¿Ahora él te veía como un Mesías o algo así? Eso era imposible de saber... Más con el tipo de palabras que usaba... Y eso sin contar que seguía llamandote "Hechicera".
-... Ya ve... - comenzaste a decir, pero fuiste interrumpida casi de inmediato por él, por sus palabras y el que levantara su brazo vendado en una posición un tanto dramática (¿Por qué tenía tantas vendas? Tal vez después podrías preguntarle).
-La oportunidad de conocer a un adversario digno ha llegado, como el mismo arcángel Azrael predijo.-
... Y todo perdía el sentido en ese punto...
-¿Azrael? ¿Qué estás di...?-
-¡Usted es aquella hechicera!- y de nuevo te había interrumpido, haciendo que te hicieras un poco hacia atrás a causa del grito.
-...¿Yo?- la única manera en la que podías describir como te sentías en ese momento era... Desconcertada... Muy desconcertada.
Y entonces, en un abrir y cerrar de ojos un pequeño hámster se asomó por su bufanda, como si estuviera mordisqueando su mejilla, o algo así.
-... Estoy de acuerdo, SunD- él dijo, era obvio que esas palabras no eran para ti -... Ha llegado el momento... -
Y con esas palabras Gundham metió su mano dentro de su gabardina, llevaba una camisa diferente ese día pero la gabardina y la bufanda no se ausentaban , por un segundo parecía que iba a sacar un arma o algo así (por más paranoico que esto pareciera) pero al final sólo sacó una pequeña caja, como las que se usan para guardar joyería, collares o pulseras, en este caso. Caja que apenas sacó puso encima de la mesa, enfrente tuyo.
-SunD ha entregado parte de su poder en la cubierta para el deposito...- aseguró, Sun-D debía ser el nombre del hámster y con aquellas palabras debía querer decir que ese pequeño hámster había ayudado a envolver lo que fuera que se encontraba en esa caja... Vaya... Que era adorable imaginar al pequeño (¿O pequeña?) haciendo algo como eso, poniendo el moño, quizás, alguna de esas actividades con sus diminutas patitas. -...Su eterno poder ha sido útil ante el resguardo, confío en que sus habilidades, hechicera, funcionaran para contener la maldad infinita del objeto que verá a continuación- tus pensamientos fueron interrumpidos por su voz fuerte y esas palabras extrañas.
-¿Es para mí?- preguntaste, era una caja muy bonita, parecía que si se habían empeñado en envolverla, y no parecía que sólo aquel hámster, que te miraba con entusiasmo desde el hombro de Gundham, lo hubiera hecho.
Gundham asintió, he incluso parecía que aquel que aparentaba ser Sun-D también lo hacía.
-... Bueno... Gracias... - era extraño todo eso, desde que te estaba dando un regalo hasta que era la primera vez que se veían "oficialmente". Lo que hiciste a continuación fue extender tu mano para tomar aquella caja, temblando un poco, pues no sabías lo que encontrarías en esta -... Y gracias a ti también... - agregaste al sentir la mirada de ambos encima tuyo, levantando tu mirada apenas habías tomado la caja, sonriendo para el hámster, si había ayudado a envolver eso lo menos que podías hacer era agradecerle.

Con tus acciones Gundham parecía haberse sonrojado un poco, aunque, no era como si le estuvieras prestando atención en realidad, por el momento distraída en abrir eso, además, podías atribuir que se había sonrojado a cualquier otro motivo.
Cuando retiraste la tapa lo primero que viste fue, entre tantas cosas, algo que podías esperar o que no... Lo que parecía ser una pulsera hecha con un listón rojo, había una pequeña libélula plateada colgando de este listón y junto a ella un flor igual plateada todavía más pequeña.
-... Esto es... - tus palabras salieron, titubeando un poco, era algo lindo, al menos en apariencia, pero no entendías muy bien el significado de este objeto que parecía ser hecho en casa.
-... Su presencia es imprescindible para mi ejército, hechicera... -
Y eso era todo, sus palabras... Sus palabras quizás no eran suficientes, pero... De algo habían servido. ¿Tú serías la "hechicera" de su "ejército"? Eso quedaba completamente en tus manos...

Conjuro. (Gundham Tanaka x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora