Capítulo 13.

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Megara POV.

Cerca de la zona de la universidad de Manchester, hay varios restaurantes buenos, pero si lo que buscas es impresionar a una chica, habla con Axel y él te recomendará el restaurante Bertucci's. El restaurante italiano es precioso: paredes con madera de roble oscuro, mesas separadas con bancos de piel, manteles de lino de color rojo oscuro, y velas. Montones y montones de velas.

No sabía que me iba a llevar a un sitio tan elegante, no quería decirme donde me llevaría, pero parece que no he elegido mal mi vestuario, llevo un simple vestido de flores ajustado y zapatos con un poco de plataforma, cuando vuelva a la habitación le agradeceré a Ecco por ser mi estilista de la noche.

Axel, en cambio, viste unos pantalones oscuros y una camisa de botones color verde haciendo juego con sus ojos y que se estira por sus amplios hombros.

El camarero nos lleva a nuestra mesa y Axel se espera de pie hasta que me he sentado en el banco. A continuación, se sienta junto a mi.

-¿Qué tal? –Me mira con una sonrisa burlona- ¿Muy impresionada?

-Ufff, no lo sabes tu bien –respondo con ironía divertida.

-¿Ya sabes que vas a pedir? -Coge la carta y me la pasa.

-Voy a dejar que sigas impresionándome... -con eso el camarero se acerca y Axel pide por los dos.

-Dos lasañas al horno, por favor.

-¿Lasaña al horno? –inquiero curiosa por su pedido.

-Si hay algo supremo en este restaurante es la lasaña –afirma rotundamente.- Confía en mi.

-La confianza es algo que debe ganarse –suspiro- pero te daré el beneficio de la duda...

-Ya verás como termina gustándote y suplicarás por una segunda cita –me guiña un ojo y el camarero vuelvo para traer dos copas de vino blanco.

-En unos minutos su cena estará en breves momentos.

-Gracias –murmura Axel.- ¿Por qué medicina?

-¿Por qué no?-le devuelvo la pregunta y río- De pequeña siempre jugaba a que yo era médico y mi hermana pequeña era la enferma. Siempre me ha gustado ese rollo –me encojo de hombros. -¿Y tú? ¿Por qué arquitectura?

-Se me da muy bien dibujar y los cálculos, y mi padre también es arquitecto. Muy habitual pero me viene de familia... -confiesa y con su confesión, el camarero nos trae los dos platos de lasaña.

-Que aproveche –dice volviendo a dejarnos solos.

-Gracias. –Decimos ambos a la vez.

-Vamos a ver qué tal está esto –digo cogiendo los cubiertos y probando la lasaña. Cuando los sabores explotan en mi paladar no puedo evitar soltar un ruidito de placer que hace que Axel me mire con atención.- ¡Esto es increíble, tiene un sabor perfecto!

-Te lo dije –dice él llenándose la boca con su lasaña y afirmando convencido con la cabeza.

Seguimos comiendo plácidamente y conversando. Me fijo en un grupo de chicas de mi edad que entran en el restaurante pero rápidamente Axel me distrae:

-Entonces, ¿afirmas que te lo estas pasando bien y que ha sido una buena idea aceptar esta cita conmigo? –intento esconder mi sonrisa pero se me hace una tarea muy difícil.

-Bueno, no ha estado mal... En verdad estas haciendo un buen trabaj...

-¡Axel! Que sorpresa... -una chica rubia con ojos verdes me interrumpe sin ninguna vergüenza.

-¡Chloe! ¿Qué tal? –la saluda él con demasiada confianza para mi gusto.

-Muy bien... -dice ella y le da un ligero manotazo en el pecho- No me llamaste para ir al cine...

-Oh es cierto, lo siento.

-Rompes mi corazón, con lo que yo te quiero y lo poco que me cuidas –le responde la rubia con cara de pena y a mi me mira con malicia. – Más te vale llamarme y venir a verme a mi habitación cuando quieras.

-Está bien Chloe, lo haré sin dudar –afirma él y ella se marcha con una sonrisa triunfante. Axel vuelve a tomar asiento mientras sigue a Chloe con la mirada hasta que desaparece de su vista.- Cada día está más guapa...

-Hmm –afirmo irónica y como si el mundo quisiera ayudarme, mi móvil empieza a sonar con una llamada de Ecco que respondo en pocos segundos.- ¿Hola?

-Oye siento interrumpir, ¿dónde están tus apuntes de anatomía?

-¿Qué?¡Dios mío! Voy enseguida –miento descaradamente sin querer pasar más rato con Axel después de ver como la rubia lo distraía.

-¿Qué dices loca? –pregunta una extrañada Ecco.

-Voy corriendo Ecco, no llores por favor... -le digo levantándome de mi asiento.

-Aaah, ya lo entiendo, quieres huir...-entiende ella al fin y me cuelga.

-Me tengo que ir –digo sin siquiera disculparme ni darle ninguna excusa a Axel. Saco dinero de mi cartera y se lo lanzo.- Tal vez la rubia quiera tomar mi lugar... -digo con un poco de mala leche y me largo sin dejar que me responda ni me acompañe.

Un Hércules para ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora