WILLIAM

703 21 0
                                    



NARRADO POR WILLIAM:

Apoyado levemente en la parada de Bus que hay cerca de mi calle, justo delante de un bar, y en la posición contraria a la ubicación de la cárcel donde enseñan cosas, mastico la improductiva mañana, molesta, inquieta, la misma mañana que era ayer y exactamente la misma que sera mañana. Se hace dura, intensa, un tanto amarga.

Elevo la mirada hacia el cielo. Nubes, nubes de esas que no se van, que se mantienen suspendidas en el aire como por arte de magia, como si fueran provocadas por un truco del gran mago Larry, nubes sencillas, irrelevantes para todos esos seres que caminan desenfrenados hacia ese lugar donde tienen que llegar para poder vivir y salir adelante y ser alguien de provecho a ojos claro, de la sociedad. No llega mas lejos quien mas se cansa sino quien nunca deja correr eso si con un sentido y con el corazón.

Ahí esta la clave. Clave por cierto que muchos pierden cuando empiezan a correr y luego al cabo de unos años se pierden ellos mismo porque han ido toda la vida sin orientación alguna sin norte.

Bajando del cielo, refugio de locos, me incorporo al mundo real. Voces lejanas de niños llegan a mis oídos, Voces que provienen sin duda alguna de el edificio blanquecino situado justo en frente de mis ojos. Ahí esta. La inocente infancia, las sonrisas falsas de esos familiares contentos en el fondo por ver a esas pequeñas almas correr hacia sus brazos ilusionados felices dejando caer por sus débiles cuerdas vocales toda una cascada de vivencias i impresiones que les ha dejado la mañana.

Yo impasible a cualquier alteración del entorno observo como de costumbre atento a esos sabios que probable y tristemente muchos serán reconocidos en un futuro como auténticos locos y jamas podrán saber de la sabiduría innata que poseen pero que alguien se encarga de construir todas las barreras que sean necesarias para que duden de su sabiduría y se den golpes contra una pared al ver equivocadamente conocimiento contrario al suyo.

Así funciona el mundo.

De pronto veo como uno de estos niños, este era inquieto y mas inteligente que el resto, agarrado de la mano de su abuelo, supongo, se dirigen a la parada donde yo, ya cansado, llevo esperando un buen rato no se muy bien a que pero que cuando me percato de la presencia de este binomio me doy cuenta de que todo tiene sentido. Estar en la parada apoyado sin tener nada que hacer me ofrece la oportunidad de viajar en el tiempo gracias a estos dos.

La mañana, antes aburrida se convierte en un musical lleno de magia. El niño observa al mayor, con ganas con energía. El mayor por el contrario observa al niño con esfuerzo sin energía pero con las mejores de las intenciones. Empieza, entonces, un dialogo entre los dos. Me fije apresuradamente en los ojos del abuelo algo preocupado y nervioso pero en el fondo feliz. Apuesto a que en su mente cuando escuchaba hablar a su nieto se le aparecían recuerdos de guerra de su dura infancia su no niñez y valora y y celebra la situación privilegiada de los niños hoy en día. Sonreían.

Una duda me sucumbe. Me da la sensación y espero equivocarme de que no cuidamos y valoramos a nuestros mayores. Esos que dieron la vida por nuestro bienestar por que hoy podamos tener una vida aunque no perfecta digna. La experiencia de la vida. El amor, el perdón la realidad, los sueños. Creo que merecen un poco mas de atención. No podemos abandonarles cuando ya no nos hagan falta básicamente porque si están es porque nos hacen falta, todo lo que nos llega a nuestros sentidos nos hace falta, no podemos dejar de apoyarnos en ellos ellos saben mas que nosotros ellos tienen la sabiduría bien es cierto que no tienen la innata puesto que se la arrebataron cuando fueron niños tienen la de la vida que vivimos. En fin. todo muy complejo.

Una vez en casa me preparo para volver clase. yo al no tener que hacer todas las asignaturas puesto que el pasado año apruebe al menos dos tengo la fortuna de disfrutar de hasta seis horas libres para poder repasar materia. Siendo conocedor de esto desde el momento que adquirí el horario me propuse aprovecharlas 3 semanas mas tarde esto no ha sido posible y lo único que hago en estas horas es pensar y pensar y pensar y pensar. Así que no aprovecho muy bien el tiempo que digamos. La vaguea gana a la voluntad en la mayoría de los casos.

Como algo antes de ir a clase bebo un vaso de agua, me levanto del sofá, cojo la mochila, un poco vieja, y salgo pitando por la puerta. Muchos gritos se escuchan, cada vez mas fuertes a medida que me acerco a la puerta del instituto. Empieza, de nuevo la ansiedad, ese monstruo que me atormenta y que se muestra al menos fiel a mi, pero que me impide mostrarme natural ante el resto del mundo.

Cuando entro por la puerta principal, una señora con apariencia antipática observa seria mi entrada agitada y contundente. En el fondo aunque me muestre seguro de mi mismo me intimida pero intento disimularlo. Dentro ya de el edificio me dispongo a cruzar ese mar de niños desorientados que no se si huyen o solo corren en todas direcciones.

Mi cabeza empieza a situarse y me pone en situación. estas en el instituto, hay gente que te mirara, relájate, llaves? si, bolis? si todos los libros? creo que si. Bien cojo aire y me dispongo a entrar en la clase.

Mis ojos como no podía ser de otra manera fueron a parar a ella, katy, que se situaba junto a sus amigas. Creo que por unos momentos mis ojos miraban los suyos cuando los suyos miraban los míos. Me gusta mirar a los ojos ellos no mienten no pueden hacerlo mirar a los ojos es como mirar a alma me gusta esa sensación.

Ese día ocurrió algo especial. No recuerdo muy bien el porque pero nos encontrábamos sentados desordenadamente en el aula sin poner mucha atención a lo que decía el profesor a nuestro aire o al menos es lo que recuerdo. Empezó a desarrollarse una conversación entre katy al menos una de sus dos amigas estaba, yo y alguien mas creo que un amigo de su infancia al cual ella tiene muchisimo cariño. Me sentía cómodo dentro de mi habitual incomodidad en cualquier sitio.

Empece a dejar de lado las intervenciones de quienes no eran katy para solo concentrarme en ella. Sonreíamos. No podíamos tener un intercambio de palabras sin dejar de reír. No siempre lo hacíamos porque algo nos había hecho gracia. A veces simplemente eran nervios de no saber muy bien que decir. Me encantaba. Ella y su sonrisa.

En el fondo no sabia si estaba haciendo el ridículo o no si me pasaba de gracioso o no pero no la note especialmente incomoda así que no deje de hablar.

Lo mejor de todo fue, bajo una sospecha mutua de que entre los dos algo había despertado cuando katy soltó lo siguiente: en carrefour no hay comida!!. Yo completamente seguro de lo que digo exclame seguro si que la hay. Una cascada de sonrisas se vino entonces para volver mas tarde a la seriedad.

Había sido bonito.

Todo para mi lo es.

He aprendido a lo largo de estos años a decir las cosas que siento y si algo me parece bonito decirlo. se que cuando lo hago en mi me invade una sensación de sentirme débil ante la otra persona pero en el fondo se que es lo que queda mas adentro de alguien. Seguiré diciéndolo aunque todo me parezca bonito y seguiré dando las gracias.

LA SOMBRA DEL NIÑO ©LSDN#1 #wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora