CAPITULO 2

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NARRADO POR KATY:

Se me llenan los ojos de lagrimas al observar como mis manos van rompiendo, deshaciendo, quemando aquel regalo hecho con el amor que jamás recibí y que de algún lugar saqué.

Sobre las 7 de la tarde, en aquel mirador, tan cerca de la casa, apenas a dos minutos de camino, y que tantas veces he pasado en tan poco intervalo de tiempo, desde el cual se puede ver la ciudad entera, pequeñas gotas apagando las llamas y disolviendo las cenizas, mis ojos arden mas, se siente como vida incontrolable, ganas de gritar, y desear un momento de paz.

El humo se evapora y desaparece, ya no quedan rastros de aquel insignificante obsequio, al cual dediqué mucho tiempo y sabiendo desde el principio que acabaría de esta manera, es un regalo para ti, hermano, no hay persona que lo merezca.

Miro al cielo, no creo lo suficiente, pero aun así le siento, sentada en la acera, una carretera desierta a estas horas, apenas hay luz, un gato acompañándome en el el sentimiento de soledad, se acerca, se ve triste, está solo, siento muchísima nostalgia, dejo subir el gato en mi regazo, dejo caer mi bufanda, está temblando, es el pensar en que ciertas criaturas extrañas, también pueden ser, y sentir, son seres repugnados por otros seres, muchas veces humanos, dejándolos tirados en pleno invierno.

Está empezando a llover con mas fuerza, es un día triste, una vez mi hermano dijo que una fuerza de unión podía hacer magia, a veces pienso que el clima va a favor de mis emociones, ahora no se que siento, estoy perdida, ojalá estuviese perdida, quisiera coger un vuelo sin rumbo y aterrizar en cualquier parte del mundo, ojalá uno paralelo, no conocer a nadie, conocer nuevas miradas...

No me entiendo, jamás creí ser tan sensible, de hecho nunca pensé serlo apenas.

¿Porque las personas sensibles son las que hacen todo con el corazón?, es algo ilógico, e inmoral, las personas sensibles está llenas de cicatrices, pero es obvio que nunca cambiarán, continuarán haciéndolo desde lo mas fondo, atravesando comisuras rotas, saltando trocitos, mas bien pedazos, pero aun así continuarán haciéndolo, ya que no se trata de una lección si no una manera de ser, de una forma de vivir, el hecho es que es injusto, que estas personas, sean las mas infravaloradas, no son valoradas ni agradecidas en ningún momento, como mensaje a una madre que ha demostrado no tener corazón, ¿que ha sido de ti? ¿Mamá?

Quisiera pedirte perdón, ¿porque? por ser tu vergüenza, por ser la hija más patética del universo, la mas mal educada y la mas desordenada, que perdón por no hacerte caso, y perdón por mis disgustos, por ser el ridículo de la familia, y... ¿que me falta? perdón por haber nacido.

Pero aun así, decirte, algo que deberías saber, como papel de madre, no como un rol, ni función por deber, sino porque deberías sentirlo así, es que, a veces nosotros, los hijos, en vez de tantos regaños, necesitamos un ABRAZO.

Y luego está el, que a pesar de todo, necesito ese abrazo, se que el tiene sus propios planes, planes de futuro, planes en su vida, que aspira a lo grande, a estar muy arriba, que tal vez haya sido un pequeño peldaño, que he servido de ayuda para darle ese empujón que necesitaba, que si, que sus metas son distintas a las mías, y si ya tenía claro esto, porque se molestó en ¿todo?

Me muero el pensar que no puedo dejar las cosas así, que todo parece hablado, que está ya todo bien, que dejamos de lado el sentir, y ser simples amigos, los abrazos me conforman, nunca pasar de más, luego que puede pasar, ¿volver a empezar?.

No entiendo el porque no me rindo, debería dejarlo aun misero hola, unas pocas palabras y una casta mirada, pero no lo pone fácil, algo también que no comprendo, el, no cede, hay algo que le aferra y quisiera saberlo para poder ayudarle a desatarle.

Porque mis ojos vuelven a empañarse, aunque tal vez ya no lo se, ya no diferencio entre lagrimas y lluvia, aquel tiempo desesperante, el gato sigue dispuesto a quedarse conmigo, parece que nunca fue atendido, me preocupa por mi salud, pero no me importa, tengo que irme, empieza a llover fuertemente, y tengo un larguísimo camino de vuelta a casa, espero no caerme, pienso en cambiar mi trayectoria, y pasar por el parque, lo hago decidida, llevo como un cuarto de hora andando, me agacho a atarme el cordón de mis deportivas y escucho un llanto, un llanto joven, muy joven, de niño.

Un niño, sentado en una parada de bus, aparenta muy poca edad, tal vez unos 6 o 8 años, de pelo negro y ojos muy claros, puedo apreciarlos cuando levanta la vista enfrente y le encaro, miro alrededor y no veo a nadie, el niño sigue llorando, no soy capaz de acercarme y preguntarle el problema, visualizo de lejos el parque, me siento acobardada, pienso en no seguir y girar en la siguiente calle, cuando me giro el niño ya no está, frunzo en Ceño, muy extrañada, miro hacia todos lados y no hay señal alguna, veo un papel en el suelo, no está del todo mojado, supongo que se le había caído al niño de algún bolsillo, debajo de la parada de autobús, así que lo rescato.

Lo observo atentamente, es un dibujo, tan familiar que lo recuerdo, es un fragmento que había quemado minutos antes.

Abro los ojos de par en par, giro el papel, si en efecto es este, está la inscripción que hice, ya borrosa y algo difundida por la humedad, los bordes de la hoja están quemados y hay un trozo de celo desde punta a punta empezando por arriba hasta abajo de la hoja.

Vuelvo a girarme a buscar el niño, pero lo único que veo es el gato, el mismo de antes, puedo verlo por su pelaje oscuro, negro, y sus ojos extremadamente claros. Está encima del terrado de una casa, pero está quieto, muy quieto, como si en algún momento fuese a saltar, pero está quieto, la vista fija en algún punto.

Le echo una ultima mirada al gato, al parque, me guardo el papel en el bolsillo, con cuidado de no romperlo ya que está algo mojado, y me voy.

LA SOMBRA DEL NIÑO ©LSDN#1 #wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora