El club

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Eran las cuatro de la madrugada. Mis pies se quejaban de aguantar tantas horas en unos tacones infernales, y yo solo era capaz de pensar en el momento de llegar a casa y descalzarme. Sin embargo, allí estaba, en otro club. 

Este club merecía la pena, o eso decía mi amiga. Se suponía que era el local de moda, exclusivo, y no al alcance de todos.

Como fuera, yo sólo estaba allí por ella. Lo único que me apetecía era irme a casa, pero aguantaba por insistencia de mi mejor amiga, que amenazaba con matarme si no íbamos a ese local. Obviamente no iba a cumplir su promesa, pero parecía que ese club era especialmente importante para ella, y a quién iba a engañar, a mí también me encanta la fiesta.

Nunca había visto este local. Sólo había escuchado hablar de él.

Nadie decía más de lo justo y necesario como para prender la llama de la curiosidad en ti y hacerte arder en deseos de descubrir qué misterio había en un club de fiesta como para que todos pusieran cara de fascinación al pensar en él.

Cuando llegamos al edificio, estratégicamente apartado de otras discotecas, vi un imponente edificio de fachada negra. Sólo el edificio consiguió transmitirme una sensación que no supe identificar, pero que me llamaba a entrar, y que me advertía de que, posiblemente, no volviera a salir. Los neones deslumbraban la vista dándole una aura aún mas espectral, y a la vez, terriblemente atractiva. "Night" un nombre curioso, pero que representaba a la perfección el edificio, oscuro y misterioso como la noche.

Una pequeña fila de gente esperaba fuera para entrar. Me sorprendió el pequeño número de gente sabiendo que este era uno de los locales más aclamados. Pero cuando llegó nuestro turno de entrar lo comprendí. Tras las pesadas puertas, custodiadas por un enorme e intimidador guardia de seguridad, se abría un amplio espacio. Un hall, como nunca había visto en una discoteca, que continuaba creando una atmósfera cada vez más y más envolvente.

Me resultó terriblemente elegante, sin dejar de ser oscuro. Por primera vez, sentí que mi atuendo de fiesta encajaba a la perfección con el lugar. No demasiado ajustado, no demasiado arreglado. Ese lugar exigía él sólo que quien entrara cumpliera unos mínimos de pulcritud. Como cuando entras en un restaurante caro con chanclas y sientes que no encajas. Esa es la sensación que transmitía un local tan colosal como este. Entendí por qué decían que era tan exclusivo.

Bienvenida al NightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora