Regresé una semana después.
Necesité tiempo para asimilar todo lo que había vivido. Pasé por distintas fases, recelo, enfado, asco, pena... pero finalmente había llegado a la aceptación. Entendí que me había gustado, y que quería más.
Esta vez iba sola, encontraría toda la compañía que necesitaba dentro.
Entré en el local y me dirigí hacia las esclareas, sin esperar que nadie me invitara esta vez.
Derek y su compañero seguían custodiando la puerta. Su mirada brilló intensamente al verme:
-Has vuelto- Afirmó impresionado
-No podía dejar las cosas sin terminar- Contesté mirándolo profundamente a los ojos
-¿Y qué es lo que te queda por terminar? Diría que ya lo has probado todo
- Me faltas tú- Contesté segura y con una mirada pícara
Él no contestó, sólo me miró y se giró para abrirme la puerta y dejarme pasar. Me sentí un poco decepcionada porque me rechazara nuevamente, pero cuando sentí su mano posarse en la parte baja de mi espalda me relajé.
Las puertas se cerraron a mis espaldas y las de Derek. Inhalé el perfume abrumador de la sala, me sentía como en casa
La mano de Derek me empujó delicadamente y yo caminé gustosa hacia donde me llevaba. Llegamos a un reservado, más amplio que el que había visto la vez anterior, las paredes eran oscuras, y el único mueble en toda la estancia era una pequeña encimera situada en medio y medio.
No me preocupé por nada más porque Derek me giró entre sus brazos y volvió a besarme tan intensamente como había hecho la primera vez. Su boca sabía a caramelo, sus labios eran suaves y carnosos, su lengua juguetona y exigente. Mientras me besaba recorrió todo mi cuerpo con sus manos. Agarrándome firmemente por la espalda para bajar sus manos lentamente, a la vez que bajaba la cremallera de mi vestido. Dedicó un buen rato a masajear mi culo, apretarlo y excitarlo. Entonces me quitó el vestido y lo dejó al suelo. Su ojos se abrieron con sorpresa.
Yo había ido preparada. El vestido era la única pieza de ropa que me había molestado en ponerme. De forma que me quedé totalmente desnuda para él. Quise sentir su piel contra la mía y comencé a desabrochar su camisa mientras él seguía mirando mi cuerpo asombrado.
En un arranque de pasión me cogió por la nuca y la parte baja de la espalda y me tumbó en el aire haciendo que todo mi cuerpo se apoyara en él.
-¿Qué estás haciendo conmigo?- me susurró al oído. Y acto seguido clavó sus colmillos en mi cuerpo y succionó mi sangre.
Yo grité de sorpresa y placer y me dejé llevar por esa sensación. Me gustaba sentir cómo tragaba mi sangre y escucharlo gemir de placer. Después de un rato paró para no dejarme sin energías y me dio un suave lametazo en la mordedura para sanarla. Cicatrizó al momento.
-Sigo queriendo más de ti- Susurró
-Ya somos dos- Le contesté al oído
Volvió a besarme y me cogió de los muslos para levantarme y cargar conmigo enroscada a él hasta la mesa que había en la sala. Apoyó mi culo suavemente en la encimera, que me produjo una corriente eléctrica por toda la columna vertebral por el frío material. Me reclinó hacia atrás y abrió mi piernas para él. Su mirada transmitía lujuria cuando miraba mi vagina, húmeda e hinchada. Se desprendió de su camisa de un tirón, empujándola al suelo hecha jirones. Inclinó su cabeza y la metió entre mis piernas para comenzar a lamer mis labios vaginales.
Mi espalda se arqueó al sentir su lengua recorrer mi vagina, haciendo húmedos círculos sobre mi clítoris.
-Voy a correrme- le avisé esperando a que me diera más, mucho más.
E introdujo dos dedos dentro de mí, enviándome directamente al mundo de los orgasmos sobrenaturales. Arqueé mi espalda, eché la cabeza para atrás, mis ojos se pusieron en blanco y abrí la boca para soltar un gemido gutural.
Sin dejarme descansar de mi primera corrida, se desabrochó los pantalones e introdujo su miembro en mí, cuando mi vagina aun latía por el orgasmo. Todo fue muy intenso, pero así era Derek.
Su miembro martilleaba dentro de mí a un ritmo constante y frenético. Me agarró con las dos manos de las caderas, obligándome a doblarme y así poder profundizar la penetración. Sentía cómo llegaba a lugares profundos de mi interior y los estimulaba con su constante entrar y salir. Sentía sus huevos chocar contra mi culo cada vez que empujaba, y lo escuchaba resoplar por el placer y el esfuerzo. Limpié las gotas de sudor que se deslizaban por su frente y el desvió su mirada de nuestras entrepiernas uniéndose para mirarme directamente a los ojos.
Seguimos mirándonos fijamente mientras el ritmo de las penetraciones aceleraba, así como su fuerza, y tuvo que sostener mis caderas más fuerte para no deslizarme por la mesa cada vez que me embestía.
Con ese brutal ritmo llegamos los dos al orgasmo, sin cortar en ningún momento nuestras miradas. Mi cara se contrajo de placer y abrí la boca para gritar de placer mientras seguía mirándolo fijamente a los ojos. Ese gesto debió excitarlo sobremanera porque bufó y terminó con unas embestidas fuertes e intensas, que hicieron que mi grito vibrara mientras mi cuerpo rebotaba.
Cuando los dos habíamos acabado nos miramos satisfechos el uno al otro, sabiendo que esta no sería la última vez que lo hiciéramos.
Iba a bajarme de la encimera, pero cuando apoyé mis pies en el suelo, las fuertes manos de Derek me cogieron y me giraron para volver a apoyarme contra la encimera, dejando mi culo en pompa y mis piernas colgando. Notaba cómo su semen resbalaba por mis piernas
-No te vayas aun. Disfruta un poco más- Susurró en mi oído
Me dio un fuerte azote en la nalga y lo vi marcharse de la sala, a la vez que entraba una fila de hombres deseosos de probar a la humana.
Sonreí y una risotada salió de mí cuando el primero de la fila me penetró de una sola y fuerte estocada. Comenzó un rápido e intenso vaivén que empujaba mi cuerpo y me clavaba contra la mesa, pero me cogió de la cintura para afirmarme al sitio y poder seguir taladrándome con más fuerza.
Después de él muchos otros probaron mi húmedo coño, que estaba encantado de recibirlos. Perdí la cuenta de los orgasmos que llevaba y del número de hombres que se habían corrido en mi interior, en mis nalgas, en mi espalda, en mi culo... Podía sentir todos los fluidos deslizarse hacia abajo por mis piernas.
Lo único que sabía con seguridad, era que volvería más veces.
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Bienvenida al Night
VampireMini relato erótico paranormal Cuando la simple fachada de un edificio es capaz de transmitirte una sensación de peligro. Cuando sabes que te estás metiendo en la boca del lobo. Cuando el ambiente es oscuro y amenazador. Cuando a pesar de to...