Capítulo 11 a 13
¿De verdad mereces fama Katniss? Admites que las cámaras ya no te siguen, pero Haymitch lo dijo una vez: “Nunca te bajas de éste tren, siempre tendrás que sonreír ante las cámaras”
-Hiljonx.
Hasta ahora sólo han escuchado sólo a nuestro héroe principal, pero, si no les importa, y creo que no. Déjenme que les cuente lo que ocurrió después que Hiljonx se adaptara al pueblito.
De todas formas, les aclaro que los siguientes acontecimientos ocurren entre los capítulos once y el capítulo 13, los cuales son un tanto movidos. No es de extrañar que sean los favoritos de las personas.
Muy bien, primero les diré algo. Hiljonx pasaba por un extraño momento de aceptación para sus ideales, y eso fue principalmente lo que le motivó a iniciar — años más tarde — Sus bien conocidos movimientos. Tales pensamientos jode mente le traían perdido durante varias horas.
Y, es que mientras más veía la guerra a través de los enormes televisores, más se preguntaba el por qué de aquello… Y es que no tenía sentido, del lado de los Rebeldes todo parecía muy ensayado… Extraño.
Pero, para nuestro amigo, que seguía inmerso en sus pensamientos, no se le ocurría otra cosa más que sentarse en su silla mal hecha y esperar que todo se relajase… Y pocas veces obtenía ese derecho.
Fue cuando, Hiljonx, algo dormitado por la ráfaga de pensamientos, escuchó varios gritos de dolor en el bosque, aquello despertó de manera fugaz — Y no es para menos mis lectores — Todos los sentidos de Hiljonx, que miraba para todas las direcciones que podía mientras intentaba encontrar aquél ataque desmedido que destrozaba las esperanzas de los pueblerinos. Pero, no escuchó nada de ese tipo. Sí había destrozos y un sentimiento de odio, pero nada de bombas.
Y como era estúpido quedarse parado como idiota en el medio de la sala preguntándose qué está pasando, Hiljonx salió a paso rápido por la puerta, sin importarle si afuera estaba un agente de la paz a punto de asesinarlo de un solo tiro en la cabeza… Aunque, como narrador debo complacerlos, les diré que nada de eso pasó, al menos en la vida real, por que Hiljonx ya se consideraba hombre muerto apenas tocó la manecilla.
Afuera el ambiente se sentía cargado, y no era para menos, las lágrimas que se habían escuchado provenía de los refugiados de aquél pequeño caserío, Nuestro protagonista se preguntó qué estaba pasando. Y no pudo averiguarlo hasta que subió la mirada, como si fuera empujado por una mano divina — Posiblemente aquella que le forzó a matar a Finnick — Y lo que vio en pantalla lo dejó helado… Aunque no había razón de ello.
Y digo que no había razón, por que la persona que estaba en pantalla no tenía nada que ver realmente con él, pero de todas formas le pegó. En pantalla estaba puesta la imagen de Prim, volando en montones de pedazos sangrientos y con la cabeza rodando como juguete. La hermana de Katniss, un acto por demás macabro y sin corazón que azota a todos los habitantes.
Incluso me atrevo a decir que el gemido y el dolor se escucha en todo Panem. Como una sola agonía por una sola muerte.
Hiljonx no da crédito a lo que ve ni lo que oye. Todo ese color rojo y humo que inunda la pantalla. Algo para lo cuál nadie estaba completamente preparado, pero, de alguna forma. Para Hiljonx era algo… Obvio.
«No te sé decir con exactitud… Pero, desde ese momento algo dentro de mí dijo que las cosas no van a cambiar. Ella, al igual que los demás eran sólo herramientas baratas pero bonitas»
Esas fueron las palabras de Hiljonx en esa escena.
Las lágrimas que soltaba todo Panem para el fallecimiento de Prim eran continúas, y, sin mentir, se podía llenar todo un río con ellas. Aunque, Hiljonx no derramó una sola, no es que tuviera un corazón de piedra — Posiblemente sí lo tenía — Sino que nuestro amigo descubrió algo que los demás ignoraban.
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Los juegos del hambre: Asesinato de aves
Ciencia Ficción"Panem, todo está perfecto, el capitolio ha caído, no hay más juegos del hambre, Katniss es un mártir... Pero, la verdad no creo que haya un cambio real" A pesar de todo, Hiljonx no cree que nada haya cambiado, él vivió la guerra contra el capitolio...