—¡Ay, por Dios! —gritó Phichit.
Yuuri definitivamente había enloquecido. Había pedido permiso a un chico, que no conocía de nada, que le permitiera darle un beso cuando ya tenía los labios pegados a los labios del otro chico.
No era de extrañar que Minami le hubiera dado un puñetazo en la cara y saliera corriendo.
Yuuri seguía sentado en el asfalto, mirando a la nada, sumiéndose lentamente en un aura deprimente.
Cuando el chico le golpeó y salió corriendo casi llorando, Yuuri cayó en cuenta de lo que había hecho. Una atrocidad.
—Debo hacer harakiri —dijo el japonés llevando las manos a su cabeza.
—¿Hara... kiri? —preguntó Phichit, pero Yuuri no respondió, por eso el tailandés comenzó a investigar en el muy confiable internet—. ¡Ay, por Dios! —exclamó el chico mientras corría al basurero a unos metros—. Minami kun, Yuuri se quiere cortar en dos —explicó alterado al otro japonés que, hecho bolita, se escondía detrás del contenedor de basura—. ¡Dijo Harakiri!!!!!
—¡Yuuri senpai! —gritó Minami poniéndose en pie, andando a paso veloz al lugar que minutos antes había abandonado para encontrar al japonés en la misma postura que lo había dejado—. No puedes morirte después de robarte mi primer beso —refunfuñó el chico al borde de las lágrimas.
—¡Era tu primer beso! —dramatizó Yuuri—. Aunque eso me hace muy feliz, necesito que me atropelle ese carro —dijo levantándose del suelo, intentando llegar hasta la avenida.
—¡Senpai, no! —gritó Minami aferrándose a Yuuri por la espalda.
Pero el mayor de ambos estaba dispuesto a pagar, con su vida, los agravios cometidos en ese que en serio amaba.
—Pero debo hacerlo, te he causado muchos inconvenientes, necesito redimirme —explicó Yuuri deteniendo su paso, acariciando las manos que se aferraban fuertemente a él.
—¡Está bien! —aseguró Minami—. Solo tienes que hacerte responsable.
—¿Puedo hacer eso? —preguntó el pelinegro mirando con expectación al chiquillo que lloraba, sonreía y se sonrojaba al mismo tiempo. Minami asintió—. Entonces... ¿puedo besarte? —preguntó de nuevo acariciando la punta de la nariz del chico con la punta de su nariz.
Minami abrió los ojos enormes y luego sonrió tan amplio que sus ojos se cerraron.
—¿De verdad me amas? —preguntó el rubio.
—De verdad verdadera —repitió el azabache pegando sus labios a los del chico que abrazaba.
—Wow, eso es tan increíble. Amo los dramas japoneses —dijo Phichit—. Pero en serio que es increíble, no pareces un chico falto de confianza, ¿de dónde has sacado tanto valor? —preguntó el tailandés a su amigo.
—Del amor —dijo Yuuri sin ser capaz de soltar la mano del chico que le miraba mucho más embobado que de costumbre—. Minami kun me hace una mejor persona.
—Ahí estás, mejor persona —dijo Viktor entre emocionado y molesto—. Deseo que seas feliz con Minami kun, pero acabas de ganarte una sanción tremenda, faltaste al entrenamiento. ¡Vamos! —ordenó el peliplata arrastrando a Yuuri de una oreja.
—¡Esfuérzate, Yuuri senpai! —gritó Minami que se despedía del azabache agitando una mano en el viento—. Y, Yuuri senpai... ¡También te amo! —dijo sonriendo, sobre todo cuando el rostro de ese que siempre admiró, y que amaba secretamente, sonrió tontamente de nuevo.
—FIN—
Hola hermosuras, historia completada. Esta fue una historia muy bonita, he disfrutado mucho imaginarla, sobre todo este capítulo. Phichit, Yuuri y Minami juntos son una muy tierna locura. Gracias por leer, pasen a conocer y amar más de mis historias. Besos!!!
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ENAMORADO DE MI FAN
FanfictionKatsuki Yuuri, siempre consciente de sus fallos, tiende a deprimirse con facilidad, y aunque a veces pareciera que no hay nada capaz de sacarlo del hoyo, siempre hay alguien que con simples letras puede devolverle los ánimos y, de a poco, robarle el...