Capítulo 6

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—¡Te amo! 

Lo escuchó claro y fuerte, tan fuerte que resonaba en su cabeza, y en la cabeza de todos los que ahora le miraban. Pero... ¿por qué le miraban a él?, ¿acaso tan vergonzosas palabras habían salido de su boca?

—Yu... Yuu... Yuuri senpai —balbuceó el chico cuya parte roja del cabello se decoloraba para darle tono a su rostro.

Yuuri sonrió completamente descolocado. 

¿Se había vuelto loco, acaso? 

La respuesta era sí, de otra manera no le hubiera declarado su amor al chico que alegremente se había acercado a saludar.

—Vamos afuera —ordenó Phichit empujando a su amigo hasta un lugar donde no hubiese tantos espectadores—. ¿En qué diablos pensabas?, ¿cómo es que, de la nada, le declaras amor a alguien? ¿No era que estabas enamorado de la persona de las cartas?... Ay Dios... No me digas que ese chico es Minami.

—Soy Kenjiro Minami —se presentó el chico que siguió al tailandés que se robaba a su senpai—, dieciocho años, japonés, tipo de sangre O, Leo.

Phichit y Yuuri le miraron con sorpresa, no se estaban esperando que ese chico les siguiera. Pero Minami tenía cosas que preguntar y las respuestas las tenía ese joven que admiraba y que un joven de piel morena se había llevado.

»¿Puedo preguntarte algo, senpai? —preguntó Minami buscando la mirada escurridiza de su compatriota—. ¿Me conoces?

—¡Claro que sí! —aseguró Yuuri dándole la cara—. Eres Kenjiro Minami, dieciocho años, japonés, tipo de sangre O, Leo y... tienes los ojos más hermosos que he visto en mi vida.

El sonrojó fue parte de la cara de Minami esta vez. Nunca nadie le había dicho que tenía ojos bonitos, que se lo dijera la persona que admiraba, y que minutos atrás le había declarado su amor, sin duda le hacía feliz. Sobre todo por la cara de idiota que estaba poniendo Yuuri.

Uno no se imagina que puede ver cosas tan absurdas, parecía que en serio le amaba.

—Eres gracioso, senpai —aseguró el chico sonriendo mucho muy sonrojado aún—. ¿De verdad me amas?

—De verdad verdadera —dijo Yuuri sin inmutarse. 

El japonés de cabello oscuro estaba absorto en la felicidad que sentía por haber encontrado lo que deseaba.

Yuuri había pensado que esa declaración sería el final, pero el chico le había seguido, eso le daba esperanzas, unas esperanzas que mantendría al mínimo, en ese mínimo que los ponía como compañeros de profesión.

—Pero soy un chico —alegó Minami.

Yuuri había usado la palabra que significaba amar, literalmente, cuando debió utilizar gustar. Por eso, con una risilla burlona, Minami hacía tal aclaración.

—Pero eres el chico más lindo que he visto en mi vida —aseguró Yuuri sin dejar de sonreír.

—¡Qué atrevido, Yuuri! —se burló Phichit que no perdía pista de lo que ese par charlaban.

—Minami kun —habló Yuuri ignorando la expectante emoción de su mejor amigo—. ¿Puedo besarte? 


Continúa...

ENAMORADO DE MI FANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora