El tiempo pasó y un nuevo concurso de patinaje dio inicio. Yuuri pensó que era bueno, porque las cartas se habían terminado y necesitaba que Minami le mirara en acción y le mandara muchas más notas.
Yuuri iba determinado, mostraría lo mejor de sí. Quería que Minami se enterara de lo grande que podía llegar a ser sin dejar de divertirse. Después de tres meses de prácticas premiadas con las cartas de Minami, deseaba que él viera sus avances, que atestiguara hasta dónde podía llegar.
Encontrarse con los patinadores fue emocionante. Aunque todos eran rivales no podían evitar sentir emoción al ver a esos patinadores que siempre daban lo mejor de ellos intentando, de nuevo, obtener la cima.
Pero la emoción de Yuuri tenía un nombre particular, un nombre al que deseaba ponerle rostro.
En tres meses había afianzado su necesidad de escuchar de Minami algún elogio, eso sin duda lo haría feliz. Por eso lo buscaría y, definitivamente, lo encontraría.
—¿Te enamoraste? —preguntó Phichit después de escuchar el relato de su mejor amigo.
—Eso parece, ¿no? —cuestionó Yuuri completamente sonrojado, pero sin ser capaz de apartar la sonrisa de su rostro.
—Eso es lindo —aseguró Phichit—. Pero también tonto. ¿Cómo te enamoras de alguien que no conoces?... eres muy tonto, Yuuri.
—Lo sé, en serio que lo sé, Phichit. Pero no puedo evitarlo. Él sabe las palabras exactas para entrar en mi corazón.
—Tonto, Yuuri. Ojalá no rompan tu corazón —dijo Phichit—, o te lleves una enorme sorpresa. Tal vez Minami es un chico —sugirió el tailandés abriendo los ojos enormes.
Yuuri sonrió. Esa posibilidad ya le había pasado por la cabeza y, aunque al principio le incomodó, no le molestaba ahora. Él estaba enamorado de la esencia de esa persona. Además no estaba esperando ser correspondido. Yuuri no quería conocerlo para confesarse, él solo quería tener el rostro de su persona amada.
Estaba enamorado, sí, pero también estaba resignado a que su amor no fuera correspondido. Y es que él sabía perfecto que admiración y amor no eran lo mismo, de ser así tal vez ya estaría casado con Viktor, quien en un tiempo se mostró dispuesto a ser su pareja sentimental. Una verdadera pena que ellos no sintieran amor.
El día de las preliminares Yuuri estaba demasiado emocionado. Por la nota de patinar juntos el japonés había asumido que Minami era patinador, así que no podía evitar imaginar que cualquiera de los participantes japoneses podía ser su Minami.
—¡Yuuri senpai! —gritó alguien y Yuuri pudo escuchar todas esas cartas que sabía de memoria.
No lo sabía en realidad, pero estaba casi seguro que había encontrado a su Minami kun, lo confirmó cuando el chico de cabello rubio con rojo, de chaqueta azul y ojos oscuros le sonrió. Cuando lo vio estuvo completamente seguro que el muñeco de la firma era ese rubio que venía emocionado hasta él.
Continúa...
ESTÁS LEYENDO
ENAMORADO DE MI FAN
Fiksi PenggemarKatsuki Yuuri, siempre consciente de sus fallos, tiende a deprimirse con facilidad, y aunque a veces pareciera que no hay nada capaz de sacarlo del hoyo, siempre hay alguien que con simples letras puede devolverle los ánimos y, de a poco, robarle el...