Capítulo 5.

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4 de septiembre del 2012
        (tres horas más tarde) 
                            Pasado     

Mateo y yo nos conocemos desde que fuimos unos bebés calvos y llorones.
Sin embargo, no hemos sido mejores amigos desde nuestra infancia, es más, antes lo odiaba.
Estábamos siempre molestándonos mutuamente hasta que en tercero de primaria todo cambió.

Nuestra pasión por Pokémon hizo que se hiciera más cercano a mi, hasta el punto de no separarme de él casi nunca.
Incluso se está saltando un día de clase para celebrar mi cumpleaños. Nadie mas haría eso por mi.

Ahora mismo estamos paseando por la playa, mientras que nos comemos un paquete de golosinas y charlamos.

-Ya te estás haciendo vieja eh, Alma.

-Lo dice el abuelo.-digo con tono de burla.

-Pero yo me conservo mejor. No ves mi cara perfecta de bebé.- dice Mateo mientras se acaricia la cara.

-La cara no se, pero tu cerebro si que es de un niño de 2 años.

-Si, pues este bebe de 2 años te acaba de robar las golosinas.

Antes de que yo pueda reaccionar, ya lo veo fuera de la playa, corriendo entre todas las personas de la calle.

-Sera estúpido ¡VEN AQUÍ, MATEO!-grito.

Al principio corría para que me diera las golosinas, pero claro, el día estaba siendo demasiado perfecto para ser verdad, así que la madre naturaleza ha decidido que empiece a llover como si fuera el fin del mundo.

Ahora juntos, corremos hacia la parada de autobús para no resfriarnos, y por suerte o por desgracia, llega al mismo tiempo que nosotros.


No arruines la magia del lugar. •Sin Corregir•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora