El Rey León 4

11. Forasteros

Vitani y cuatro de sus amigas descansaban en la pradera después de haber concluido con su ronda de cacería.

Vitani que estaba medio dormida empezó a captar un olor extraño, que no pertenecía a ninguna de sus compañeras. Se levanto y empezó a rastrear el olor.

—Chicas, huelen eso—dijo Vitani despertándolas

—Si—dijo una leona

Entonces vieron a lo lejos a un grupo de leones que se acercaban, lentamente.

—Intrusos—dijo Vitani. Las leonas se levantaron rápidamente y se prepararon para atacar de ser necesario. Tenían que sacar a esos forasteros de las tierras del reino. Corrieron rápidamente hacia los extranjeros. No eran muchos, eran dos leonas y dos leonés. Después de vivir tanto tiempo en las lejanías, aprendieron que quien no fuera de la manada era una amenaza.

Los forasteros se quedaron quietos al ver a unas leonas que corrían hacia ellos de forma hostil, estaban cansados por el viaje y lo último que querían era tener que pelear.

—¡Alto ahí, forasteros!—gruño Vitani

—¿Quiénes son y qué hacen aquí?—gruñó una de las leonas

—¡Salgan de estas tierras, intrusos!—gruñó otra leona

—No somos intrusos—dijo el león marrón

Los 4 forasteros no reconocían bien a esas leonas."¿Y si este ya no era el reino de Simba?"Pensaron

—Somos amigos del rey Simba, queremos hablar con el, el nos conoce-dijo la leona de pelaje naranja cremoso

—Venimos desde muy lejos, estamos desesperados-suplicó el león de melena de dos tonos

Dotty se acercó a Vitani y le susurró—¿Crees que dicen la verdad?

—Se ven débiles. Simba nos dirá si dicen la verdad; de todas formas no parecen estar en condiciones de pelear si intentan algo—le susurró Vitani.

—Llévenos con el, el nos recibirá—dijo nuevamente el león

—Muy bien, vamos—dijo Vitani

Las leonas escoltaron a los forasteros hacia la roca del rey.

—Esperen aquí—dijo Vitani dirigiéndose a buscar a Simba, que estaba con Nala.

—Simba, unos forasteros llegaron, dicen que son conocidos tuyos y me suplicaron verte

Simba y Nala acudieron a ver a los misteriosos viajeros. En cuanto los vieron Simba y Nala, se les salió una enorme sonrisa al ver quiénes eran. Corrieron rápidamente a saludarlos.

—¡Malka,Chumvi!—dijo Simba

—¡Tama, Jua!—dijo Nala

Malka, Tama, Chumvi abrazaron a Simba y Nala aliviados. Jua era hija de Chumvi y Kula.

—Que alegría volver a verlos—dijo Simba—Ha pasado tanto tiempo

—También estamos felices de estar aquí—dijo Tama

—Se ven cansados. ¿Tienen hambre?—preguntó Simba

Los cuatro asintieron