La fiesta no estaba mal, Julia bailaba, se divertía y conocía nuevas personas.
Todo iba perfecto hasta que entre la gente vio a una chica. Una chica de la que difícilmente olvidaría el rostro.
Una chica de cabello castaño, piel blanca y notablemente hermosa.
Fue en aquella fiesta de invierno en casa de Lucas cuando Julia volvió a ver a Roma.
Fue en aquella fiesta de invierno cuando Julia no pudo evitar acercarse, y después de tanto tiempo, por fin decir.
-Hola, Roma.