Capítulo 55. ¿Dulce o salado?

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   Lucia, vestida cual muñeca en un vestido línea A, con angostos breteles negros, abrazándola en forma de cruz sobre el estómago y cintura, donde acababa un bonito moño por delante, como sosteniendo el torso de encaje con cuello recto, lleno de pequeñas florecillas que se iban perdiendo a medida que pasaban la cintura hacia el largo de la falda que llegaba a la mitad de las pantorrillas, conformada de varias capas, en color champagne con zapatos clásicos haciendo juego; su ondulado cabello recogido en dos bonitas trenzas cosidas a los lados de su cabeza que acababan convirtiéndose en una; reía junto a la sylph.

   Nadine, por su parte, parecía querer resaltar su esencia de sylph, pues, su vestido, de igual línea que su compañera pero con modificaciones en su falda, era de un color celeste pastel, muy tenue; llegaba pues, hasta el piso y a los lados se advertía más género dando la sensación de una sobrefalda abierta; su escote descubierto con forma de corazón, parecía continuar con unas amplias mangas caídas que nacían a la misma altura, su cabello rubio con reflejos celeste cielo en tono pastel, se mantenía en una coleta, cuyo entorno era una trenza hecha con el mismo cabello, naciendo esta desde la sien, cruzando por frente de su coronilla hasta el otro lado y serpenteando el largo de su cabello. Ambas estaban disponiendo, junto a unos goblins pequeños, cómo se dispondría la mesa de dulces y salados, según lo pactado con Alin.

   —¡Esto aquí! —Un goblin pequeño ponía unas botanas horneadas en una bandeja donde había otras más con distintas formas a la que él había tomado.

   —¡No, no! —Nadine trataba de hacerle comprender, regresando el bocadillo a su bandeja original—. Eso no va allí, lo dulce con lo dulce, y lo salado con lo salado.

   —¿Dulce? —cuestionó con ternura e inocencia, sus saltones ojos café pestañeaban incrédulos.

   —Sí, dulce. Eso es dulce, eso es salado. ¿Entiendes?

   —¡Oh, sí...! —Afirmó con su cabeza contento.

   —¡Genial! —Nadine sonrió satisfecha, pues, ya era como la tercera vez que le había explicado que dulce y salado no iban juntos. Lucia no pudo evitar reír con suavidad por lo bajo viéndoles.

   —¡Esto aquí! —El pequeño volvió a tomar otra botana, esta vez salada y a ponerla con las dulces. Lucia no pudo evitar reír con ganas cubriéndose los labios para evitar ser vista u oída, cosa inevitable. Nadine amplió sus ojos y llevó las manos a sus sienes, cerrándolos.

   —Te juro, Alin, no sé cómo Jareth puede con ellos... y no puedes gritarles porque se apenan cual infantes... —Suspiró—. Que no, pequeño, es lo mismo que antes, eso es salado y esto es dulce.

   —¿Salado? ¿Dulce? —El goblin tomó uno de cada uno en cada mano suya. Nadine le vio con asombro. ¡Al fin lo había comprendido!

   —¡Eso es! —le felicitó con contento.

   —¡Salado! ¡Dulce! —repitió y Nadine hasta lo aplaudió con delicadeza.

   —¡Sí, sí! ¡Muy bien!

   —¡Salado! ¡Dulce! —El goblin se puso de pie exclamando con más volumen esta vez.

   —Oh... —Lucia le vio con preocupación—. Nadine... no los sobreexcites... Ya no lo felicites ni le festejes o se pondrá a brincar y junto a él, el resto. —La sylph vio con consternación a su compañera. ¿Lo decía en verdad? Y vio como el pequeñín engullía los dos bocados a la vez.

   —¡Cielos...! —Dejó caer sus hombros, rendida.

   —Te lo dije... —Lucia sacó pronta las dos bandejas del alcance de los goblins pequeños.

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