Capítulo 7.

910 60 11
                                    

La joven rubia se despertó en la cama del demonio abrazada a este, su ex-novio sollozaba lo más silencioso posible para no despertarla.

-¿Por qué lloras? -agarró las sábanas para secarle sus lágrimas.

-Star...lo siento...lo siento...p-perdóname... -su voz estaba quebrada.

-Tom ¿qué pasa? -se preocupó.

-Yo....yo....os he alejado... -el llanto se volvió fuerte.

El diablo se aferraba a ella sin dejar de llorar.

-¿Alejarnos? -preguntó confusa- ¿a qué te refieres?

La princesa no comprendía el motivo de su llanto pero dolía ver al chico así, le abrazó sin separarse en silencio esperando a que se calmara sintiendo dolor en su corazón. Intentaba mover sus piernas para entrelazarlas con las del chico pero la resultaba imposible.

Unas tijeras entraron en su campo de visión, pero esas no eran suyas, entonces ¿a quién pertenecían?

-No me he ido, estoy aquí Tom -besó sus labios para calmarle.

Aquello parecía no tener fin, la princesa esperó pacientemente durante horas escuchando cada palabra del chico hasta poder saber lo que quería decirla, aquello lo que tenía tanto miedo. "He dejado a Marco en la tierra casi muerto, está en coma".

-Tom ¿quién es Marco? -preguntó haciendo que el demonio dejara de llorar unos momentos.

¿Su amada Estrella no se acordaba del castaño? En cualquier otro momento hubiera aprovechado eso pero ese día no. Reunió todo el valor que pudo para contárselo.

-Tu amor...Marco Díaz.... -confesó llorando.

No podía evitar sentirse basura, por culpa de su temperamento iba a perderla de nuevo.

-¿Mi...amor? -murmuró intentando recordar algo.

Se esforzó para recordar algo pero lo máximo que lograba era una única cosa.

-¿Mi guía en la tierra? -preguntó un poco confusa.

-No era solo eso...en realidad...tú...tú...¡¡le amabas!! -confesó entre lágrimas.

-Yo no recuerdo amarle, -intentó levantarse- solo sé que es mi guía en la tierra.

-No lo intentes... -la detuvo.

-Ey Tom tus padres te están esperando para para comer -apareció​ Janna por la puerta.

-No tengo hambre.... -intentó no volver a llorar.

-Vamos a comer Tom, yo sí tengo hambre ¿me podrías ayudar? -pidió lo más suave posible.

Sin hablar el demonio se levantó cargando en brazos a la rubia para llevarla con Janna al comedor.

-¿Qué tal estáis? -preguntó la mujer una vez se sentaron los jóvenes.

-Que rico -comentó Janna al probar la comida.

-Gracias -sonrió su madre.

-Hijo come aunque sea la mitad.

Todos comían menos el pelirosa quien no podía sacarse de la cabeza que Star iba a marcharse en cuanto lo supiera todo.

-No tengo apetito padre -desanimado.

-Star dile que no te vas a ir para que coma algo -susurró la pelinegra en el oído de su amiga.

-¿Pero qué pasa? ¿Y por qué se niega a comer? -contestó en susurro la rubia.

-Tan solo díselo o no comerá -susurró Janna.

¿Volver a empezar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora