Discernirte, Plutón.

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Hay un jarrón sobre la mesa,
en él yacen dos flores, ilesas.
Las llamé Tártaro y Erebo.
Antes de morir, en ellas pensaré,
y, cuando muera, en ellas estaré.

Discernirte, Plutón, mi gran lid.
Paradoja tu nombre;
puesto que eres tú gran "hombre".
Dios de la muerte,
minúscula soy yo, al verte.
Paradoja tu misión,
esa que nubla la visión.

Cada segundo transcurrido,
ya te pertenece.
Cada latido emitido,
ya te engrandece.

Paradoja eres,
pues naces, cuando mueres.

Mueres,
y es cuando más...
Eres.

Cebada. (3/3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora