Eros

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Entre las moléculas de polvo me dejo ir, casi danzando a lo que llaman olvido, a lo que llamo muerte.

Entre tu iris me dejo fluir, casi puedo sentir cómo Dionisio se apodera de mí. Camino entre lirios, los ojos de los poetas me apuntan.

No logro decifrar sus miradas. Quizá me están ahuyentando, o pidiéndome a gritos que me quede; lo cierto es que ya no lo logro discernir.

Dejo todo, porque de tanto intentar sentir, ya no consigo hacerlo. Escribí tantas cosas que no acabé por escribir nada, y todo esto se lo debo a él.

Eros.

Cebada. (3/3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora