-1 "La historia"

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Un auto se estaciona fuera de una escuela secundaria y de el baja un joven quien se despide afectuoso del conductor, su nombre es Gabriel y hoy es su primer día de clases, mientras camina rumbo al que será de hoy en adelante su salón de clases, sigue pensando en lo desafortunado que fue el mudarse a otra ciudad alejándose de sus amigos y a escasos meses para graduarse en su antigua escuela, previamente había realizado un recorrido por la nueva academia y sabia exactamente a donde dirigirse.

Al llegar, ya el profesor se encontraba en el aula de clases y después de presentarse y saludarlo, el maestro le indico el lugar que estaba destinado para el, en unos minutos empezó la clase y le dieron la clásica bienvenida, aunque todo lo ocurrido no era del agrado de Gabriel, con toda educación agradeció el saludo y hablo algunas palabras describiendo su personalidad y preferencias.

El alcanzo a percibir que dos chicos se secreteaban quienes con burla y sarcasmo le gritaron bienvenido, no les dio importancia y se concentró en la clase, a pesar de todo, el sabia que solo preparándose y evitando problemas tendría un mejor futuro, busco en su mochila y saco una liga con la cual se hizo una coleta en su cabello, ya que este estaba un poco largo y le impedía escribir y leer bien.

La mañana transcurrió normal, a la hora del almuerzo, Gabriel esta en busca del comedor y por mas que trata, no recuerda donde esta y sigue dando vueltas confundido entre los largos pasillos, baja al segundo piso para buscar el siguiente salón y en su camino encuentra a sus compañeros burlistas.

—Hey Gabriel, ¿Ya almorzaste?— Le pregunto uno de ellos, eran cuatro muchachos en total.

—No, se me fue el tiempo buscando el comedor, ahora me dirijo a mi próxima clase.— Exclamó el con voz natural.

—Pero aun estas a tiempo.— Contesto otro joven, al que Gabriel no reconoció como compañero de aula pero estaba con los otros muchachos.

—Si, vamos, nosotros te acompañaremos, ¿Verdad amigos?, acuérdate que somos compañeros.— Dijo uno de sus conocidos compañeros, el resto de ellos les siguió el juego y casi a empujones lo llevaron al fondo del pasillo y dieron la vuelta al llegar ahí.

—Sí es broma olvídenlo.— Les dijo Gabriel tratando de regresar. —Donde quiera que este el comedor, yo se que no es en el segundo piso.— Y se dio la vuelta, pero una mano presionándolo fuerte en su brazo, se lo impidió.

—¡Oye, no seas grosero! Te estamos ayudando, vendrás con nosotros lo quieras o no.— Gabriel no opuso mas resistencia, ya que volteo para todos lados y no vio a ningún adulto alrededor, los muchachos lo condujeron hasta el baño de hombres y de un empujón lo lanzaron adentro, otro dos adolescentes al ver la escena, salieron apresurados del lugar.

—Esta bien, no hay porque ser violentos, cual es la razón de traerme aquí, ¿Drogas, un robo? Podemos llegar a un acuerdo.— Explico Gabriel, aparentaba una tranquilidad muy lejos de sentir, el no saber que se proponían sus compañeros le aterraba.

—¡Muy sencillo niñito de papí! Nosotros somos la ley aquí, no se mueve nada si no lo autorizamos, y si no la quieres pasar mal, harás todo lo que te digamos.— El se dio cuenta que no bromeaban cuando uno de ellos saco una navaja y lo amenazó poniéndola en su garganta.

—Se te va a dar un paquete el cual vas a poner en tu mochila y lo entregaras donde se te indique, en ocasiones iras a otros lugares y recogerás otros paquetes, ¿Entendiste?— Gabriel se dio cuenta que no había opciones, ya que otro joven que entraba al baño sin ser visto se alejó de la escena apresurado. 

—¿Y que si me niego?— Contesto el con dificultad por la navaja que presionaba su garganta, al tiempo que dos de ellos lo replegaban con fuerza contra la pared.

Los fantasmas del bullyingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora