Seis.

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Seguimos caminando por ahí, hasta que llegamos a una parte de la gran casa, que al parecer era la cocina, y la verdad era que es gigantesca, nos encontramos con una persona de espaldas, esa cabellera negra, juraría que la había visto de algún lado.

- ¿Hola? - Pregunto incómoda Majo, haciendo que la persona volteara, casi me tropiezo con mis propios pies al ver a la señora Mariana, aquí.

- Buenos días... - Saludo cordialmente la señora mientras nos observaba confundida, lo entiendo no creo que sea normal ver a un par de desconocidas en tu casa. - Ustedes son las chicas de la otra vez ¿no? Con las que nos tomamos una foto 

Ambas asentimos, aunque ahora que lo pienso, debería de publicar esa foto en mi instagram, lo haré cuando vuelva a mi dulce casa.

- ¡Buenos días ma'! - Saludo entusiasmada Fernanda mientras iba entrando, se detuvo cuando nos vio ahí. - ¿Y ustedes son?

- Ma... - Interrumpí rápidamente a Majo.

- Amigas de Rebeca, por cierto ¿ustedes sabrán donde esta? - Majo se mantuvo a mi lado aguantando se la risa, ¡la muy maldita se estaba burlando de mi! Mientras yo sonreí incómoda.

Ahora todo tenía sentido, ya se que habitación fue la que había visto anteriormente, y porque se me hacia tan conocida, estúpida habitación de Jos. Las dos negaron con la cabeza, y Fernanda se sentó en uno de los bancos que habían pegados a la barra, de repente apareció una señora que parecía ser del servicio.

- Señora Mariana, ya regué cada una de sus plantas, ¿gusta que le ayudé a terminar de hacer el desayuno? - La señora Mariana simplemente asintió con la cabeza y se alejó de la estufa.

- ¿Se van a quedar a desayunar? - Pregunto amablemente la señora Mariana.

- Oh no, no gracias, no queremos ser una molestia, nosotras ya nos vamos pero necesitamos hablar con Rebeca antes de irnos. - Respondí con una media sonrisa, estaba muriendo de vergüenza, en eso escuchamos las cuatro, unas voces y los pasos de personas, era obvio quienes eran.

Juro que ya estuvo que Emilia hasta aquí llego, díganle a mi mama que morí infeliz. « No seas payasa Emilia» ¡Tú cállate conciencia!
Cerré mis ojos con fuerza, no quería verlo, ¡estoy segura de que sea lo que sea que hice en la madrugada no fue algo de lo que debería de estar orgullosa! Suspire y sentí como mis labios temblaron levemente, al ver como la puerta se abría lentamente. Ni siquiera he desayunado pero juro que voy a vomitar.

- ¿Porqué siguen ustedes aquí? - Fue lo primero que salió de los labios de Jos, y así fue como todo nerviosismo que tenía dentro de mi se fue, cambiando se por un poco de indignación y enojo.

- ¡Jos! - Lo reprendió su madre, mientras lo observaba con el ceño fruncido. - Se más amable con ellas, por favor.

- Nosotras ya nos vamos. - Dije en tono lento mientras lo observaba atentamente, y el seguía con esa cara de seriedad.

Rebeca carraspeó incómoda. - ¿No se quedan a desayunar? - Ambos la volteamos a ver con cara de ¿en serio? - O tal vez no.

- Y ¿porqué tanto drama? Ya te puedes ir yendo ¿no? - Entre cerré mis ojos hacia él aún más enojada, suspire tratando de calmarme, me había dejado quedarme a dormir en su casa, eso ya era demasiado, tenía que tan siquiera intentar comprenderlo.

- ¡José Miguel! Deja de ser tan grosero, todo por eso, este par de muchachitas se quedarán a desayunar. - Jos lo miro indignado, Majo seguía aguantando se la risa, Fernanda nos observaba confundida, Rebeca seguía incómoda, y yo también observaba indignada a la señora Mariana, ¡me esta utilizando como castigo para su hijito mamón!

La Amiga De Rebeca » J.C (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora