Veintiocho.

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Y como ya me lo esperaba ahora me encontraba incomunicada con el mundo, me habían quitado a mis dos pequeños hijos... Mi bello teléfono e iPad ya no estaban más conmigo, hasta nuevo aviso.

Me recosté en mi cama con una mueca en mi rostro... Tan siquiera valió la pena la razón por la cual me metí en este lío.

Aunque mi consuelo son mis discos, que esos (gracias al cielo no me habían quitado)... Tan siquiera podré escuchar algo de música en este par de semanas.

Me cobije mientras seguía recordando la bella canción que hace unas horas me habían dedicado los chicos... Así fue que con una gran sonrisa dibujada en mi rostro, no pude evitar quedarme dormida.

***

Aunque no sabía con exactitud qué hora era, me levante de mi cama con flojera, abrí y cerré mis ojos perezosamente cuando al fin me encontraba de pie. Con pasos lentos camine hacia el baño, pues me urgía ir hacer mis necesidades.

Antes de salir después de ya haber terminado, me eche un poco de agua a la cara, así fue como todo sueño se fue de mi.

Me seque la cara con una toalla y al fin sali del baño para después bajar a prepararme algo de desayunar.

***

La casa se encontraria completamente vacía si no fuera por mi presencia, todos se habían ido desde hace unas horas... Me encontraba lo más aburrida que en algún momento podría estar.

Pues, podría utilizar la laptop y seguir disfrutando de ver a Siguiendo A Cameron... Pero el muy maldito de mi hermano había cambiado la contraseña, del internet como posiblemente de Netflix también.

Y aunque quisiera marcarle a Majo desde el teléfono de casa, tampoco podía pues los habían escondido de mi.

Para acabarla no había nada bueno en la tele, intente calmarme... Pues no me servía de nada pensar en el "hubiera", porque como dicen por ahí, el hubiera no existe.

Apague la tele y con pasos lentos subí las escaleras para al final lanzarme a mi cama, solo espero que aquí si pueda hacer algo que me entretenga durante un rato.

***

Mire mis uñas atentamente, pues me las había pintado... Lo que una hace para intentar desaburrirse.

Los únicos dos colores que existían en mis barnizes eran el azul marino y el negro. Y esta vez mis uñas estaban de color negro... Algún día comprenderé porque me gusta tanto el negro.

Me acerqué al pequeño espacio donde guardaba todo aquella cosa que tuviera mucha importancia para mí, y saque mis discos, para después comenzar a escucharlos, mis oídos se inundaron con la tonadita de Me Equivoqué.

Comencé a cantar a todo pulmón mientras trataba de remodelar mi habitación, ya me había aburrido con el estilo que tenía.

***

Ya feliz con el resultado, comencé a pegar mis pósters, sentía que mi cuarto se veía vacío sin ellos, así que, había dejado toda una pared vacía, para después llenarla completamente con todos aquellos pósters que yo tuviera.

Mientras agarraba pequeños pedazos de cinta adhesiva cantaba Herida Mortal, pero eso sí, sin perder el equilibrio, pues me encontraba encima de un banco bastante alto... Tenía los nervios de punta, de vez en cuando volteaba hacia abajo. No le tengo miedo a las alturas pero, eso no quita que no sienta cierto cosquilleo en mi estómago cada vez que vea hacia  abajo.

La Amiga De Rebeca » J.C (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora