Al día siguiente me desperté más tarde de lo habitual, gracias a la conversación con Alec me mantuve despierta la mayor parte de la noche. Reflexionando sobre sus ojos rojos y sus labios que inspiraban mi imaginación. Me regañé y me enojé conmigo misma por comportarme así con él. Intento dominar mi cuerpo, pero es inevitable cuando él está cerca.
Las palabras de Alec todavía resuenan en mi mente. Él piensa que soy una niña débil, una mimada, pero le demostraré lo contrario.
El agua caliente relaja mis músculos y calma mis pensamientos. Al salir de la bañera, me puse un conjunto de pijamas rosado, pequeño y de seda suave, el cual solía usar en casa.Al secar mi cabello y maquillarme frente al tocador, vi el reflejo de un hombre en la esquina de la habitación, lo que me hizo ahogar un grito.
Giré sobre mis talones para enfrentarlo.Alec estaba sentado con las piernas cruzadas, mientras que una mano sostenía su barbilla sin dejar de verme un solo segundo. No disimulaba el parpadeo, tanto que incluso dudé que en realidad no sea una estatua tallada a detalle.
Su mirada creó en mi pecho una mezcla de desafío y deseo que creaba una tensión palpable en el aire. El brillo de sus ojos rojos contrastaba con la suavidad de su piel pálida, y su mirada me envolvía en un aura de peligro y atracción. El silencio del castillo parecía amplificar el latido acelerado de mi corazón, respiré profundo y trate de relajarme.
Alise mi ropa, evitando contacto visual.
—¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres? —fingí tranquilidad, pero mi voz salió chillante, así que aclaré mi garganta y volví a preguntar. —¿Qué deseas?
—A ti —dijo él, levante mi vista del suelo — te está buscando Aro. Cuando termines de vestirte, ven a la sala de reuniones.
—En un segundo bajó —levanté la vista del suelo en dirección al sillón donde estaba Alec, para aún encontrarlo sentado en la misma posición. — Mensaje recibido. Ahora vete.
Chasqueo la lengua, seguido de una sonrisa y habló:
—Ten más cuidado en cómo te dirijes a mí —pronunció aquellas palabras con una ligereza, pero yo sabía que era una clara y letal amaneza.
Rápidamente se cercó a mí, quedando frente a frente, invadiendo mi espacio personal otra vez, como la noche anterior. Sus ojos rojos tenían un brillo malicioso en ellos.—Mi intención no fue... no fue ser grosera —las palabras se atoraban en mi garganta; tragé saliva. Tenía miedo; él era uno de los vampiros más poderosos y temidos de nuestro mundo, y el estar a solas con él, en un simple conjunto de pijamas, sin alguna arma punzocortante en mi mano me obligaba a hacer vulnerable.
Al tenerlo tan de cerca y la luz del día naciente como ayuda, me permitió verlo a detalle, él, como su frente es cubierta por unos cuantos cabellos rebeldes que salen de su estricto peinado, como sus cejas se fruncen de vez en cuando, y como su mandíbula firme resalta su masculinidad, a pesar de siempre estar en los infinitos dieciocho años… el cómo contrasta la suavidad de sus pómulos, que parecen que fueron esculpidos con precisión. Sus labios de un tenue color rosa, finamente delineados, insinúan un peligro latente y, por último, aquellos profundos y enigmáticos ojos rojos, que me ven reflejando una niña débil contra un hombre con siglos de sabiduría y seguro que bajo aquellas espesas pestañas oculta varios secretos.
—Dicen que los hibridos tienen cierto sabor distinto a los humanos normales ¿eso es cierto Renesmee?— su pregunta me saco de mis pensamientos.
Se acercaba cada vez más a mí, intente alejarme pero me atrapó con una mano rodeando mi cintura mientras que con la otra me sostenía el cuello.
Sus colmillos estaban ligeramente largos, y mi cuerpo se llenó de miedo
Intenté alejarlo golpeándolo con ambas manos en el pecho. Mis golpes no le provocaban la más mínima reacción, su instinto estaba controlando su sistema y estaba aterrada. Levanté mi mano hecha puño, dándole un fuerte golpe en su perfecto rostro.Su rostro se giro un poco a la izquierda, cuando volvio su rostro para verme la sonrisa que tenía en sus labios anunciaba peligro con letras grandes. Intente acertarle otro golpe pero esta vez lo esquivó, tomo mi mano hecha puño y la apreto con fuerza, causando un dolor infernal en mis nudillos. Grite de dolor. Mis piernas flaquearon y me vine en la necesidad de dejarme caer al suelo. Él al verme con los ojos llorosos se inclinó y tomó mi mano para revisarla, pero yo me aleje de su toque.
—No quiero que me toques, me haz lastimado —las lágrimas no dejaban de salir de mi rostro, mientras sentía como mi mano ardía en un dolor infernal.
Me levantó del suelo, esta vez no hice ningún otro movimiento en falso, no quiero terminar con mis huesos rotos. Apenas me recostó en la cama me aleje de él. Mis ojos aún derramaba lagrimas y sentía un nudo horrible en mi garganta.
—Eres más frágil de lo que creí.
—Pudrete —escupí en su cara.
Oh, oh. Mala idea. En un instante me tomo del pie y me jalo hasta el extremo de la cama donde el estaba.
Apretó mi mandíbula con sus largos y helados dedos. Sus ojos tomaron un rojo más encendido. Está molesto, demasiado.
—Vuelve a contestar asi y no solo tu mano estará rota.
De pronto no podía moverme; había utilizado su don paralizándome.
Él se acercaba a mí poco a poco; nuestras bocas estaban a casi nada de tocarse cuando alguien tocó la puerta y entró a la pieza.
—Alec —dijo Demitri. No podía verlo del todo, solo un poco por mi vista periférica. Su voz sonó normal como si la situación no le causara sorpresa.
—¿Qué quieres, Demitri?—preguntó Alec molesto; sin embargo, no se quitaba de encima mío.
—Aro está impaciente —dijo él, sin la intención de socorrer por mí y quitarme a su estúpido amigo. — No creo que le cause gracia que la señorita Cullen baje con la mano vendada.
Alec dijo una grosería en un perfecto italiano.
—No me culpes, tú tenías una ligera misión y mira como te encontré—. Demetri estaba disfrutando aquello; de lo contrario no se pondría tan cómodo en el marco de la puerta.
Alec sacó de la mesita de noche una venda y comenzó a ponerla en mi mano. Gracias a su don ya no sentí dolor, pero sé que me dolerá apenas lo retire.
Demetri solamente me observaba mientras que su amigo terminaba de vendarme. Quitó su don y el dolor volvió como una llama hambrienta.
Alec salió de la habitación sin decir nada más, mientras que Demetri me observó y dijo:—Aro está esperando vuestra compañía, no lo hagais esperar. — estaba por salir de la ahnitacion cuando giro sobre sus talones solo para decir;
— La mayoria de la servidumbre es humana, busca algun medicamento para el dolor con ellos.—finalizó él saliendo de la habitación.
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Entre el Cielo y el infierno (CORRECCIÓN)
FanfictionReneesme viaja a donde los vampiros que algun dia la querian muerta. Pero no solo conoce nuevas sensaciones si no tambien su corazon comienza a latie por alguien mas. Sera que el infierno en el que Alec la envuelve y seduce sera mas cautivador que...