Capítulo 2

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                                                                         5 Meses después

La voz sonó a través de los altavoces encima de mi cabeza y me despertó de mi sueño. Llevando mi brazo detrás de la espalda, luché para masajear la pesada tensión extendiéndose desde mi cuello a mi espalda. La píldora que había tomado más temprano para ayudar a relajarme estaba empezando a desaparecer, forzando mi ansiedad a la superficie.

Dios, odio volar.

Esta era la segunda vez que volaba, pero era la primera vez haciéndolo sola. La última vez, tenía a Ryan a mi lado, sosteniendo mi mano y distrayéndome de mis pensamientos locos y paranoicos. Solo digamos que miré Destino Final muchas veces. Con cada fibra de mi cuerpo, odiaba las alturas. Recuerdos corrieron a través de mi mente de la vez que Ryan me convenció de ir a Lake Monroe con él y sus amigos para hacer salto de acantilados. Sólo el nombre suena doloroso. Recuerdo cúan orgullosa estaba de mí cuando llegué a la cima del acantilado. Sin embargo, era una historia diferente cuando fue la hora de hacer la parte real del salto. Hice la cosa equivocada. Hice, lo que todos te dicen que no hagas. Miré hacia abajo. Mis pies se bloquearon, cambiando instantáneamente de idea sobre enviar a mi cuerpo por un acantilado. Ryan terminó teniendo que cargarme hacia abajo.

Mis ojos cerrados se aprietan. ¿Por qué las memorias de él son tan agridulces? Quería recordarlo, pero al mismo tiempo me dolía mucho saber que no estaba a mi lado.

Necesitando poner mi mente en otra cosa, rebusqué en mi mochila debajo del asiento y saqué mi iPod. La música últimamente parecía ser mi mecanismo de defensa. Puse los auriculares en cada oreja, y justo cuando puse mi dedo para tocar el botón de encendido, una voz severa me detuvo.

--Discúlpeme, señorita. --Miré hacia arriba para ver a una vieja azafata dándome una sonrisa--. Todos los dispositivos electrónicos necesitan estar apagados en este momento --instruyó con una voz robótica. Asentí en respuesta y quité los auriculares de mis orejas. Tanto por esa idea.

Habían cerrado completamente la escuela como una escena de crimen el día siguiente del tiroteo, dándonos un receso de verano para llorar antes de transferirnos a una escuela vecina cruzando el municipio. En mi nueva escuela, todos sabían lo que me había pasado. Los susurros y miradas compasivas que me seguían por el pasillo me dejaron insensible. Pero nada era tan humillante como romper en un ataque de pánico durante la clase en frente de todos. En un segundo estaría calculando un problema de álgebra y al siguiente, me convertiría en un lío de sollozos meciéndome como una bola en mi silla. Después del quinto ataque, los susurros se convirtieron en insultos. Fenómeno. Bicho raro. Loca; lo escuché todo.

De algún modo, me las arreglé para sobrevivir dos semanas largas y angustiosas antes de negarme a volver. En realidad, me rehusé a hacer casi todo. No comía regularmente y me había convertido de repente en una reclusa en piloto automático.

Cada persona de mi vida fue alejada mientras pasaba mis días escondida en mi habitación. Las llamadas telefónicas y mensajes fueron ignorados, incluso los de Jane. Traté de mantener mi promesa de ser un hombro fuerte para que ella se apoyara pero no podía soportar estar a su alrededor. Era un recordatorio constante de lo que perdí y cada vez que estaba cerca, el cuchillo que se había introducido en mi corazón se retorcía y se hundía más.

Y mis pobres padres, ellos intentaron todo. Me enviaron al terapeuta local en la ciudad que trató de hacer que "me abra y permitirme sanar". No estaba lista para hacer ninguna de las dos cosas. Lo que Ryan y yo teníamos juntos era algo especial que nos pertenecía sólo a nosotros. Si les contase a otras personas, sería como entregar otra pieza de él y esas piezas ya habían empezado a disminuir día a día, no quería ser la persona que arrastrara a mi familia conmigo por la calle de la depresión, pero no estaba segura de cómo pisar el freno y sanar.

Viviendo con nuestros defectos (Jimin) BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora