Me froté la parte de atrás de mi cuello, esperando que mi cerebro pudiera asumir todo lo que había ocurrido en un solo día. Antes de que tuviera la oportunidad de hacer cualquier cosa, Sophia agarró mi mano y me llevó por las escaleras para ver mi nueva habitación. Era hermosa. La enorme recamara estaba pintada de un color gris claro que le daba un ambiente relajante contra las ventanas blancas. Un enorme cabecero blanco se encaramaba detrás de una cama de gran tamaño con un brillante edredón de color coral. Una cómoda larga, a juego, cruzaba la pared al otro lado de mi cama con un televisor de pantalla plana colgando por encima de ella en la pared. Había un escritorio blanco, asentado en la esquina derecha con un sillón coral debajo que hacía juego con el edredón. Mi parte favorita de la habitación eran las puertas francesas de gran tamaño que conducían directamente a un balcón privado que era todo mío.
Deslicé mi maleta vacía debajo de mi cama y caminé alrededor. Mis tíos me habían informado durante la cena que empezaría en mi nueva escuela, Hanguk High, mañana por la mañana. Me desplomé en la cama al mismo tiempo que mi teléfono sonó. Al mirar hacia la pantalla, vi el nombre de Jane encendiéndose. Apreté el botón de ignorar y me acurruqué más cerca de la sudadera de Ryan en la que me había metido.
Nunca le había dicho que me iba, lo que muy probablemente me había nominado para el premio a la peor amiga, si es que incluso seguíamos siendo mejores amigas. Estaba segura de que si se lo hubiera dicho, ella habría tratado de persuadirme para quedarme. Así que me convencí de que estaba demasiado ocupada tratando de poner todo en orden antes de salir cómo para llamarla. La verdad era que no podía sostenerla a ella cuando ni siquiera tenía fuerzas para sostener mi propio peso.
Salí de la cama y me maldije mentalmente cuando saqué el álbum del cajón de mi mesita de noche. Agarrando mi teléfono, abrí las puertas a la terraza y salí al aire. Me acerqué al borde y miré hacia la negra noche. Me arqueé hasta quedar de puntillas, mirando por encima de la barandilla, pero sin ver nada más que oscuridad debajo de mí. Lo mismo que yo sentía por dentro.
Dándome la vuelta, me allegué a la pequeña área que mi tía había amueblado. Un pequeño sofá de dos plazas color rojo estaba frente a la saliente. Una mesa de café se asentaba en frente del sofá con velas desparramadas por todas partes sobre ella. Poco a poco me arrimé al sofá, hundiéndome hacia abajo y estirando las piernas. Abrí mi álbum y pulsé el ícono de música en mi teléfono.
Mi corazón se aceleró cuando abrí la primera página del álbum. La fotografía y Ryan siempre habían sido mis dos obsesiones. Mis padres me habían sorprendido con una nueva Canon Rebel para mi decimosexto cumpleaños. Desde el momento en que la tuve, la camara había estado pegada a mi mano.
Hojeé el libro y me subí a un viaje por el carril de la nostalgia. Cada recuerdo de mi antigua felicidad había sido capturado en las fotos y almacenado en un pequeño libro. Mi atención estuvo capturada en el libro hasta que un gemido agudo irrumpió a través del aire y llamó mi atención. Cerrando el álbum, apagué la música y me di la vuelta en mi asiento.
Un segundo más tarde, otro gemido resonó en el aire, sólo que esta vez más fuerte. El chillido-gemido sonaba como alguien teniendo su porno a un volumen demasiado alto.
Me puse de pie con rapidez, en una misión por encontrar de dónde venían los odiosos gemidos. Me acerqué de nuevo al borde del balcón y miré por encima de la cornisa, pero todavía no vi nada. La voz gimió de nuevo y volví la cabeza hacia el lado opuesto para detectar otro balcón ligeramente adyacente al mío, con una luz tenue brillando por encima dándome una visión completa de dónde venía el ruido.
¡Mierda!
Definitivamente no era una película porno en la televisión de alguien, sino en su lugar un show en vivo. Mis ojos se desorbitaron mientras observaba lo que ocurría al otro lado del patio. La primera cosa que noté (además de los ridículos gemidos) fue al tipo que estaba sentado recto en una silla grande. Su cabeza había caído hacia atrás con su placer, mientras que una chica flaca con el cabello rubio estaba a horcajadas sobre su regazo completamente desnuda. Sus caderas se movían arriba y abajo a un ritmo vigoroso encima de él.
El chico dejó escapar un gruñido profundo, agarrándola de su delgada cintura. Su ritmo se aceleró, mientras los gritos se hacían más fuertes. Jesús, la chica tenía buenos pulmones. Los dos estaban tan envueltos en sí mismos que eran completamente ajenos al hecho de que estaban dando un show de clasificación XXX donde el barrio entero lo podía ver.
Dejé escapar un profundo suspiro, pero mis ojos no los abandonaron. Era como si estuvieran pegados a las dos figuras moliéndose una contra otra. El elegante cuerpo de ella continúo su ritmo hasta que ambos finalmente exclamaron en su liberación y cayó inerte contra él. No podía entender como alguien podría acabar de tener sexo al aire libre de esa manera. Espera, ¿Quién ve a la gente tener sexo en público de esta manera? Estaba tan mal como lo que ellos hacían, si no peor.
Justo cuando me estaba preparando para darme la vuelta y entrar, la cabeza del chico se levantó y miró directamente hacia mi balcón, hacia mí. Sus ojos oscuros ardieron directamente en los míos y yo me congelé, mirando su boca formar una sonrisa socarrona.
¡Mierda! ¡Estaba muerta!
Vergüenza pasó a través de mí y rápidamente me cubrí la cara con las dos manos. Yendo a tientas por el pánico, me escondí debajo de la repisa del balcón y me arrastré por el suelo hasta que llegué a las puertas que daban a mi cuarto. Me deslicé en la habitación y cerré la puerta detrás de mí. Me lancé a mi cama y me arropé con el edredón. Cerrando los ojos, le rogué a mi cuerpo que se apagara y se fuera a dormir.
Esa noche le pedí a Dios, Buda y a cualquier otra persona que se me vino a la mente, haberme imaginado la cosa entera. Quería creer que mi mente en mal estado y mi falta de intimidad eran las que habían conjurado una imagen mental de ver a mis vecinos tener caliente sexo apasionado en frente de mí.
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Viviendo con nuestros defectos (Jimin) BTS
ФанфикPude no haber jalado el gatillo, pero también pude haber hecho que la bala no lo hiriera.