Daisy
Disparos en Escuela Secundaria matan a veinte estudiantes y a un profesor. Aquellas palabras fueron el titular de todos los canales de noticias, páginas webs, y periódicos hasta que el valor del impacto se disipó y noticias de celebridades llamaron más la atención.
Esas palabras estaban arruinándome la vida.
Mi cerebro las procesa una y otra vez, pero mi corazón las arroja lejos. Aquella pequeña frase significó el callejón sin salida al camino de mi felicidad. Se rompió hasta la última gota de esperanza acumulada en mi corazón, y luego lo apuñalaron una cuantas veces más por si acaso.
La persona más importante en mi vida había sido arrancada de mí por el egoísmo y el orgullo. Mike Stone. Recordaré su nombre hasta que tome mi último aliento. Estaba molesto con su novia porque rompió con él. Por despecho y locura, decidió llevar la pistola de su padre con él a la escuela. Dirigiéndose directamente a la primera clase de su exnovia, le disparó a ella y a todos los demás en el aula. Su estupidez homicida acabó con él disparándose a sí mismo, lo que fue inteligente de su parte, ya que si el cobarde bastardo estuviera vivo, lo habría matado con mis propias manos.
Parpadeé, fijando mis ojos en el edificio que se avecinaba a solo unos metros de mí. Mi cuerpo se estremeció cuando las gotas de lluvia gélidas cayeron sobre mí, empapando mi vestido de encaje negro y haciendo que se aferrase a mí como una segunda piel. El tiempo había igualado mi estado de ánimo impecablemente: sombrío, frío y deprimido. Mi cabello, que antes me pasaba horas arreglándolo, era ahora un desastre empapado pegado a cada lado de mi cara. Yo no podía verme, pero estaba segura de que el rímel negro, que mis temblorosas manos se habían aplicado anteriormente, ahora corría por mi cara junto con las interminables lágrimas, dejando vetas en mis mejillas.
Cuerpos vestidos de negro pasaron junto al mío inmóvil, dirigiéndose hacia el mismo lugar que yo estaba tratando de evitar. Algunos tropezaron conmigo, pero estaba demasiado aturdida como para afectarme. Mi cuerpo no me pertenecía en este momento. Mis delgadas piernas se sentían como si estuvieran pegadas al pavimento resbaladizo debajo de mí. Por costumbre, extendí la mano y acaricié la pequeña cadena alrededor de mi cuello por lo que parecía la millonésima vez en ese día. Mis manos heladas iban y venían alrededor de la cadena lentamente, dejando que el ruido de la tormenta ahogasen las voces débiles que pasaban.
Sabía lo que todo el mundo quería, y no iba a suceder.
Yo no podría hacerlo, y no lo haría.
Querían que yo saliera del aguacero y lo viera por última vez. Mis ojos se cerraron, desviando las pesadas gotas mientras inhalaba el fuerte olor de la lluvia que me rodeaba. Si hiciera lo que ellos querían, si entrase a través de esas puertas, tendría que decir adiós a la persona que aun poseía mi... corazón.
Dejé escapar otra lágrima. Esto se suponía que no tenía que suceder hasta que no estuviésemos grises y viejos. No era su momento y maldita sea, yo no estaba dispuesta a dejarlo ir.
Unos dedos fríos se envolvieron alrededor de mi brazo y me apartaron de mi trance. Todo mi cuerpo se estremeció, alcé la vista y miré al culpable de pie delante de mí. Ella estaba agarrando un paraguas de color rojo en una mano y su boca estaba completamente abierta, gritándome:
--¡Por favor, escúchame! --gritó, pidiéndome--. ¡VE A VERLO! --gritó mi mejor amiga, Jane--. ¡Te arrepentirás el resto de tu vida si no haces esto, Daisy! ¡Por favor, hazlo! --Su mano se alzó para llegar a mí, pero yo seguí alejándome. Ser arrastrada por el pavimento boca abajo, sonaba mejor que llegar a un acuerdo con el hecho de que nunca volvería a despertar de la pesadilla en la que se había convertido mi vida real.
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Viviendo con nuestros defectos (Jimin) BTS
FanficPude no haber jalado el gatillo, pero también pude haber hecho que la bala no lo hiriera.