Bella busca una Bestia

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01/12/20XX

Raquel:

La luz de la mañana alcanza mi rostro durmiente, despertar que ignoro volteándome sin abrir los ojos, tratando de ocultarme en las sábanas, cómoda y calentita, siento el suave toque de las sábanas en mis hombros y cintura, como si me abrazaran, me acurruco en una manifestación de afecto y calidez humana, pero este me sujeta contra sí, es suave y cálido pero firme,-Espe...ra.-

Desperezándome y sin salir del sueño aún, diviso un perro frente a mí, es grande corpulento y con pelaje alborotado color negro.

-Qué lindo es.- Mi mano acaricia delicadamente su cabeza al mismo tiempo que juguetea con el cabello del enorme can.

Este sonríe satisfecho sin romper su sueño.

-Debe ser un sueño agradable.- Toda adormilada y con los ojos cerrados continúo con las caricias.

-Siempre me han gustado los perros, son tan tontos y bobos, su pelaje siempre es desaliñado y a veces apestan, de verdad odian bañarse, aunque eso varía en cada uno. Son como los hombres, bestias que caminan por este mundo casi sin preocuparse de sus apariencias, mmm... sin apariencias, tal vez algunos si, como aquellas mascotas de famosos. La única diferencia es el amor, dedicación, entrega y lealtad. Los perros pueden amar de una forma desbordante a sus amos, protegerlos de cualquier mal, obedecen órdenes sin dudar y siempre están para alguien que pueda corresponderlos. Son caballeros.-

-Mi caballero de alborotada armadura.- Palabras que salen de mi boca, un reflejo de pensamientos somnolientos.

Escucho un pequeño gruñido y sujetan mi mano deteniendo las caricias, abro los ojo subo la vista y...-¡No es un perro!- Un chico grande, corpulento de piel tostada y pelo negro sujeta mi mano contra sus labios.

-¡Quién demonios es este tipo!- Sorprendida y confundida observo en silencio mi alrededor, no es mi habitación, las paredes azules con posters junto a las ropas y otras procesiones repartidas en pilas por el piso me lo confirman.

-¿¡Dónde estoy?!- Miro por debajo de las sábanas para asegurarme que no están malo como me lo imagino.

-No puede ser es peor, estoy desnuda en la cama con un chico que no conozco.-

Como si no fuera suficiente, me avergüenzo más aún al darme cuenta de la poca distancia que separa nuestros cuerpos, su mano sobre mi cintura. No puedo verlo pero de seguro estoy roja como un tomate, conteniendo mi voz y mis movimientos para evitar lo aún más bochornoso que sería si el despertará y me viera así.

-¿A quién coño le importa que te vea?, de seguro hicimos de todo anoche. Condenado sea el sexo casual entre jóvenes.

Lento trato de quitar su mano, con el plan de una vez liberada tomar mi ropa e irme, no creo llegar a la escuela a tiempo -¡Pero eso a quien le importa!-

Comienzo cuidadosamente mi plan de escape segura de que aún estoy roja, tomo su mano e mi cintura...

-Buenos días "Princesa".- Dice con una voz suave casi incitante, el moreno está despierto frente a mí, pareciera penetrarme von la mirada, ojos verdes fijos en mi sin ningún tipo de vergüenza.

-¿Pri... princesa?- Los nervios no me permiten hablar correctamente.

-Claro, una dama tan linda solo puede ser una princesa.- Una sonrisa juguetona se marca en su rostro sin quitar sus ojos de mí.

Desvío la mirada y trato de alejarme, con la intención de tomar mis cosas e irme a toda velocidad, sin importarme tener que correr desnuda por la calle.

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