Violetas|Larry|

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Era domingo por la mañana, ese día Louis era quien hacia el desayuno para los niños, por lo tanto Harry despertaba tarde.

Cuando bajó tres pares de ojos azules le observaron, Harry se dirigió a su esposo para darle un beso en la mejilla y después a sus niños para darles un besito en los labios.

—¿Cómo durmieron mis niños hermosos?

Los pequeños respondieron un pequeño bien mientras comían una barrita de cereal de colores.

—Vamos a ir con mi mamá —anuncia Louis.

—Oh bueno...está bien, iré a duch...

—Tú no irás, Harry—El ojiverde abre su boca en confusión, su ceño se frunce y solo asiente lentamente—vamonos niños.

Los pequeños le dicen adiós a Harry con la mano y salen tras de Louis. El menor camina a la puerta y apoya su frente ahí, es imposible que las lágrimas no salgan de sus ojos. Tal vez suene exagerado para algunos pero se siente devastado, él amaba a Jay, la mujer era como su segunda madre.

Su vista se levanta y observa un sobre morado en la pequeña mesa café donde dejan las llaves.

El día anterior y el anterior no había recibido nada, le había decepcionado pero pensó que tal vez quien las enviaba se había cansado, también estaba la posibilidad de que solo fuera una broma.

¿Louis la sacó del correo? ¿Y si la leyó?, su esposo jamás había invadido su privacidad. Mucho menos leer sus cartas o recibos, era muy respetuoso en ese sentido.

Lo toma con manos temblorosas y se dirige a la sala, se sienta en el sofá café de cuero. Tiembla un poco pues el asiento está frío. Sorbe sus mocos y sonríe un poco ante el olor de violetas.

Soy aquel hombre
lejano que volvió del
olvido solo para quererte
como nadie ha podido.

Atte: tu amor secreto.

Harry sonríe, su vista nublandose por las lágrimas. Camina hasta el despacho de Louis y se sienta en la silla de cuero, toma una hoja de maquina de un cajón y una pluma.

Louis ha podido quererme como yo quiero que me quieran.

Hace bolita la hoja y la tira en el cesto que su marido tiene bajo el escritorio.

Toma otra hoja y escribe solo dos palabras, un tanto frías pero es todo lo que él necesita: "¿Quién eres?"