Ernesto

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Esa noche de nuevo tuve insomnio, mis lágrimas caían, me cuestionaba muchas cosas, como fui tan ingenua por creer en un chisme de pasillo, no confiar en Alex, eso me trajo consecuencias graves, me alejó del hombre que amo, cuando yo misma creí ser valiente para afrontar todo por él, y falle. No cumplí a la promesa que me hice, creo que el daño es irreparable, Alex está muy herido, y tal vez nunca me perdone; intento comprender su actuar, tiene razón, él abro su corazón por mí, y yo no supe valorarlo, hoy me lamentó pero no sirve de nada pues lo he perdido.

También pienso en Ernesto, lo estoy engañando en estos meses a su lado no he podido enamorarme de él, es más sé que lo hago sufrir con mi actitud, el es un chico muy dulce, que me escribe muy tierno, pero mi corazón es terco y no lo ama, aún está enamorado de Alex, y creo siempre lo estará. Debo dejar de mentirle, debo terminar con está farsa, antes de que el daño sea mayor.

Al siguiente día, amanezco con los ojos rojos y con ojeras, intento cubrirlas con un poco de maquillaje, no quiero que nadie sepa que he llorado, que estoy mal, no quiero causar lastima.

Me dirijo a la escuela, no desayune, no importa, no tengo hambre, en la espera por Rose mando un mensaje.

Buenos días Ernesto. Necesitamos hablar.
Visto 6:40 AM

Buenos días, amor. Claro, dime, ¿por teléfono o quieres que nos veamos?
Visto 6:45 AM

Lo mejor será en persona, ¿puedes en la tarde en el café del centro?
Visto 6:48 AM

Para ti, siempre podré, nos vemos a las 4 amor. Cuídate y buen día.
Visto 6:50 AM

Así siempre era Ernesto, sé que le haré daño, me ha demostrado que me ama, si pudiera, obligaría a mi corazón a amarlo, lo merece, pero no puedo.

Rose al instante se dió cuenta de que me siento mal, es lógico, ella me conoce, le conté lo que tengo planeado hacer esta tarde, y sólo pudo decir que apoyaba mi decisión, y de lo de Alex, sólo le diera tiempo, ahorita está herido, es sólo eso.

El día transcurrió sin inconvenientes, hoy estaba distraída, así que de todas maneras no me hubiera percatado de absolutamente nada de lo que pasará, ni siquiera en la clase de Alex pude prestar atención, da igual después preguntaré a Rose de que trató.

Salgo de clases y me dirijo hacia el café, debo tomar un carro que me lleve hasta allá, pero está bien pues está a mitad de distancia entre la universidad de Ernesto y mi casa, así no lo haré atravesar la ciudad. Sólo pienso y medito en como diré esas palabras, nunca antes me había costado algo así, pensé en escribir una carta, soy mejor con las palabras escritas, así que en el trayecto comienzo a redactar, sin embargo estoy conciente que pese a la carta deberé hablar con él.

Querido Ernesto:

Antes que todo quiero agradecerte estos meses tan felices que pase a tu lado, eres un joven especial y de hermosos sentimientos, en verdad me duele no haber podido corresponder a ellos.

No intentaré excusarme pero trataré de dar las razones de mi decisión. Cuando comenzamos a tratarnos te confesé que estaba herida, por un amor que había jugado con mi corazón. Tú me prometiste ayudarme a olvidarlo, sanar mis heridas. Y aunque has hecho un gran trabajo, al corazón no se le puede obligar a amar.

Y te juro que lo intente, intente amarte, pero sólo conseguí quererte, y tú no te mereces un cariño a medias, te mereces a alguien que te ame con la misma intensidad con la que tú sabes amar.

No quisiera causarte este dolor, pero veo conveniente hacerlo en este momento que después, cuando el dolor sea insoportable. Deseo con todas mis fuerzas que podamos ser amigos, si esto es mucho pedir, sólo te suplico no me odies, quiero que seas feliz.

Con cariño...
Rubí

No tenía más que agregar, lágrimas caían por mi rostro, de nuevo, si era muy llorona, debo aceptarlo. El autobús de detuvo, de aquí sólo tengo que caminar unas cuantas calles hacia el café, faltaban diez minutos para las cuatro, pero siempre me ha gustado ser puntual, mi estómago está sonando, es lógico no comí nada desde el mediodía, cada paso es una tortura, sé lo que debo hacer pero eso no lo vuelve más fácil.

Entro al café, Ernesto se levanta de la mesa, para hacerme ver que está ahí, me dirijo hacia él, al llegar a su lado está a punto de darme un beso en la boca pero yo desvío mi rostro lo que hace que bese mi mejilla, lo sé soy demasiado transparente, no puedo fungir.

— ¿Estás bien? ¿Sucede algo? — pregunta desconcertado

—Necesitamos hablar Ernesto —digo mientras tomo asiento

—¿Qué deseas ordenar? —pregunta mientras llama a la mesera —. ¿Deseas comer algo? —Veo que él está tomando un café

—Un capuchino por favor y un muffin de gotas de chocolate —solicitó a la mesera quien toma mi orden y se aleja

—Y dime ¿de qué quieres hablar? —Está observando su taza de café

—Ernesto estos meses a tu lado han sido maravillosos  —Fui interrumpida por la mesera que trajo mi pedido

—No te preocupes Rubí, sabía que este momento llegaría, intenté esforzarme por ganar tu corazón, pero no fue posible y lo acepto    —Seguía sin contacto visual —. No es necesario que me despido explicaciones, no te preocupes por mí, te amo, pero quiero que seas feliz y debo aceptar que yo no soy esa felicidad

—Te quiero Ernesto —lágrimas brotaban por mi rostro de nuevo y las palabras se fueron, Ernesto me abrazó y dio un beso en mi frente.

—Será mejor que me retiré, cuídate mucho Rubí y estamos en contacto —Le extendí la carta así sin más palabras.

Y así se fue Ernesto de mi vida, ahí en ese café, lo aleje de mi vida, sé que eso es lo correcto, aún así me dolía, veía el café y el muffin pero mi hambre se había ido.

Superando Un Amor Imposible (EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora