Capítulo 36: Palabras Que Duelen...

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“Él se está yendo, y yo no puedo hacer nada...”


YeSung suspiro y después de algunos minutos de volver a recordar al que fue su primer amor, se levantó y salió del cementerio encontrándose con Hangeng que platicaba con una señora.

— Hyung... —llamó el pelinegro al chino que asintió.

— Muchas gracias Halmoni —Hangeng le sonrió a la mujer mayor.
YeSung se acercó y la señora le dio una tierna mirada.

— No estés triste —la mayor se acercó al pelinegro y tomó sus manos. — Tu destino cambiará dentro de poco —agregó la mujer.

— ¿De qué habla? —preguntó YeSung un poco curioso por lo dicho.

Hangeng también observó curioso a la mujer mayor que les dio una gran sonrisa.

— Solo digo que deberías de alejarte de quien te pone triste —la señora le extendió una pequeña flor.

El pelinegro la tomó sin entender bien a qué se refería la anciana, Hangeng asintió.

— Muchas gracias por el consejo —el chino tomó la mano del menor y comenzó a caminar hacia el auto.

— ¡Adiós, YeSung shi!!! —gritó la mujer al ver el auto desaparecer.

La anciana suspiro y entró al cementerio y camino hasta la tumba de su nieto.

— Espero que estés bien HyunWoo-ah, no te preocupes ayudaré a YeSung a buscar la felicidad que querías para él —la señora dejo una pequeña flor sobre el frío cemento y se limpió las prqueñas lágrimas que habían caído de sus ojos.

—Te prometo que todo estará bien...

Mientras tanto, YeSung seguía pensando en lo dicho por la señora mayor, tanto que no se dio cuenta que el auto se había detenido y Hangeng lo miraba raro.

— YeSung-ah!!! —alzó la voz el chino causando que el pelinegro brincara del susto.

— ¡Geng hyung! —el menor puso un puchero y salió del auto. — Casi me da un infarto.

— Te llame varias veces y no me hiciste caso, tenía que atraer tu atención de algún modo. —Hangeng sonrió burlón causando que el pelinegro agrandará su puchero.

Los dos comenzaron a caminar por la puerta principal de la mansión Kim, y YeSung sintió un poco de miedo, seguro sus padres lo regañarían y lo castigarían. Entraron a la sala donde los Kim se levanraron y abrazaron a su hijo menor, Hangeng fue junto a HeeChul que le guiñó el ojo.

— ¡Yah! ¡Kim JongWoon! ¡¿Porqué no nos dijiste nada?! —se quejó el rubio apretando a su hijo en un cálido abrazo.

— No quería que se decepcionaran de mi —susurró YeSung con voz rota escondiendo su rostro en el pecho de su rubio padre.

— Eso nunca pasará YeSungie —Jin beso los suaves y azabaches cabellos de su hijo menor. — Eres nuestro pequeño y estamos orgullosos de ti, siempre será así.

— Y nos tomó por sorpresa que no nos dijeras nada —Namjoon se acercó a su hijo y esposo. — Pensé que todo estaba bien —agregó con pesar. Y es que si hubiera notado que las cosas estaban mal, él mismo hubiera golpeado a KyuHyun.

— Lo siento abeoji —murmuró YeSung alejándose del abrazo de su padre. — Yo...

— No hagas eso YeSung-ah, esto no es culpa tuya —NamJoon le sonrió a su pequeño.

— Eso es obvio, todo es culpa del maldito ese —gruñó HeeChul atrayendo la atención de YeSung.
— Pero me las pagará.

— HeeChul-ah —dijo NamJoon. — No hables de esa manera, y sobre lo que me pediste...

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