La fiesta comenzaba a entrar en esa fase donde las personas comienzan a irse, y las que planean quedarse, cambian en electro por jazz y se dedican a charlar entre bebidas y cansancio. Piero había desaparecido hacía casi dos horas, mismas dos horas que yo había dedicado a ocupar mi mente en revisar innecesariamente una y otra vez los detalles de la fiesta.
Pero lo cierto es que por más que intentara con todas mis fuerzas sacarme de la cabeza la imagen de la expresión desilusionada de Piero en el recibidor, no podía dejar de preguntarme que era lo que había pasado allá a fuera. Evidentemente tenía que ver con Greta, la cita de Ignazio, pero mi cabeza no daba para más en ese momento. Estaba en la encrucijada de no saber si resolver mi intriga personal, o de ignorarlo todo y seguir desperdiciando mi tiempo preguntando cada veinte minutos a los asistentes si necesitaban algo más.
Me sorprendí y al mismo tiempo sentí algo de paz mezclada con regocijo cuando vi entrar a Elizabeth y Gianluca por la puerta trasera que daba al mar, tomados de la mano y mirándose ruborizados. El plan había salido a la perfección, el propósito de que Lizzie y Gian estuvieran juntos estaba concluido, y mi compañero de crimen no estaba ahí para saberlo.
En un arranque de impulsividad, y con un par de copas encima, le di una sonrisa apremiante a Elizabeth y me dispuse a buscar a Piero, hasta por debajo de las piedras si fuese necesario.
Luego de veinte minutos de ardua búsqueda, encontré a Piero que yacía sentado en el piso junto a la cama de una de las habitaciones de huéspedes con una botella de whisky casi vacía en mano. Tenía la mirada fija, vacía y perdida en la pared que tenía en frente, y a mi llegada, pareció que ni siquiera me notó entrar.
—¿Piero? —Giró hacia mí la mirada, y luego la clavó de nuevo en el suelo. El excesivo rubor de su cara me indicó que su estado respecto del alcohol ya no era muy favorable. —¿Estás bien?
Soltó una risa ahogada y rompió el silencio.
—¿Acaso eso importa? —Dijo, arrastrando las palabras. "Súper ebrio", pensé.
—¿Qué ha pasado allá abajo? Me has dejado consternada.
—Yo te diré lo que ha pasado: Lo que ha pasado... Es que hiciste una fiesta a-som-bro-sa. Y allá es donde deberías estar, no aquí. Aquí solo está la gente miserablemente ebria.
—¿Cómo tu?
Lo pensó un momento, y luego sonrió:
—Sipidipi. Y tal vez yo ya haya incluso superado ese nivel. —Dijo con los ojos fijos al frente.
Lo pensé un momento, y dado el caso de que yo ya estaba un poco alcoholizada, la gente abajo estaba por irse y no tenía nada mejor que hacer, le arrebaté la botella de whisky de la mano, y por primera vez me miró a los ojos.
—Que seamos dos. —Di un trago largo a la botella, y sentí a Piero soltar una carcajada ahogada.
—Eres todo un caso, ________. —Espetó él. —¿La anfitriona de la fiesta alcoholizándose en una habitación con una superestrella? ¬—Chasqueó la lengua negando con la cabeza en señal de desaprobación. —Michele estaría diciéndome en estos momentos lo mala prensa que doy.
—Para empezar, no eres una superestrella. Y para finalizar, Michele no está aquí. No creo que deba preocuparte.
—¿Cómo que no soy una superestrella? —Fingió decepción. —¿Qué me hace falta para serlo?
—Te falta... Un tatuaje.
—Que no lo hayas visto no significa que no lo tenga.
—Bien. ¿Un hit #1?
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I'll Follow You Into The Dark
Fanfiction________ es una chica normal, estudiante universitaria ejemplar y mejor amiga de una manager. Pero jamás supo lo que sería que alguien diera todo por ella, hasta que conoció a Piero Barone. ________ está a punto de embarcarse en una historia de...