Decidimos ir a una chocolatería que había cerca de allí, ya que no nos apetecía andar y tampoco estabamos en condiciones de hacerlo..
Pedimos un chocolate caliente, y unos churros, ya que hacia bastante tiempo que no los comiamos. Terminamos pronto de desayunar, y cuando fuimos a pagar nos dimos cuenta de que habiamos salido tan mal de la fiesta que nos habiamos dejado los bolsos.
No sabiamos que hacer, estabamos apuradisimas y decidimos explicarle al dueño de la chocolateria lo que nos había pasado...
-No, no, no. he dicho que no, no voy a perder mi dinero, con el que me tengo que solucionar la vida por unas niñatas que se han ido de fiesta y se han pillado un pedo del 15. -Dijo el hombre muy enfadado.
-Señor, por favor, yo puedo ir a casa, volveriamos en 20 minutos y les pagaríamos lo que hemos consumido, solo le pido que tenga un poco de paciencia. - le dijo Sandra, intentando tranquilizarle.
-No, ni paciencia ni hostias, Sandra. Este señor no tiene ninguna sensibilidad. ¿Niñatas? A mi un cuarenton viejo verde no me llama niñata. -Conteste yo, que creo que aun iba algo borracha.
-Ya está bien, voy a llamar a la policia. -Dijo el hombre.
Nos esperamos fuera, ya que iba a llamar como habia dicho, y teniamos que quedarnos, como era obvio, hasta que los señores agentes apareciesen. Pero derrepente, el hombre de la chocolateria, salio con cara de enfado y nos dijo:
-suerte que vuestro amiguito os ha pagado lo que debiais, porque os la ibais a cargar...
-¿Como? ¿QUE AMIGO?-contestamos las dos, con la boca abierta.
-Ese de la mesa de ahí.
Giramos la vista a la mesa que el hombre habia señalado y vimos a un chico moreno de espaldas hacia nosotras, no lo dudamos ni un segundo y nos acercamos para darle las gracias, y vimos que estaba con otro chico, que tambien estaba de espaldas, mirando hacia atras. Cuando tocamos su hombre y se giro a mirarnos nos quedamos atonitas, era.. era.. ALVARO, ALVARO GANGO. Y, ¿a qué no adivinais quien era el otro chico? CARLOS MARCO.
Ni Sandra ni yo sabiamos como reaccionar, estabamos frente a dos de nuestros idolos, y ellos nos miraban sonrientes...
''Vaya ridiculo estamos haciendo'' pensé, y me diriji hacia alvaro para darle las gracias por el asunto del chocolate..
Sandra seguía boquiabierta, por lo que la di un epequeño pellizco para que reaccionara.
-¿Esta bien?- Pregunto Alvaro, un tanto preocupado por el tono que habia adquirido la piel de sandra.
-Si.. so..solo es el shock- Dijo ella quitandome las palabras de la boca.
-Hola chicas.-Dijo carlos con esa sonrisa suya tan peculiar- ¿qué, robando un poquito?
-No, perdona, tuvimos un accidente. Eso de la cleptomania te lo dejo a ti, Rubio.
-¿De donde te has sacado eso?-pregunto totalmente desconcertado.
-Pues de que eres Carlos Marco, y de que he visto demasiados videos de AURYN.
-Ahhh, claro, ahora ya entiendo por que tu amiga y tu habeis reaccionado asi.
-Si, jaja. Lo que no entiendo es por que no habla...- Respondi lanzandole una mirada a Sandra.
-Pues no hablo porque no se que decir, la verdad.- respondio.
-Pues nos podeis decir como os llamais, por ejemplo.- dijo alvaro con interes.
-Soy Sandra, encantada.- dijo lanzandose a Alvaro, dandole dos besos, y despues a Carlos.
-Yo soy Irene, y.. si quereis dos besos, levantaros, que mi ropa es demasiado ajustada, y con el dia que tenemos no me sorprenderia que se rompiese o algo...
Los chicos se rieron.
Tras un rato de risas, de contarnos cosas y tal, llego el momento en el que se tenian que marchar. Nos pidieron nuestros numeros, y nosotras, sin dudarlo ni un segundo, se los dimos.
Llegamos a casa flipando en colores, pero con un cansancio extremo, asi que decidimos dormir un rato.
Nos despertamos a las 8 de la tarde, con un hambre exagerada, y decidimos pedir unas pizzas y ver una peli.

ESTÁS LEYENDO
Una historia interminable.
FanficSandra e Irene son dos compañeras de piso, las dos sienten un amor incondicional a Auryn. De una manera inesperada, conocen a dos de esos chicos, Alvaro y Carlos, y poco a poco, consiguen robar su corazon.