Capitulo 2.

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Una semana. Una semana es lo que llevo aquí o eso es lo que creo cuento los días pero no estoy segura si estén pasando correctamente ya que hace una semana que no veo el sol, no veo las nubes, no siento el calor, no respiro aire fresco. No he visto la lluvia y no he sentido el frio.

Los peores días de toda mi vida, mi vida es un completo desastre ahora. No sé ni quien me está observando, no sé quien esta tras todo esto. No sé su nombre ni conozco su verdadera voz, solo sé que cada vez que la escucho me pongo a llorar. Me trataran muy mal, la comida esta terrible y no puedo dormir bien cada noche las pesadillas empeoran, solo quiero salir de aquí.

Todos los días un personal conformado por tres empleados entran a mi habitación para vestirme, maquillarme, arreglar mi cabello, medirme, estudiarme, saber un poco mas de mi; una anciana, un joven y una chica de unos 20 años. Llegan y me hacen usar diferente tipos de ropa, peinan mi cabello pero con brusquedad haciéndome gritar del dolor, me tratan mal y hay veces en las que me han golpeado. Excepto la anciana, ella solo se queda observando con una sonrisa forzada como si quisiera detener a los otros dos pero fueran muy fuertes para ella y lo único que le queda hacer es mirar. No puedo hacer nada a gusto porque sé que él está mirando, lo único que hago es quedarme sentada mientras miro hacia las paredes volviéndome loca día a día.

"Buenos Días Stella" me saludo aquella voz, solté un suspiro de desagrado al llevarme de nuevo la gran decepción de que seguía encerrada, por alguna razón todas las noches me iba a acostar con la esperanza de que al despertar mi tío estuviera a mi lado.

"¿Por qué no me dejas ir?" pregunte como usualmente con un dolor en el pecho.

"Stella, basta no saldrás de aquí. Aquí pasaras el resto de tu vida si es posible debiste pensarlo mejor antes de ir a una fiesta sin permiso"

"Lo siento, por favor ya aprendí mi lección" rogué con esperanzas que me dejara ir pero el solo empezó a reír, eso era señal de que eso no pasaría baje mi vista tratando de ocultar mis lagrimas.

"Esto no es una lección, Stella. Estas secuestrada niña no saldrás de aquí hasta alguien decida comprarte"

"¡Eso es ilegal!" grite hacia la pared con lagrimas en los ojos como me gustaría poder verlo, que el me viera de frente, viera todo el daño que me estaba causando.

"Oh pequeña Stella, tan pequeña aun. Prepárate en unos minutos más llegaran a arreglarte."

"¿Para qué?, ya no quiero."

"Ya verás" corto su voz dejándome con la gran duda, el gran misterio y el gran miedo dentro de mí.

"Por favor, seré buena. Por favor, Por favor aun soy muy joven, por favor" seguí rogando mientras los otros llegaban pero la voz no me respondía seguro a través de la pared el estaba riendo de mi.

"Ya levántate niña" me ordeno la voz de Nick mientras las puertas se abrían el venia con una mirada que daba miedo y su castaño cabello medio mojado seguro por el calor de la habitación, tras el estaban Carlota la chica alta y esbelta de unos 20 años y Rosa la dulce anciana la cual me agradaba más que los otros dos al verlos me cubrí toda hasta la cabeza en la cama no quería empezar de nuevo con lo mismo de todos los días; maquillaje, ropa, tacones altos, jalones de cabello. Todo era una pesadilla.

"Rápido Stella no me hagas darte unas buenas bofetadas" amenazo Carlota dándome unos pequeños pero dolorosos golpes en la espalda. Me levante sin ganas para encontrarme con inmenso número de ropa y maquillaje frente a mí. Con tan solo verlo me enfermaba.

"¿Quieres ponerte esto?" Rosa me pregunto con una dulce sonrisa acercando a mí un vestido negro extremadamente pequeño.

"¿Por qué sigue preguntándome si me lo puedo poner si de todas formas tendré que hacerlo?" pregunte a la anciana confundida por su gentileza.

Proyecto Diana. (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora