SE INICIA LA CONQUISTA DE LA TIERRA PROMETIDA

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SE INICIA LA CONQUISTA DE LA TIERRA PROMETIDA

Campañas de "tierra arrasada"


«Sucedió después de la muerte de Moisés, siervo de Yahveh, que habló Yahveh a Josué, hijo de Nun, y ayudante de Moisés, y le dijo:

"Moisés, mi siervo, ha muerto; arriba, pues; pasa ese Jordán, tú con todo este pueblo, hacia la tierra que yo les doy (a los israelitas).

Os doy todo lugar que sea hollado por la planta de vuestros pies, según declaré a Moisés.

Desde el desierto y el Líbano hasta el Río grande, el Eufrates, (toda la tierra de los hititas) y hasta el mar Grande de poniente, será vuestro territorio.

Nadie podrá mantenerse delante de ti en todos los días de tu vida: lo mismo que estuve con Moisés estaré contigo; no te dejaré ni te abandonaré.

Sé valiente y firme, porque tú vas a dar a este pueblo la posesión del país que juré dar a sus padres".» (Josué 1:1-6)

Josué envía exploradores a investigar a la ciudad de Jericó. Estos exploradores van como espías ya que no deben ser vistos por la gente que vive allí y duermen en la casa de una prostituta llamada Rajab. El rey de Jericó es alertado, le informan que se han visto espías de los israelitas en la ciudad, por eso envía a preguntar a Rajab, quien le miente, oculta a los israelitas y les dice:

"Ya sé que Yahveh os ha dado la tierra, que nos habéis aterrorizado y que todos los habitantes de esta región han temblado ante vosotros: porque nos hemos enterado de cómo Yahveh secó las aguas del mar de Suf delante de vosotros a vuestra salida de Egipto, y lo que habéis hecho con los dos reyes amorreos del otro lado del Jordán, Sijón y Og, a quienes consagrasteis al anatema. Al oírlo, ha desfallecido nuestro corazón y no se encuentra ya nadie con aliento en vuestra presencia, porque Yahveh vuestro Dios, es Dios arriba en los cielos y abajo en la tierra. Juradme, pues, ahora por Yahveh, ya que os he tratado con bondad, que vosotros también trataréis con bondad a la casa de mi padre, y dadme una señal segura; que respetaréis la vida de mi padre y de mi madre, de mis hermanos y hermanas, y de todos los suyos, y que libraréis nuestras vidas de la muerte". Los hombres le respondieron: "Muramos nosotros en vez de vosotros, con tal de que no divulguéis nuestro asunto. Cuando Yahveh no haya entregado la tierra, te trataremos a ti con bondad y lealtad"".» (Josué 2:8-14)

Aquí está claro que la marcha de los israelitas por el desierto había generado una gran expectativa entre los pueblos que se encontraban en su camino. Todos estaban pendientes de lo que ellos hacían y las rutas que tomarían. A estos pueblos les generaba terror saber que iban a estar entre los que deberían enfrentarse con el pueblo de Yahveh.

¿Recuerdan cuando decíamos que todo se hacía para que lo vieran los otros?, ¿que las muestras de poder tan reiterativas y excesivas eran justamente para que todos las vieran? Bueno, pues, las vieron, las vieron..., y el efecto fue justo el buscado.

Ahora estamos ante la ciudad de Jericó desesperada al ver que se acerca su final y que no había nada que pudiesen hacer para evitarlo.

Para conquistar Jericó, los israelitas debían atravesar el Jordán, y en este cruce, vuelve a ocurrir algo similar a lo que había ocurrido cuando Moisés tuvo que atravesar el mar Rojo.

«Cuando el pueblo partió de sus tiendas para pasar el Jordán, los sacerdotes llevaban el arca de la alianza a la cabeza del pueblo. Y en cuanto los que llevaban el arca llegaron al Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca tocaron la orilla de las aguas, y el Jordán baja crecido hasta los bordes todo el tiempo de la siega, las aguas que bajaban de arriba se detuvieron y formaron un solo bloque a gran distancia, en Adam, la ciudad que está al lado de Sartán, mientras que las que bajaban hacia el mar de la Arabá, o mar de la Sal, se separaron por completo, y el pueblo pasó frente a Jericó.

único Dios. La historia del pueblo elegido, su motivo de ser.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora