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¿Qué pasa conmigo? ¿Acaso esto es un juego? Esto solo es una muy mala pesadilla. Una mala jugarreta.

Todo es confuso, ya nada es como yo me lo imagine. Ya nada es como antes.

Cada día es peor que el anterior.

Aún sigo algo confusa, por lo del sueño de la noche anterior.

¿Qué fue eso? ¿Qué quiso decir? ¿Quién era él? ¿Trato de decir algo? ¿Qué es lo que debo de hacer?

Más y más preguntas llenaban mi cabeza, sentía que me explotaría. Pero tengo que resistir.

Una parte de mí me dice que eso era algo que cambiaría mi vida por completo. Pero otra parte de mí tiene miedo, miedo a que todo eso se haga realidad y de confrontar todo lo que vendrá con eso.

Miedo a mi verdad.

Que todo mi tormento del pasado venga a mi de nuevo y arruine lo que he logrado formar hasta ahora. Hasta este entonces nadie sabe de mi pasado, ni amigos, ni familiares, ni ningún conocido a logrado saber mi paradero, y estoy mucho mejor así. Sola. Sola a mal acompañada.

Ya han pasado varios años que me aleje de la sociedad, de las malas compañías de la falcedad de la sociedad, de todo lo que arruinaria de alguna u otra forma mi vida.

Abro, cierro, abro, cierro mis ojos. Abro, cierro, gran suspiro estremesedor. Y se repite lo mismo por minutos. Abro, cierro, abro, cierro, abro, cierro, mis ojos. Gran suspiro. Ya estoy cansada de lo mismo, a solo, tener la compañía de mis libros y demás recuerdos. Pero de nada me sirve querer alejarme, si todo lo demás me persigue.

Quiero dormir y jamas despertar, pero tengo miedo a quedarme atrapada en mis sueños, a mis pesadillas, como ayer. Tengo enormes bolsas y ojeras debajo de mis ojos, que me hace ver mucho peor de lo que ya estoy, algo más que agregar a mi cara masacrada.

La única distracción que tengo aquí es; leer y escribir. Es lo único que tengo, lo único que realmente me importa, lo único que me queda en cosas materiales.

Mi trabajo, mi esperanza, mi amor, mi valor, todo ello me mantiene en pie y me hace buena.

Aveces, me pongo sentimental… pero es que aquí a veces hay lugar para el sentimentalismo. Y eso me hace sentir que estoy viva, y que no me tengo que hacer la sufrida en algunas ocasiones.

Cuando afuera los pájaros cantan trinando*; cuando vez que los árboles se ponen verdes; cuando el sol invita a ir fuera; cuando el cielo está tan azul, entonces... hay que aferrarse mucho más de lo debido.

Pero no soy más que una triste cara descontenta y gruñona, más que suspiros y quejas contenidas.

Ojalá todo acabe pronto, es lo que me oigo decir todos los días.

Pero se, que al final del día, cuando uno esta dispuesto a dormir, todo ocurrirá de nuevo. Me debo acostumbrar, eso lo se, pero no quiero vivir con esto el resto de mi vida.

Ya casi es media noche, aun no creo que, teniendo un libro en mi regazo no allá leído por estar pensando.

«Tengo que dormir, tengo que dormir»

Me repite mi subconsciente, pero tengo miedo, mucho más al que estoy acostumbrada, y es que esto ya esta pasando a ser parte de mi.

[…]

Despierto, tranquila, relajada, apasible. Es un tanto extraño nunca despierto así, me levanto de la cama y salgo de la habitación y dirijo a la cocina, raro todo esta... tranquilo, no hay pájaros cantando, no siento la brisa que arrastra el aire en las mañanas, salgo y el cielo esta nublado, relámpagos, rayos truenos, todo indica que habrá una tormenta. Aun y así, eso esta muy fuera de lo normal. Correr. Tengo que correr. Corro lo mas rápido que me lo permiten mis pies, siento cosquillas que algo húmedo y caliente se mueve entre el talón y pie; es sangre, he olvidado ponerme zapatos, pequeñas ramas con espina cortan mis pies, es doloroso pero soportable. Siento que mi corazón hará un agujero en mi pecho y saldrá de esté, sudor frío recorre todo mi cuerpo; frente, mejillas, nuca, espalda, axilas, piernas, por todo el cuerpo. Creí que esta noche dormiría bien, pero me equivoque. Veo con detenimiento y poco a poco llego al barranco, no espero ni un minuto más y aprieto mucho más el paso, cuando solo estoy a un metro del final del camino. Brinco, y siento el aire en todo mi cuerpo, siento como recorre cada parte de esté, como recorre cada partícula y cada átomo de mi ser, es como si estuviera recibiendo un masaje. Ahora siento miedo, y miedo de verdad, veo el final de la caída. No quiero ver. Siento y veo todo en cámara lenta. Cierro los ojos y llegó el fin.

AnsiedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora