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«Me necesitas. Yo puedo ayudarte a volver junto a tu familia. Piénsalo. Es un buen trato. ganas, yo gano.»

«Ellos pierden

Todo había quedado resuelto. Resulto que aquél chico sabía más, de lo que yo esperaba.

Me dijo todo. Toda la verdad, y lo que yo pensaba que era mi vida, nada de eso era verdad. Resulta que, yo tengo todos esos sueños, pesadillas, visiones o como quieran llamarle, gracias a que han estado experimentando conmigo, no recuerdo como se llama aquella medicación pero me hace tener alucinaciones las cuales yo veo como si fueran reales. Lo que a él más le sorprendió, según su punto de vista, es de que no me dejo llevar por estas y actuó lo mas normal posible. Le pregunte qué eran todas aquellas voces que escuchaba en mi mente, y respondió que era una forma de no inmutarme a una sola realidad y crear sus propias ventanas. También le hable de que en una ocasión estaba yo en una tipo ciudad, todo estaba desolado y que de repente alguien se acercaba corriendo en mi dirección, no supo explicarme eso, pero igual y no le tome mucha importancia. Comente en donde iba corriendo en medio de una tormenta y saltaba a un precipicio, que después despertaba en un hospital y había gente a mi alrededor, escuchaba voces a lo lejos, pero no entendía nada, y después pase de nuevo a correr bajo una tormenta y saltar. Me dijo que cuando corrí trataba de huir, pero en lugar de eso, llegue a mi verdadera realidad.

Mi verdadera realidad. Entonces, era cierto, todo era cierto, pero lo más importante. Necesitaba salir de todo esto.

[…]

—Me gusta ese poema, el que tanto recitas cada vez que tratas de concentrarte.

—Te gusta... ¿por qué?— a quién le gustaría ese poema... digo, me gusta si, a mi, pero a él por qué.

—Bueno... ¿la verdad? No lo sé, pero me gusta la forma en que lo recitas, es sereno, tranquilo, apasible, todo aquello que tú y yo no podemos ser.

«Todo lo que y yo no podemos ser»

Alaba al día...
...cuando se acaba.

Alaba al hielo...
...cuando aguanta.

Alaba la espada...
...cuando mata.

Alaba la vida...
...que ha vivido.

Recito un par de veces más, quiere memorisar y así hasta que lo logra. Ya han pasado varios días desde que él esta aquí. La verdad, no sé que quiere no sé que más tenga que hacer aquí.

***

No había parado de oír aquella voz en mi cabeza desde hacía una semana. Los mensajes eran parecidos, me prometían la forma de volver a mi verdadera vida. No quería. Eso era todo, pero mi pregunta seguía siendo la misma. ¿Quiénes pierden? Una y otra vez se oye, ya estoy harta.

Algo me dice que nada volverá a ser como antes, tengo miedo y mucho. El tiempo es lento, nada es relevante, nada es preciso, nada es coherente, nada es nada. Pero ¿cómo nada puede ser nada? Necesita haber algo para que las cosas sean nada.

Pero esto para mi es nada.

Quiero irme estar mejor de aquí, de este lugar, de mí misma, de ellos, quiero llegar a la verdad de todo, a mí propia verdad.

¿Acaso no existe algo para que yo pueda ser normal? ¿De qué trata todo esto?

Las mismas interrogantes, pero ninguna respuesta, ninguna verdad.

Quiero ser yo misma, quiero encontrar el camino, la luz, la verdad.

AnsiedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora