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Zoé.
Éramos unos simples niños cuando nos conocimos, buenos vecinos y los mejores amigos.
¿Quién iba a pensar que me iba a enamorar de aquel mocoso travieso que mis padres solían adorar? ¿Quién imaginaría que terminaría a lado de aquel ser que a mi alma hace vibrar?

–¿Porqué estás tan seria cielo? ¿No te gusto mi comida? –preguntó Anuar.
–No me gustó mi amor. –dijo Zoé procurando no sonreír.
–¿Lo dices enserio? –preguntó asombrado.
–No mi amor, la verdad es que me encantó. Enserio gracias –respondió Zoé tomándolo de las manos, para después darle un beso en la frente–. Es solo que me puse a recordar cuando éramos niños.
–Ay cielo de verdad me asustaste. Créeme que puse todo mi amor en esa comida.
–Pero si ya sabes que me encanta todo lo qué haces. –dijo Zoé mirándolo a los ojos con ternura.
–Lo sé nena, solamente quería que me vieras a los ojos de esa manera. Y... espera ¿qué cosas recordabas? –Preguntó Anuar.
–Pues todas esas aventuras juntos, todos los problemas y rumores que tuvimos que pasar. Además es lindo lo que nos pasó ¿no crees mi amor? –añadió Zoé retirando los platos de la mesa.
–Deja ahí cielo, yo los lavaré hoy –Le gritó Anuar a Zoé–. Mejor ve y espérame en el sofá.
–Oye, oye bombón ¿cuál es el motivo de tu espléndida actitud? –dijo Zoé de manera picarona.
–No es nada cielo, solamente de vez en cuando mereces que te consientan –respondió Anuar dandole un beso en los labios–. Así que espérame allá.
–Bueno, pero no te tardes bebé.
–No cielo, tranquila jaja.

Anuar.
¿Cómo iba a decirle a mi amada esposa que ya no iba a estar en su vida? ¿Cómo decírselo sin un nudo en la garganta? ¿Cómo explicarle que ya no vería más sus hermosos ojos?
Tengo que decírselo, pero no encuentro una manera, ni tampoco tengo el tacto para explicarle la situación.
Pero bueno, me iré con la mayor satisfacción y felicidad posible.

–Mi amor ¿estás bien? –gritó Zoé–. No me digas que te comió el lava platos.
–Si nena, solo espérame un momento –respondió Anuar evitando recordar todo lo que se había puesto a pensar, para no llorar.
–Oye ¿me puedes traer un vaso de agua por favor? Me dio una sed inmensa jajaja –dijo Zoé con tono burlón.
–Claro cielo, solo déjame termino de limpiar este desastre que tú no pudiste presenciar –respondió Anuar mientras llenaba un vaso con agua.
–¿Porqué tardaste tanto mi amor? ¿Seguro que estás bien? –preguntaba Zoé mientras tomaba el vaso de agua.
–Estoy bien, quiero decir... ¡súper bien! Porque estás conmigo nena –respondió Anuar mientras la abrazaba con fuerza–. Y me tarde porque me puse a recordar todas esas historias de nuestra infancia juntos.
–Recordar cosas bonitas te hace irte a otro mundo ¿no lo crees así bombón?
–La verdad si cielo, y a un mundo muy lejano –añadió Anuar.
–Y bueno dime ¿que tanto recordabas Anuar de mi vida y de mi corazón? –Preguntaba Zoé mientras se acurrucaba más en su pecho.
–Recuerdo la primera vez...

Continuará...

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