II

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Anuar.
Estábamos hablando sobre nuestros recuerdos de la infancia, una hermosa infancia que tuve; gracias a ella. A esa niña tímida que me ponía nervioso, créanme que me hacía temblar cuando me veía con esos enormes y hermosos ojos. Y ahora la tengo aquí a mi lado, disfrutando de su compañía y de su amor. Mirando esos hermosos ojos como la primera vez que los vi, besando esos dulces labios como si fuera la primera vez que le robe un beso.
Hay tantas cosas que recuerdo, tantas cosas que quisiera volver a vivir; pero claro... con ella. Con la mujer de mi vida.

–¿Qué recuerdas mi amor? –preguntó Zoé mientras acariciaba sus piernas.
–Oh si cielo, discúlpame. De nuevo me perdí en mis pensamientos jaja –respondió Anuar tomando una mano de Zoé, para después besarla con ternura.
–Bueno bombón, te escucho...
–¿Por donde empiezo amada mía? Jaja, la verdad es que son muchas cosas. Pero ¿qué te parece si nos contamos las cosas que nos parecieron más bonitas y graciosas? –añadió Anuar–. Es que no quisiera que nos pusiéramos mal por todas aquellas cosas terribles que pasamos tú y yo.
–Me agrada la idea bebé, pero tú comienzas primero –respondió Zoé con una enorme sonrisa.
–Bueno algo que realmente me pone muy contento de poder recordar, es aquella vez que fui a tu casa, y me quede a dormir ahí.
Recuerdo que todo ese día la habíamos pasado juntos jugando con tus padres; algunos juegos de mesa. Que por cierto tus padres siempre nos dejaban ganar, para que tú y yo nos abrazáramos cada vez que ganábamos jaja.
–Cierto mi amor, cierto –dijo Zoé entre risas.
–Ese día después de tanto jugar, las horas pasaron como el agua. Y ya era muy noche, y aunque mi casa estaba a unos cuantos minutos. Tú madre me ofreció cenar ahí, y después tú papá me pidió que me quedara a dormir ahí. Pero contigo... en tu recámara. Y yo la verdad iba a decirle que no, sobre todo para no incomodarte cielo, y aunque éramos niños y los mejores amigos; ya me gustabas y me tentabas a querer robarte un beso.
–Y eso hiciste mi amor jaja, me robaste muchos besos.
–Espérate... déjame terminar cielo.
–Perdón papacitooooooooooooo –dijo Zoé en tono burlón.
–Bueno, pues tu padre insistió en que me quedara a dormir contigo. Me dijo que últimamente tenías pesadillas y que quizá yo podría calmarte. Y recuerdo que yo le dije «Pero no le he pedido permiso a mis padres» y el inmediatamente le llamo a mi mamá, y ella accedió.
Subí a tu recámara, ya estabas acostada y dormías como un angelito. Y yo para no despertarte, fui a cepillarme los dientes, con aquel cepillo que tus padres tenían ahí para mí. También una pijama de rayitas que me habían regalado; me la puse e inmediatamente fui a acurrucarme contigo.
No te voy a mentir nena, la verdad es que roncabas como una bestia jajaja.
–Anuaaaaaaar jaja, que grosero –dijo Zoé dandole una palmadita en sus piernas.
–Es broma cielo, pero si roncabas jaja.
En fin, volviendo a eso... recuerdo que te abrace y tú volteaste. Estabas tan dormida, parecía que estabas muerta. Y bueno acaricie tu rostro y abriste los ojos, y lo que me dijiste cuando hice eso fue «¿Quién eres tú? ¿Acaso eres mi ángel guardián?», y yo me puse rojo y para no despertarte del todo, solo te dije «Si, yo soy tu ángel guardián. Ahora vuelve a dormir» y me abrazaste y así dormimos toda la noche. Bueno yo me dormí un poco más tarde, porque me la pasé admirándote. Parecías de otro mundo cuando la luz de la luna se ponía en tu rostro, todas tus lindas facciones resaltaban. Y por eso me dormí más tarde jaja.
Eso es una de las cosas que más ame durante nuestra infancia, que tus padres y mis padres, nos dejaran convivir juntos todo el tiempo. Y sobre todo que tu padre tuviera la confianza de dejarme dormir ahí contigo. A lado de su bebé.
–Ay mi amooooor, enserio que tierno –dijo Zoé mientras lo miraba a los ojos, para después darle un beso.
–Ahora te toca a ti cielo jaja, no te hagas y cuéntame algún recuerdo de nuestra infancia juntos.
–Ya lo sé papacito, dalay jaja.
–Bueno M A M A C I T A, te escucho –dijo Anuar mientras la abrazaba más y más.
–Uno de los recuerdos más lindos que pase contigo... bueno es qué hay muchos jaja, pero esta vez voy a contarte uno gracioso.
Recuerdo que salimos de viaje todos juntos, y con 'todos juntos' me refiero a nuestras familias. Parecíamos una manada jaja. Una muy linda y grande manada.
Pues por parte tuya, eran 5 personas:
Tus padres, tus dos hermanos mayores y tú.
Y en mi familia también éramos 5:
Mis padres, mis dos hermanas menores y yo.
Esa vez nos fuimos de aventureros a una Sierra, hacía mucho frío pero nuestros padres estaban muy emocionados porque era una sierra muy linda. Y ahí íbamos a acampar.
Cuando llegamos a ese lugar, recuerdo que estaba lloviendo y en ciertas zonas había mucho lodo; producto de la lluvia.
Y tus hermanos te molestaban, tú llevabas un gorro de tu súper héroe favorito y ellos dos te lo quitaban para molestarte. Y es que tú no los alcanzabas, aún eras pequeño comparado con esos dos grandulones jaja.
Entonces en tu intento de querer arrebatarles el gorro, los empujaste accidentalmente al lodo, y los dos quedaron llenos de lodo y olían a queso podrido. ¿Porque a queso? Pues no sé, pero así de horrible tenían el olor.
Y tú solo te reías a carcajadas, y ellos dos súper enojados. Pero pues se lo merecían por andar molestándote.
Después de todo ese alboroto, comimos y tú y yo nos fuimos a explorar. A ti te encantaba agarrar cosas que te parecieran extrañas o muy lindas. Y llegamos a un lugar lleno de hongos, eran muy bonitos y parecían ser comestibles. Y tú ya estabas a punto de comerte uno. Pero te lo quite de las manos, y te dije que quizá era venenoso.
Recuerdo que te enojaste, y yo agarré unos cuantos con una bolsita para llevárselos a mi papá y me dijera si eran venenosos o no.
Cuando llegamos al lugar donde estaban todos, tus hermanos inmediatamente comenzaron a molestarnos diciéndonos «Ay mira a los tortolitos recogiendo honguitos» y tu enojado solo les decías que dejaran de molestar. Y solo provocaste que nos quitaran los hongos jajaja. Y después el mayor de tus hermanos se comió uno, y al parecer le gusto porque se comió dos más.
Y en eso llega mi papá, y le dice a tu hermano
–¡Globoooooooo!
–¿Globo? ¿Qué globo señor?
–Estos hongos provocan que las personas se hinchen de sus rostros. Y te vas a poner como uno de ellos.
–Ay señor pero si solamente me comí tres.
–¿Tres? Pues con más razón globo vas a parecer.

Tu hermano estaba muy asustado jaja, y bueno dos horas después si se hinchó demasiado. Tú le decías que parecía una criatura del terror. Pues olía mal, y tenía su rostro inflado como globo.
Tus padres se habían ido por unas cosas; y no habían visto a tu hermano come hongos.
Hasta que llegaron y bueno, lo primero que hicieron fue preguntar «¿Quién es ese joven de ahí?» Y tú hermano se puso a llorar porque realmente si se veía horrible jajaja.
Y ya para terminar, sé que ahora tú hermano no come ningún tipo de hongo. Quizá le da miedo volver a parecer una criatura siniestra otra vez jaja –dijo Zoé entre risas.
–Lo sé cielo, pobre de él jaja. Pero aún así lo quiero y admiro mucho.
–De eso no tengo duda mi amor, no tengo la menor duda.
–Y bueno ¿qué te parece si tomamos una pequeña siesta? –preguntó Anuar.
–Claro mi amor, vamos a la cama –respondió Zoé levantándose del sofá para después ir juntos a la cama.

Continuará...

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